CAPITULO 9: UN NUEVO TERROR.

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*POR FAVOR REPRODUCE EL VÍDEO Y COLÓCATE AUDÍFONOS PARA UNA MEJOR EXPERIENCIA :v*

Entre las calles del fraccionamiento caminan errantes los infectados soltando bramidos al aire, cuando creen escuchar que alguno de sus compañeros encontró alimento corren frenéticamente en su dirección.

Un millón de años de evolución se redujeron a nada en cuestión de horas, las emociones, los valores, el orden, las reglas, la sociedad, todo aquello construido por el hombre durante cientos de miles de años ahora ya son parte de la historia, una historia que actualmente pende de un hilo que la evita caer al vacío del olvido.

Y es en una de las casas que una chica revisa la alacena de la cocina depositando todo lo que puede resultar útil en la mesa antes de dejar el lugar y a su nuevo y triste compañero.

-Creo que con eso será suficiente- afirma para sí misma al ver la comida enlatada, hay comida ya preparada y guardada en recipientes en el refrigerador, si la casa estuviera completamente vacía con gusto calentaría la comida para darse un rico banquete de arrachera, acompañada de machaca y una rica capirotada de postre.

Pero no es su casa, es la casa del ya fallecido amigo de su compañero, y comerse la comida del difunto no es correcto ¿cierto?

Como sea pronto se ira, y es lo mejor para ella, no quiere cargar con el peso de lasos emocionales con otras personas, ya se ha dado cuenta que a la larga eso lastima. Si acompaño a Carlos fue con la intención de ayudarlo a encontrar a su amigo, ahora que ya lo hizo, no tiene nada más que hacer ahí.

-Lo mejor es irse pronto- se repite a sí misma.

******

POV KEREN

Subo las escaleras en dirección a la habitación donde deje a Carlos con la intención de despedirme, lo haré rápido y me iré, no quiero formar relación con nadie, me aterra la idea de cogerle cariño a alguien y perderlo al poco tiempo.

-Es mejor así- me digo en voz baja.

Empujo lentamente la puerta de la habitación y al entrar no encuentro a Carlos en ningún lado, me fijo en el otro extremo del cuarto y veo dos bultos, uno al lado del otro, cubiertos por una sábana blanca, su amigo y la madre del mismo.

Abandono el lugar y me acerco a la puerta que esta al costado del pasillo y toco la puerta suavemente. Al no escuchar nada empujo la puerta y me encuentro a Carlos al interior de la habitación. Está sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared y la cabeza baja.

No hace ningún ruido o movimiento, solo escucho como trata de calmar su propia respiración.

-¿Puedo pasar?- le pregunto y obtengo el silencio como respuesta. Silencio que interpreto como: adelante.

No tiene la chaqueta puesta y sus ojos marrones están hinchados, además su cabello esta revuelto.

Me siento a su lado sin hacer ruido y por un minuto nadie dice nada, el silencio es una barrera entre los dos, una barrera que me da miedo romper, no por su reacción, sino porque no sé qué decirle. Y es que, además, yo tampoco estoy en condiciones de dar consejos.

En realidad, somos dos perfectos desconocidos que se acaban de conocer. Lo cual genera cierta incomodidad.

¿Y porque estoy aquí? ¿Porque me preocupo y estoy sentada al lado de un perfecto desconocido?

No lo sé, tal vez el ayudar a los demás es un sentimiento tan antiguo y natural en el ser humano... y aún más natural si se trata de mí.

Al final opto por tomar una de las fotografías que están en medio de los dos. Es una fotografía con un Carlos en versión infantil, mucho más bajito, con el brazo encima del hombro de otro niño un poco más alto que él, ambos sonrientes en medio del campo con unos árboles de fondo... ambos con una playera que reza: Un árbol por el planeta.

LA INFECCIÓN I - ENTRE LOS INFECTADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora