[05]. Dictadura y libertad

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Faltaba ya menos de un día para que nuestros padres se fueran de viaje, y estábamos impacientes debido a que sabíamos que no aguantaríamos ni un día en casa de nuestra tía. Pero tendríamos que intentarlo, no nos iríamos sin antes luchar. Nuestra tía nunca había sido amable con nosotros. Parece como si nuestra sola presencia la molestara en unos límites insospechados. Lo que no podíamos imaginar era porque, ni siquiera nos había explicado que la habíamos podido hacer para que nos odiara de esa manera. Solo faltaba que en realidad no nos odiara, y solo lo hiciera para que no la cogiésemos cariño. Pero yo creo que no era por eso. Mi hermano tampoco tenía ganas de verla, pero no nos quedaba más remedio que contentar a nuestros padres, por lo menos en este aspecto, así por lo menos hacíamos algo bien, aunque no duráramos ni un día.

Lo que menos me apetecía era cruzarme con ella, pero no nos quedaba más remedio. Además es que las parejas que tenía, eran igual o peor que ella, por lo que se hacía más insoportable.

Nos iba a costar mucho estar sin nuestros padres dos semanas. Ya han tenido más viajes, pero duraban menos tiempo. Así que solo esperaba que se pasara enseguida. Otra de las peores cosas es que no íbamos a ir al campamento del instituto, pero teníamos que ir a clase igual, por lo que iba a ser un martirio. ¿Encima quién iba a estar en clase? Matt. Él tampoco iba a ir al campamento, y me molestaba bastante, y ya sabía a ciencia cierta por qué. Me gustaba, pero no quería admitirlo. Sobre todo porque básicamente no quería que me dijera que no sentía lo mismo, y me partiera el corazón. No quería sufrir por una persona como él.

Hablando y pensando de otras cosas, creo que mi hermano está muy coladito por una chica. Le he visto muy nervioso estos días, sobre todo cuando pasaba una chica por su lado. Esa chica es nuestra amiga Joanne. La verdad es que nunca me había fijado, pero creo que siente algo por ella desde hace tiempo. Un día se lo preguntaré, solo esperaba que no me diera largas. Cada vez que quiere evitar hablar de alguna cosa, hace lo mismo, pero al final acaba hablando de ello. ¿Raro, verdad? Aunque haré alguna cosa para que lo confiese, y sé varios trucos que no he utilizado, pero ya tengo la oportunidad. Y algún día la aprovecharé.

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Ya ha llegado el momento de despedirnos de nuestros padres. Parece mentira que se vayan a ir dos semanas. Pero es lo que hay, así que no nos quedará más remedio que sufrir lo que haya que sufrir con nuestra tía. Mi hermano y yo lo que queremos es la libertad, no la dictadura que siempre impone ella.

Nos encontramos en el aeropuerto, esperando a que avisaran sobre su vuelo. Pero ya quedaba poco, así que ya habíamos hecho las despedidas para que no perdieran el tiempo. Y acertamos, porque ahora mismo empezaron a llamar por megafonía a ese avión.

- Bueno chicos, espero que os portéis bien mientras no estemos aquí - dijo nuestra madre

- Tranquila, sabes que no somos de portarnos mal cuando no estáis

- De acuerdo chicos. Intentad disfrutar el tiempo que estéis con vuestra tía - comentó papá

- Por supuesto. Adiós, que os lo paséis bien

- Lo haremos, y os traeremos regalos. Hasta dentro de dos semanas

- Adiós - dijimos mi hermano y yo al unísono

De momento estábamos felices, pero esa felicidad se rompió cuando escuchamos a nuestra tía llamarnos. Y como no, a gritos, que eso se la daba genial.

- Chicos, ¿qué hacéis todavía aquí? Ya tendríais que estar dirigiéndoos hacia casa. No quiero que deis ningún espectáculo

- Lo que digas - la contestamos

Todo por un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora