Epílogo

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Canción: She is the sunlight - Trading yesterday.
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OWEN

Felicidad.

Es una palabra tan fácil de pronunciar, pero un sentimiento tan difícil de encontrar, de mantener.

La mayoría de la gente conoce su significado, sin embargo, no somos conscientes de que no todos tienen la fortuna de experimentarla. Damos por sentado tantas cosas; pequeñas cosas que, si nos ponemos a pensar, no valoramos lo suficiente.

Unos padres que nos aman incondicionalmente, hermanos capaces de hacer cualquier cosa por nosotros y amigos que nos abren los ojos; ropa nueva y cómoda, comida deliciosa, un verdadero y cálido hogar... No fue hasta que supe la situación por la que había estado pasando Kara que me di cuenta de lo afortunado que había sido durante toda mi vida. La escuela secundaria fue difícil, sí, pero ¿qué adolescente no se siente como si tuviera el mundo sobre la espalda alguna vez?

Me sentía tan mal, me quejaba, inclusive lloraba, pero mi vida no fue ni la mitad de complicada como lo fue la de la mujer que ahora tengo a mi lado. Y la amo por ser tan fuerte.

La veo sonreír y no puedo evitar hacerlo yo también. La gente la ve riendo y no imaginan todo lo que tuvo que pasar para que ese gesto fuera sincero y no ensayado; no entienden que para ser feliz tuvo que pasar la peor de las desgracias, vivir desdichada. No saben lo afortunado que me siento porque sé, soy una de las razones por las que sus ojos ahora brillan. Ella y la familia que he iniciado a su lado son mi motor de vida ahora. No sé qué sería mi vida sin ellos y, con suerte, nunca tendré que averiguarlo.

Después de que Kara hubiera cerrado el capítulo anterior de su vida, todo empezó a ser más fácil. No solo en nuestra relación, sino para ella también. La cautela con la que había parecido moverse siempre, desapareció. Ese temor en la profundidad de su mirada, como si esperara que yo también desapareciera de un momento a otro, se fue para siempre.

Nunca supe qué era lo que pasaba por su mente, pero no me gustaba que pareciera esperar lo peor siempre. Trataba de alejar todas esas inseguridades día a día porque, aunque la entendía, también era algo cansado. No confiaba en ella misma, por lo que tampoco confiaba del todo en mí. Pero entonces algo cambió después de que hablara con su ex. Con Beck.

¿Qué fue? No lo sé con certeza, pero lo sigo agradeciendo hasta el día de hoy.

—Te has vuelto a perder —la escuché decir cerca de mi oído.

Parpadeé un par de veces y volví en mí al verla de pie a solo unos centímetros de distancia. Sonreía con ternura y amor brillando en sus ojos azules. Le devolví la sonrisa y envolví mis manos alrededor de su cintura.

—Pasa mucho, ¿no?

Ella asintió y acarició mi nariz con un dedo.

—Solo me gustaría saber qué pasa por tu mente cada vez que te pierdes así.

—Nada malo —le aseguré. Su ceño se frunció ligeramente y halé de ella para que se colocara a horcajadas sobre mí. Sus ojos buscaban dentro de los míos por alguna mala señal y eso me hizo reír.

Últimamente había estado pensando demasiado en nosotros, pero no eran dudas. Solo me preguntaba en qué momento de la vida todo cambió y se volvió tan bueno.

—Me da miedo cuando te vas así —susurró pasando sus dedos sobre mis labios.

Tomé su muñeca con delicadeza, besé sus yemas y le sonreí para tranquilizarla; todo esto sin dejar de verla a los ojos.

Sin ver atrás ✔ (EN LIBRERÍAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora