[10] Resaca y quedada de Cupidos

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No podía ser que me encontrara tan cansada. Lo único que quería era dormir lo que quedaba del día. Pero no iba a poder ser porque mi móvil no paraba de sonar. Menos puntos para el que estuviera llamando. No quería contestar, así que lo único que hice fue ponerle en silencio, cosa que hizo que mirara la hora, y ya eran las 11 am. Y sí, me levanté como nunca me había levantado. Me pareció muy raro no escuchar a nadie todavía por la casa, por lo que aproveché para poder hacerme el desayuno sin que nadie me molestara. Y lo conseguí. Los demás que se hagan ellos el desayuno.

Por lo que sabía, se habían quedado todos en mi casa, habiendo antes pedido permiso a sus padres, por supuesto. De esta manera no tenían que traernos a nosotros y hacer otro viaje a sus respectivas casas, ni llevar a los demás. Mientras me dirigía a la habitación, decidí cotillear en las demás habitaciones, para saber porque no se habían levantado aún. Pero me imaginaba que algunos eran porque tendrían una resaca de cuidado, y los demás por el cansancio de estar bailando. Y acerté.

Mi hermano se encontraba en su habitación, abrazando a una almohada. Yo creo que se piensa que está abrazando a alguien. Es muy mono cuando se encuentra así. Eric y Joanne estaban en otra habitación, muy acurrucados para mi gusto, pero yo no puedo hacer nada. Creo que voy a sacar una foto para haber cómo reaccionan cuando se la enseñe. Y por último, en la otra habitación se encontraban Sam y Meredith, lo que pasa es que en esta ocasión, quién estaba en el suelo era Sam, y ella en la cama. Lo que hice fue felicitarla en mi mente.

Tras hacer el recorrido por las habitaciones, decidí ir otra vez a la cocina y comerme el desayuno antes de que decidieran levantarse, y suplicarme que también les hiciera el desayuno. Lo que no entiendo es cómo les sigo haciendo caso, pero esta vez lo haré diferente. Me haré la dormida. Y dejaré todo recogido como si no hubiera hecho nada. Espero que esto funcione. Así que en cuanto acabé, y lo dejé todo en su sitio, volví a mi habitación. Quedándome otra vez dormida.

La verdad es que me funciono muy bien, porque media hora después me despertó mi hermano diciéndome que ya habían desayunado. Y me preguntó que si yo podía recoger las cosas. Pero le mandé la mierda. Menos mal que por una vez me hizo caso cuando se lo dije y recogieron ellos.

- ¿No vas a desayunar? – me preguntó Sam

- Ya desayuné – al decir esto, todos se quedaron mirándome sorprendidos

- ¿Qué? ¿Cuándo te levantaste a desayunar? – siguió interrogando mi hermano, como no

- Pues mientras todos dormíais muy a gusto. Porque sabía que si no tendría que hacer yo todo el desayuno vuestro, y no hay ganas.

- Vale, tienes razón. – Me dijo Joanne – ¿No viste nada raro, no?

- ¿Cómo qué? – la miré, lo que la puso más nerviosa. Y la enseñé la foto.

Todos fueron a verla, y al ver la cara que pusieron los dos implicados, no pudimos evitar reírnos. Pero yo paré de reírme en cuanto vi la vergüenza que estaban pasando. Me alegra que puedan estar juntos, pero si lo quieren estar o lo están, ya nos lo dirán. No les voy a presionar, por lo menos no por mi parte. Los demás ya no lo sé. Pero tendré que hablar con ellos de este tema.

Tras este genial desayuno, mi hermano y yo decidimos limpiar algo la casa. Eso sí, antes echamos a los chicos y obligué a mi hermano a que se tomara una pastilla para que se le pasara algo la resaca. Se notaba que lo estaba pasando bastante mal, por lo que tuve un poco de compasión de él, pero al poco rato también le dije que se lo merecía, más que nada por haber bebido bastante por la noche. Menos mal que cuando llegamos a casa, no se encontraban nuestros padres. Le hubieran echado una buena bronca.

Todo por un amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora