CAPITULO 3: LA SITUACIÓN.

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Abro los ojos lentamente y me encuentro mirando el techo.

Logro sentarme y me da un mareo seguido de una punzada en mi cabeza que me saca un quejido. Me llevo la mano a la cabeza y siento una venda alrededor de ella.

Estoy sentado en uno de los sillones de la sala de mi casa. Cierro los ojos al sentir como los recuerdos se enciman uno sobre otro dándome un dolor de cabeza, pero al recordar todo me pongo de pie con un salto.

Y me da otro ligero mareo.

-Ese par de bastardos...- barro con mi vista la estancia de mi casa en busca de Fernando y su pequeño malandro. Pero no hay un solo ruido de en la casa.

De hecho no hay un solo ruido. Y no me refiero a cuando crees que tu casa está tranquila, literalmente no hay un solo ruido. Ni autos. Ni pájaros o cualquier otro animal... ni personas.

Hay un silencio sepulcral rodándome que consigue inquietarme.

-Hola... ¿Mamá? ¿Tom?- los llamo pero no hay respuesta. Un escalofrió recorre mi espina dorsal.

Llego a la cocina y tomo un cuchillo... pero no hay nadie en mi casa, ya revise cada cuarto, el baño, la cocina, la estancia, el jardín... nada, no hay nadie más aquí.

-¿Qué está pasando?- murmuro en un hilo de voz.

Enciendo el televisor y el logotipo de la SEDENA con la frase: "ALERTA NACIONAL" Justo debajo aparece en mi televisor con una voz masculina de fondo.

Enciendo el televisor y el logotipo de la SEDENA con la frase: "ALERTA NACIONAL" Justo debajo aparece en mi televisor con una voz masculina de fondo

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Alerta nacional, Alerta nacional, esta transmisión no es un simulacro por favor escuche con atención el siguiente mensaje:

Presidencia de la república y Secretaria de la Defensa Nacional a 6 horas con 17 minutos del 24 de Septiembre del 2017. Alerta centrada en protección civil, resguárdese en un lugar seguro, alerta centrada en protección civil, resguárdese en un lugar seguro. No salga de su casa y conserve la calma hasta que las autoridades lo lleven a algún centro de seguridad. Los sistemas de transmisión, telecomunicaciones y servicios de emergencia no estarán disponibles hasta nuevo aviso.

Al terminar de decir esto inmediatamente se repite el mensaje, cambio de canal varias veces pero es lo mismo, el mismo mensaje se repite en bucle en todos los canales.

Corro a la cocina ya oficialmente presa del pánico y enciendo la radio, pero en todas las estaciones solo hay estática hasta que por fin encuentro algo.

-Bueno, parece que mi hora ha llegado, esa puerta no resistirá por siempre y ya se me termino la comida- la voz del locutor se escucha apagada... resignada- Estoy en la mierda ¿No? Aquí encerrado con los infectados- el locutor suspira y suelta una corta y apagada carcajada nostálgica- Ni siquiera sé por qué hago esto, me aferro a este puto micrófono como si alguien me escuchara, debo ser el único ser vivo por aquí.

De fondo se escuchan golpes en una puerta.

-Esas putas cosas no tardaran en entrar y comerme, y espero que así sea, ya estoy harto, llevo cuatro días encerrado en esta cabina, rodeado de compañeros muertos y los que no fueron devorados ahora son infectados, no tengo comida y no tengo forma de salir. Afuera ya no hay ruido desde hace dos días y siento que enloqueceré... no me lo esperaba, nadie de hecho lo esperaba pero ya es una realidad y tenemos que aceptarlo... este es el fin del mundo. El apocalipsis zombi ha llegado aunque bueno, he estado pensando y – golpes más seguidos y fuertes lo interrumpen- esos malditos ya casi consiguen entrar... ¿Qué decía? ¡Ah sí! Lo he estado pensando y no creo que ellos sean zombis, es algo más, los zombis son muertos vivientes, como en The walking dead y las películas, pero como zombis ellos no corren; sin embargo estos... infectados... los puedes matar atravesándoles un órgano importante como el cerebro o incluso el corazón, lo sé... yo lo he visto. Si fueran zombis no les debería afectar que les cortes a garganta o les atravieses el corazón.

Los golpes en la puerta se escuchan más fuertes seguidos de unos gruñidos y unos gritos que jamás había escuchado, pero no parecen animales. Ni siquiera humanos.

-Como sea, no creo estar listo y no creo que nadie lo esté... mamá si estas escuchándome... te amo, a ti y a papá... y si hay alguien más escuchándome, te deseo buena suerte, recuerda, los infectados ya no son humanos, ellos solo buscan alimentarse de carne no importa si es humana o animal, solo buscan alimentarse y... bueno, sean todos bienvenidos al puto fin del mundo.

Al terminar de decir esto se escucha como la puerta cae y el sonido de un disparo seguido de gritos de terror y esos infernales (y nada humanos) gritos llena mi casa. Apago la radio y me quedo estático.

¿Apocalipsis zombi? ¿Fin del mundo? Y es en eso que recuerdo el mensaje de la televisión ¡24 de septiembre del 2017!

Miro mi reloj de pulsera y pongo los ojos como platos: 27 de Septiembre.

¡Pero si estábamos a 23!... cuatro días inconsciente... no me lo creo.

Mi cuerpo comienza a temblar y mis ojos se empiezan a empañar por las lágrimas, no, no, no, no.

-¡No puede ser verdad!- exclamo dando vueltas por toda mi sala. Corro desesperadamente al jardín y no hay un solo ruido.

Hace un tiempo afuera se escuchaba un gran alboroto y ahora parece que todos hubieran desaparecido. Abro el porton y veo... lo que queda del mundo... la calle esta desierta, al final de mi calle la patrulla se encuentra abandonada al igual que la ambulancia, ambas manchadas con sangre, solo hay un par de autos abandonados...

¿Cómo es posible?- pienso al ver tanta desolación. Pero entonces me percato de una figura que dobla la esquina caminando torpemente, por un momento siento alegría al saber que no estoy solo... pero se esfuma al verla más de cerca. Es una mujer, como dije camina de forma torpe y errática, su boca esta manchada con sangre seca al igual que su blusa, sus ojos... sus ojos no están, o mejor dicho si están, lo que desapareció fue su iris, dando como resultado unos ojos totalmente blancos.

Ella al verme corre en mi dirección lanzando gritos muy agudos y aterradores. Cierro el portón y la mujer lo golpea tratando de entrar, retrocedo, caigo de espaldas y me levanto rápidamente corriendo a mi casa.

Entonces esta es la situación... estuve cuatro días inconsciente porque un par de desgraciados me golpearon y despierto solo, en medio de un apocalipsis zombi...

Estoy muerto del miedo...

Estoy aterrado... estoy... estoy.... Estoy jodido.

Llego a la cocina y noto un papel doblado sobre el desayunador.

Carlos.

He venido a casa para ver si habías llegado pero no estabas, iré por tu hermano al kínder, si lees esto espérame en casa, escuche que los militares cerraran todo el barrio y no permitirán el paso, además creo que están evacuando personas. Volveré lo más rápido que pueda, si por alguna razón tardo más de un día en volver toma un autobús a Santa Clara, trataremos de llegar ahí... te amo hijo.

Tu mamá.

LA INFECCIÓN I - ENTRE LOS INFECTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora