El extraño espejo

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Harry y Janet salieron de la biblioteca, aliviados.
-¡Brillante, hermanita!-dijo Harry, contento.
-Gracias, hermanito.-sonrió Janet.
Empezaron a dar la vuelta para ir a la torre de Gryffindor, pero volvieron a oír a Filch, muy cerca de ellos.
-Usted me dijo que le dijera si alguien merodeaba por las noches en el castillo, señor, y alguien estaba en la Sección Prohibida. El muy idiota (Janet casi se echó a reír) tropezó con una silla.
Pero Janet dejó de reír al oír que el que contestaba era Snape.
-Bien, entonces no puede andar lejos. Lo alcanzaremos.-Snape empezó a andar en su dirección y extendió una mano, como queriendo tocar a alguien invisible. Harry y Janet, sin hacer el mínimo ruido, fueron para atrás. Cuando Snape quitó su atención de ellos, corrieron silenciosa y desesperadamente. Les seguían.
-¡Alohomora!-susurró Janet, al cruzarse con una puerta de clase. Entraron corriendo en ella y cerraron la puerta.
Aquella aula tenía los pupitres contra la pared, así que supusieron que estaba en desuso. Entonces, preguntándose como, con lo enorme que era, no habían reparado en él, lo vieron.
Un gran espejo, dorado y magnífico, estaba en medio del aula. Arriba, había una inscripción en una extraña lengua. Ponía Oesed lenoz aro cut edon isara cut se onotse.
Fueron a inspeccionar mejor el espejo, y se llevaron un susto de muerte, que hizo que se les cayera la capa, que no se habían quitado. El espejo les había mostrado su imagen, con la capa puesta, pero eso no era lo que les había sorprendido. Dos personas estaban justo detrás de ellos. Volvieron la vista, pero no había nadie. Asustados, miraron de nuevo al espejo.
Eran un hombre y una mujer. Él era alto, con el pelo negro azabache despeinado, que se erizaba en la nuca, como a Harry, ojos de color chocolate y gafas redondas. Ella era un poco mas bajita, pelirroja, con el pelo liso, muy guapa, y con unos bonitos ojos verdes brillantes, iguales a los de Harry y Janet. Era igual que la chiquilla, salvo por el color del pelo.
Entonces entendieron.
-Papá...-dijo Harry con un hilo de voz. El hombre asintió, risueño.
-Mamá...-dijo Janet, mas bajito aún. Lily sonrió, y colocó una mano en el hombro de Harry. James le puso su mano a Janet.
Harry miró a Janet, viendo como unas lágrimas, las mismas que amenazaban con salir de sus ojos, caer por las mejillas de la niña. Era la primera vez que la veía llorar. Y, tal y como les mostraba el espejo, era la primera vez que estaban todos juntos, con sus padres, aunque estos no les pudieran tocar. Entonces, Harry también lloró.
No sabían cuanto tiempo llevaban, pero sabían que tenían que irse de nuevo. Con pesar, se cubrieron con la capa y miraron su reflejo inmune a esta, y a sus padres.
-Volveremos.-dijeron al unísono.

Harry y Janet Potter y la Piedra Filosofal. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora