Capítulo 28: Sueño Compartido

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Los días pasaban, convirtiéndose en semanas, que a su vez, terminaron convirtiéndose en un mes.

El enemigo había recibido una gran derrota, pero, lamentablemente, no era una derrota permanente. Ellos volverían, continuarían atacándolos, y no había forma de detenerlos, bueno, no aún.

El problema era que nadie se preocupaba por lo que el enemigo hiciera o dejara de hacer. Todos se encontraban muy preocupados por Celeste, sí, así es; durante la confrontación con el enemigo, ella fue herida; gravemente herida. Ya había un mes, por suerte lograron regresar a tiempo, lograron salvarla. Pero, por desgracia, seguía sin despertar; su herida no empeoraba, pero tampoco mejoraba. Todos temían que no resistiera, que no lograra despertar.

Luna, ella jamás se separó de su compañera; permanecía día y noche vigilando su sueño, sueño que, a la vista de todos, parecía ser eterno. Mientras Celeste dormía en su cama, inmóvil; Luna no se apartaba, con su cuerpo recostado en el suelo y la cabeza sobre el borde de la cama, la observaba sin descanso. Ni siquiera podían conseguir que comiera algo, solo Chimuelo podía lograrlo.

-¿Cómo sigue?-Indagó Hipo entrando a la habitación junto a Chimuelo.

-Igual que ayer.-Musitó su madre, pues ella se encargaba de cuidar de Celeste.-La fiebre no ha regresado, su herida aun no sana y, bueno, sigue sin despertar.-Continuó dirigiéndose hacia Hipo después de terminar de acomodar ciertas cosas utilizadas para curar a Celeste.

-¿Y, Luna?...-

-Sigue sin comer.-Al escuchar esto, Chimuelo se dirigió hasta su semejante, tratando de llamar su atención a través de gruñidos y golpeteos leves en su costado.

Después de mucho insistir, Luna giró levemente la cabeza, aun sin dejar de mirar a su amiga, pero observando también al preocupado dragón junto a ella. Chimuelo continuó llamándola, indicándole que debía comer. Fue en ese momento cuando Hipo regresó con una cesta llena de pescado fresco, acercándolo hasta ellos, invitándola a comer. Luna accedió a hacerlo, llevando a Chimuelo con ella, para que el también comiera. Aun así, en ningún momento aparto su mirada de Celeste, teniendo aun la esperanza de verla despertar. Esperanza que existía en todos los presentes.

-Nadie se resiste a tus encantos, he...-Bromeo Valka, animando tanto a los dragones como a su hijo, quien no logro contener una pequeña sonrisa.-No me sorprendería que algún día llegaran a haber más Furias Nocturnas en Berk.-Confesó de repente.

-¿Q-qué?-Murmuró Hipo con mirada sorprendida.

-Vamos hijo. No me digas que no habían pensado en eso.-Le respondió.-Ellos podrían ser los últimos de su especie. Tienen la misma edad. Y por Odín, Hipo... Lo que existe entre ellos no es una simple amistad, si sabes a lo que me refiero.

-Q-que...Amm yo...ahh. Yo jamás dije que no lo haya pensado. Pero......no creí que lo mencionaras, y mucho menos en estas circunstancias.-Se defendió.

Tanto Chimuelo como Luna seguían comiendo sin tomar en cuenta lo que Hipo y Valka decían.

&

Por la tarde, en la aldea. Todos realizaban sus actividades diarias. Hipo se encontraba ayudando a Bocón en la Fragua aunque no se concentraba lo suficiente en la silla que se suponía debía estar haciendo.

-Y... ¿Cómo sigue Celeste?-Habló al fin Bocón.

-Ahh bien. Bueno, aun no tiene cambios.-Contesto cortamente Hipo.

-Hmmm ya veo.-Musitó.- ¿Y, Alina?-Continuó curioso.

-Ah q-qué... Alina, ¿qué pasa con ella?-Dijo rápidamente dejando su "trabajo" a un lado y girándose para ver al vikingo a sus espaldas.

La Venganza Del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora