La Sección Prohibida

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Harry se levantó sigilosamente, se puso las zapatillas, sacó la capa del baúl, cogió su varita y salió. Bajó las escaleras a la sala común, pero cuando iba a abrir la puerta, esta le dio en toda la nariz. Alguien cayó sobre él.
-¡AY! ¿Quién diab...?-empezó a decir Harry.
-¡SHHH! ¡La capa, rápido!
Tirados aún en el suelo, Harry y la persona que no sabía quien era se cubrieron con la capa.
Percy Weasley, con de dormido y muy mal humor abrió la puerta de su cuarto. Miró por los alrededores.
-¿Quién anda ahí?-dijo. Al ver que nadie contestaba, se metió de nuevo, diciendo que habrá sido una imaginación.
Salieron a la sala común.
-¿Sabes? No entiendo porque la gente dice ¿Quién anda ahí? ¡Como si les fueran a contestar: , estoy en la cocina. ¿Te llevo un poco de sopa?-dijo Janet, quitándose de encima la capa. Harry soltó una carcajada, pero enseguida se repuso.
-¡Janet! ¿Qué hacías entrando en los dormitorios de chicos... otra vez? ¡Está prohibido!
-Me da igual. Solo iba a por la capa.-dijo la niña, encogiéndose de hombros.
-¿Y para qué la querías? ¿Por qué no me la pediste antes?
-Eh, eh, ¿esto es un interrogatorio? Porque si lo es, quisiera saber que querías hacer tú, hermanito, a las doce de la noche con la capa invisible.
Harry resopló.
-¿No es obvio? Voy a la Sección Prohibida.-dijo, poniendo los ojos en blanco.
-Estupendo, igual que yo. Vamos juntos, hermanito.-Janet cogió la capa del suelo y se metió dentro.-Voy delante, que conozco Hogwarts mejor que tú.
-Vale, hermanita.-dijo Harry. Janet rió y salieron por el retrato de la Señora Gorda. Caminaron con cuidado, porque habían muchos fantasmas por esa zona, y no querían alertar a Filch o a Peeves.
Llegaron a la puerta de la biblioteca, la abrieron a golpe de varita y entraron. La Sección Prohibida estaba al final de la biblioteca, por lo que tuvieron que caminar bastante. En ella, oían murmullos, como si supieran que alguien no debía estar ahí. Se les heló la sangre.
-Odio este sitio. Nunca me ha gustado venir.-murmuró Janet.
-¿Habías estado aquí antes?
-Sí, no venia desde hace bastante... La última vez, Dumbledore me pilló leyendo un libro repugnante, con muchas artes oscuras. Estaba leyendo acerca de como hacer inferius cuando me lo quitó. Menos mal. Tuve pesadillas durante varias semanas.
-¿Qué es un inferius?
-Cadáveres hechizados con mucha magia oscura, que obedecen al mago tenebroso que les ha hechizado. Es repugnante. No me hagas hablar mas de eso, por favor.-Janet se estremeció y cogió un libro. Harry, con el asunto en cuestión, había olvidado a lo que venían.-Será mejor que empecemos a buscar ya.
Abrieron el libro. Y este empezó a chillar. Un grito horrible, que helaba la sangre. Cerraron el libro, lo dejaron en la mesa y se pusieron la capa. Pero el libro seguía gritando, y Filch (Nox, susurró Janet, apagando la varita que había encendido con Lumos) ya estaba ahí, con la señora Norris mirándolos directamente a ellos. ¿Los gatos ven a través de las capas invisibles?, se preguntó Harry, aterrado.
-¿Quién anda ahí?-gritó Filch.
Janet puso los ojos en blanco y de repente, tuvo una idea salvadora.
-¡Rápido, sígueme!
Filch se acercaba, y si no se movían, chocarían con él.
Anduvieron rápida y sigilosamente hasta llegar al final de la larga fila, a la bifurcación de delante, derecha e izquierda. Janet sacó la punta de la varita y apuntó a la que tenían delante, hacia una silla a unos diez metros.
¡Wingardium leviosa!-susurró la chica. Alzó la silla un metro y la desplazó un poco mas. Luego, la dejó caer de lado, de modo que pareciera que se habían tropezado con ella. El ruido alertó a Filch, que salió corriendo en esa dirección.
-¡Ya os tengo! ¡Ya os tengo!-gritaba. Harry pensó que era un estúpido.
Esperaron a que pasara delante de ellos y fueron en dirección derecha, a la salida.

Harry y Janet Potter y la Piedra Filosofal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora