Inquietantes ojos azules

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Era el momento. Nunca pensó que se tardarían tanto para llegar a ese instante. En verdad nunca pensó siquiera llegar. Pero ahí estaban, bajo un gran árbol de roble de color ocre, ambos viéndose a los ojos. Hacía frio y el otoño cubría Hogwarts con su mano fría. Era el último día de octubre. Con el aliento de Pastel de Ilusión Nostalgia en sus bocas el vaho que exhalaban era dulce.

A pesar de tener guantes, Hermione pudo sentir el calor que brotaba de la mano de Draco cuando la puso en su barbilla para alzar su rostro mientras se acercaba a ella.

Era el momento.

Poco más de un mes atrás

La Premio Anual de Hogwarts se encontraba reclinada en su silla favorita de la biblioteca. Cerca de una gran ventana que quedaba en un rincón del sitio, donde poca gente pasaba pero la luz de sol entraba calentando los pasillos olor a papel viejo. Ese olor era encantador.

Había una disertación que entregar a final de curso para Cuidado de Criaturas Mágicas. El tema había sido más que oportuno: "Campo de direccionamiento preferente para estudio a profundidad, especializándose en una criatura semi−humana/semi−mágica". Hermione no tuvo que pensar mucho para irse por el tema que le apasionaba desde que había iniciado su séptimo año: Las Veelas macho.

Redactar el entregable había resultado un poco más desafiante de lo que hubiera pensado, pues información oficial era poca y la que sabía, era de materia confidencial. Tampoco era de su interés particular difundir detalles, que uno, le afectaban de alguna manera y dos, atentaban contra la privacidad de ellos. El respeto era una máxima en su vida.

Había consultado con "su" Veela personal sobre la pertinencia de elaborar un trabajo que dilucidara a la comunidad mágica sobre la forma de vida y procreación de la Veela macho, para un entendimiento y restablecimiento de derechos. Varias veces profanados en siglos pasados.

−"Bueno, sí crees que un solo trabajo podría trascender más allá de las paredes de este colegio, continúa".

Eso le había dicho y su entusiasmo por realizarlo no pudo haber sido mejor. Del Diario de la Veela había tomado aspectos generales que llevaran a concesos de acuerdo comunes una vez sabidos. Nunca tomó particularidades personales de los Malfoy, ni secretos de matanza perpetuados por ellos.

Tan absorta estaba redactado un párrafo, el cual llevaba diez veces puliendo, que fue el sonido de una maleta sobre su mesa de trabajo el que la hizo levantar la cabeza y ver a Harry Potter con mirada seria.

−Harry−saludó Hermione viéndole para retomar su vista en su pergamino.

−Necesitamos hablar.

−¿Cómo hicimos con Ron el lunes? Paso.

El disgusto con su mejor amigo de cabello rojo había sido del tamaño de Asia. Habían pasado el fin de semana completo sin encontrarse cuando Hermione y Harry se vieron las caras desde la pelea que el chico de ojos verdes había sostenido con Malfoy.

No la ignoraron y de hecho el trato había sido absolutamente cortés. Cómo si un "Obliviate" los hubiese golpeado durante esos dos días. Y realmente gracias en mayor parte a su horario de lunes. Encantamientos y Transfiguración eran los únicos bloques compartidos. Horas donde Hermione con toda su diplomacia se acercó a ellos para hablar. Ellos simplemente sonreían y le decían que en la comida, cuando pudiesen hablar en privado. Ella no le pareció mala idea del todo.

Los últimos bloques que eran Aritmancia y Runas Antiguas para ella, no pudo ver ni a Harry ni a Ron, que veían por su parte Adivinación y Estudios Muggle. Así que cuando se encontraron al final del día, a eso de las siete de la noche, cuando todos los estudiantes estaban comiendo, decidieron ir a la Sala de Menesteres. La chica sabía que se acercaba una tormenta apenas y cruzó la puerta mágica.

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