10. Cita

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--¿Madre-- los sonidos hacían eco.
Nadie contestaba así que supuse que nadie residía allí.
Con la confianza neta que poseía entré con paso firme y me despoje de mi sudadera para ir a la cocina por un poco de agua fresca con que calmar el infernal calor. Apunto de abrir la puerta del medio refrigerador escuché unos susurros acompañados de pasos pesados que provenían de mi cuarto, con el ceño fruncido y un poco de duda me di confianza para ir a echar un vistazo <a lo mejor mi madre sí se encontraba allí pero por alguna razón no alcanzó a escucharme> cada vez que me acercaba algo me decía dentro de mi que me alejara pero no pasó; abrí la puerta y el tiempo transcurrió lentamente; una sombra con forma de hombre con una poderosa espalda y altura impresionante se apagó volviendo el viento agresivo con una gran fuerza chocando con mi ser que ningún movimiento hacía.

Sonó el teléfono, me costó estirar mi brazo para alcanzarlo, pause la película un momento y atendí.
"-Hija, ¿donde estás?"
-Pues en la casa, ¿Donde andas metida?
"-Salió un problema, nada de qué preocuparse"
-Bueno, te espero
"-Bañate que mañana salimos"
-Lo que tu digas.
Colgué

Me acomodé de nuevo entre cobijas y almohadas para ver tranquila la película pero unos sonidos de unas cajas moviéndose retumbaban en mi cabeza no sabría exactamente que era lo que me estaba pasando, así que dejé mis pensamientos a un lado y traté de poner atención; después de media hora de entretenimiento y absurdos sonidos en mi cabeza tocaron a la puerta, antes de abrir acomode un poco la sala para que diera buena impresión y así a paso lento me dirigí hacia la puerta.
Mi madre un poco entusiasmada colocaba en los muebles de la cocina latas y productos empaquetados ordenándolos de uno por uno, mientras hacía aquello me contaba como le había ido en su día, realmente no estaba mi total atención puesta en aquella conversación, sólo veía la sucesión de las latas que se iba formando, realmente estaba muy distraída y no sabía explicar algo coherente.

Antes de dormir me fui a duchar, fue algo relajante - como casi todos mis baños -, el agua estaba templada y el vapor me cubría totalmente ¿A donde iremos mañana? Las dudas y las reflexiones empezaron a llegar, a claro, la cita del hospital. Realmente no me preocupaba, a mi madre se le metió alguna idea loca que de seguro vio en alguna parte en internet, yo qué se, pero era algo curiosos que me haya llamado "paciente antiguo" es decir, nadie me ha contado realmente que hacía en ese lugar, realmente no me acuerdo de tantas cosas de pequeña que es tan confuso, mi mente trata de rescatar recuerdos de la infancia pero no puedo, nunca he visto fotos cuando yo era pequeña, ninguna anécdota. Ahora que lo pienso profundamente, es muy raro; antes no me fijaba en eso porque no lo veía importante. Algo muy curioso, realmente curioso.

Apague la luz de mi cuarto haciendo que un escalofrío me recorra todo mi cuerpo, es ese preciso momento necesitaba ver, me sentía desprotegida, sentía a otra persona ahí, conmigo. Cuando pensé esto rápidamente prendí la luz con temor a lo que se escondía en la oscuridad. Abrí mis ojos repentinamente. Gran error. Una sombra. Sin palabras. De nuevo el aire potente chocó contra mi rostro y parte de mi cuerpo haciendo que mis piernas se debilitaran por el impacto y cayera en el suelo. Todo fue lento. Caí. Cerré los ojos. Me desmayé. Oscuridad.

Con los ojos cerrados sentía una superficie dura debajo de mi, el aire congelado chocaba con mis brazos y piernas haciendo el tacto de mis manos placentero en las zonas, de poco a poco fui abriendo los ojos aclarando mi vista. La luz estaba encendida, con la ventana abierta y un cielo negro en el exterior, de pronto recordé la razón de todo esto, miré hacia todos lados confiada de que esta vez no hubiera nadie, dejé la iluminación así y me envolví entre mis sábanas y cobijas, poco a poco cerraba los ojos por el sueño truncado.

"-¡Shaden! Que grande estás-
Una niña con cabellos largos se reía nerviosa.
-Hace mucho que no te veía- una voz femenina se escuchó a las espaldas de la niña.
-Estuve de viaje, y...-
-No lo menciones, el aún no regresa-
La niña se apartó de aquellas personas y miró la lluvia caer través de la ventana, esos sonidos tan acogedores.
-Shaden, ven- dijo aquel hombre con una sonrisa en sus labios, una mano se adentró a su mochila buscando aquel objeto fino.
Derrepente se escuchó un gran portazo y unos pasos pesados.
-¿Qué haces aquí- exclamó un hombre de gran altura y su voz... Aquella voz que nunca se olvidará."

Mis ojos se abrieron inmediatamente, sentí una fuerte punzada y se me secaron al instante, los cerré moviéndolos un poco con dificultad para volver a ver. La luz me mostraba todo en ese cuarto, di un largo suspiro aliviada tras esa pesadilla y volví a recostarme en la superficie debajo de mi. Desconocía realmente la hora hasta que mi madre tocó a la puerta ordenándome salir de allí.
Yo no usaba alguna pijama en específico, solo me arropaba con algo cómodo que encontrara por ahí; simplemente no se me hacía algo importante y obligatorio.

-Buenos días hija, ¿Lista?- en ese momento volteó con un par de platos en sus manos y tomó aire.
-¿Porqué no te has arreglado?- alzó las manos sobre su cabeza para después azotarlas sobre sus caderas.
-Es muy temprano ma'- me senté y tomé un vaso.
El plato me fue arrebatado por las manos de mi madre.
-No desayunas si no te arreglas.
Me levanté pesadamente y me dirigí hacia mi habitación, abrí los cajones buscando algo decente y lo saqué alentándolo a mi cama.
Salí con hambre y con mi cara cambiada. Me senté en la mesa y tomé los cubiertos, masticaba lentamente, con cansancio, el jugo sabía mal, algo desabrido pero al parecer a mi madre le había encantado. Cuando terminamos, ella tomó su bolsa y yo simplemente mi celular junto con mi cartera, ¿Para qué tomar las llaves si voy a estar todo el tiempo con mi mamá?, así salimos a la calle rumbo a la misteriosa cita que se programó. En el camino ninguna de las dos habló, pero no era algo incómodo, o al menos para mi, yo pensaba mil cosas sin sentido mientras ella sostenía un folder color azul y de a ratos lo miraba con cierta tristeza, de seguro eran papeles para la consulta, yo no se lo que tramaba mi madre.

Mi piel se erizó al ver aquel edificio gris sin chiste, nos adentramos al lugar y como lo recordaba; personas con batas blancas y papeles en mano inundaban el lugar, ese olor a húmedo jugueteaba en mis fosas nasales haciendo que haga gestos, mi madre fue la que habló mientras yo observaba detenidamente el lugar, era deprimente, se notaba que no pintaban el lugar hace años, me llamó la atención un niño que se entretenía con un cubo Rubik y era impresionante como lo armaba y desarmaba en unos segundos, lo acompañaba un hombre con lentes y pantalones blancos con camisa color crema, no le quitaba la mirada sonriente.
Nos movíamos de pasillo en pasillo hasta llegar a un cuarto igualmente pintado como el exterior, pero, yo ya he estado aquí, ¡Claro! El otro día, que entré por la puerta de emergencia y me topé con esa persona, esta es su oficina.

-No ha cambiado nada- dijo en lo bajo mi madre.
-¿Qué?- pregunté instantáneamente.
-Buenos días- dijo aquel doctor con una sonrisa en su rostro.
-Buenos...días-
-¡Shaden! ¿Qué sucede?
Abrí mi boca para articular algunas palabras pero mi madre me ganó.
-Otro episodio doctor- dijo lentamente y al instante se le borró la sonrisa al doctor que se dibujaba en su rostro.
-veamos- se sentó y abrió su cajón del escritorio, sacó unos papeles y los colocó en la mesa. El ambiente había cambiado drásticamente.

-¿Desde cuándo?- preguntó él mirando hacia el escritorio.
-No lo sé, exactamente- respondió mi querida madre mientras yo estaba confundida.
-Shaden- llamó mi atención, pero con los distraída que soy no lo escuché bien, me volteé de inmediato y con cara confundida miré al doctor.
-necesito hacerte unas preguntas, quiero que me respondas con la verdad, ¿vale?
Mi familiar se retiró del cuarto dejándome sola con el señor.
-Pues.. Sí, claro- dije dudosa de que lo que sucedería.
-¿Te haz sentido "extraña" los últimos días?- hizo las comillas con sus dedos y tomó su pluma.
Esa pregunta era de dudar, no sé la respuesta concreta en realidad.
-Creo... Creo que sí- me empezaba a poner nerviosa y las manos me sudaban, me sentía desprotegida.
-¿Cres? Respondeme con un sí o no- la voz se hizo autoritaria y brusca.
-No.
-¿Últimamente haz tenido la sensación de que alguien o algo te persigue?
Esa pregunta me dejó helada, recordé esa vez, el hombre.
-...Sí- tenía la cabeza gacha.
-Bien, ¿Y donde estabas? ¿Sólo ha ocurrido una vez?
-En... Un espacio público, y sí, una vez.
-¿Tienes algún problema de conducta en la escuela?
-Sí, pero no fue mi culpa.
-Cuéntame- tomó su pluma, me miró y empezó a escribir en otra hoja.
-Pues... Una chica se quiso pasar conmigo, nos dimos unos cuántos golpes y eso es todo.
-Bien, ¿Con cuántas amistades convives?
-¿A qué viene todo esto?- Ya era suficiente de preguntas.
-Sólo son unas simples preguntas Shaden, ¿Puedo proseguir?
-No, hasta que me digan de qué trata todo esto, nadie me ha dado ninguna explicación.
El doctor se levantó de su silla, dio unos pasos hasta su librero y con la mirada buscaba algo, cuando lo encontró lo tomó y me lo extendió; era un libro de cuentos infantiles, muy familiar por cierto, con más letras que ilustraciones.

-Era tu libro favorito- dijo con una sonrisa en su rostro.

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