Parte 14 NO TE CAIGAS, SALTA

233 28 4
                                    



Después de dormir por primera vez en la cama de Tom, Bill parecía haber tomado la decisión de que estaban listos para hacer algo mas que solo acurrucarse el uno contra el otro.

Bill comenzó a aferrarse a Tom como una lapa.

Tom solo respiraba contra su piel y trataba de no corresponder al apretado abrazo de Bill.

****

Le llevó solo dos días a Tom perder a Bill de nuevo.

Bill había tomado la invitación de Tom para mudarse a su casa, como una invitación para mudarse también a su espacio personal. Si Tom estaba en un cuarto Bill también estaba allí, acurrucándose junto a él en la habitación o comiéndose todas las palomitas de maíz en la cocina o en la sala riéndose de la televisión aún cuando nadie había hecho una broma. Bill era ruido constante, incluso cuando estaba en silencio, y a Tom eso le gustaba mucho. En las raras ocasiones en que Bill se alejaba, Tom se encontraba a sí mismo siguiendo a Bill.

Tom había vivido solo desde que había salido de casa de sus padres a los 18. Curiosamente, a él no le importaba compartir su espacio con Bill, él no podía ni siquiera decir que no le gustaba. Bill hacía que el aire se sintiera eléctrico, que las paredes fueran interesantes, y que el calor se sintiera agradable.

Así que cuando Tom salió de la ducha y no encontró a Bill merodeando cerca o conversando con los retratos, o reorganizando los muebles (para que la habitación fluyera, como él decía) Tom se preocupó.

- Bill. _ Tom llamó al escuchar demasiado silencio. Bill no respondió desde cualquier lugar de la casa, tampoco escuchó que alguna puerta se abriera, ni que la escalera crujiera. - ¿Bill?

El corazón de Tom se retorció dolorosamente dentro de su pecho. Caminó por la casa, resistiendo el impulso de gritar su nombre constantemente como el preocupado dueño de una mascota perdida. Tom se detuvo ante la puerta del antiguo dormitorio de su abuela, mirando fijamente la fría superficie y se preguntó si Bill realmente había entrado ahí, y si la casa estaría tan silenciosa si lo hubiera echo.

Estiró una mano para tomar la chapa de la puerta, lamiendo su piercing nerviosamente. Sus dedos tocaron el frío metal, y se encogieron ante el contacto.

Algo crujió en el techo y Tom se apartó bruscamente de la puerta. Se dió la vuelta rapidamente, decidiendo comprobar afuera. Tal vez Bill había ido a comunicarse con el cielo o los árboles.

Bill no estaba en el patio trasero y a primera vista, tampoco estaba en el jardin. Tom no podía evitar respirar con dificultad, de pronto se sintió mareado mientras deambulaba por el césped, se quedó de pie bajo el único árbol que había en el patio, mirando a través de sus ramas y se preguntó si a Bill le gustaba trepar árboles. Parecía ser algo que a Bill se gustaría hacer.

Bill no estaba en el árbol. Tom pateó su raíz expuesta pateticamente para castigarlo.

- ¿Por que sigo perdiendote? _ Tom murmuró en tono resignado.

- No deberías patear a los árboles. _ Bill gritó desde algún lugar cerca. - Ellos también tienen sentimientos.

Tom rió sorprendido y dejó que sus hombros se relajaran de alivio mientras se daba la vuelta. - ¿Quién eres, el protector de los derechos de árboles? Y... ¡Oh Dios, bájate de ahí!

Bill no se había subido al árbol. Bill se había subido a la casa.

Estaba sentado felizmente en el techo, con las manos plantadas detrás de él para que pudiera inclinarse hacia atrás y ver a Tom con una sonrisa. Tenía las piernas extendidas hacía el frente y sus botas estaban casi lo suficientemente cerca del borde del techo para que colgaran.

- Tú deberías subir. _ Bill ofreció, completamente olvidando la petición, o tal vez ignorándola como solo Bill podía hacerlo.

- Siempre supe que estabas algo loco... _ dijo Tom, incapaz de controlar su pánico. - ¡Pero no sabía que eras un loco suicida!

- Solo estas asustado. _ Bill le dijo perfectamente tranquilo, como si la muerte no fuera inminente. - Puedo ver las estrellas de aquí.

Era apenas pasado el mediodía. Ni siquiera habia estellas en el cielo.Tales trivialidades nunca habían preocupado a Bill. - ¡Los techos no son para ver las estrellas!

- Sí. _ Bill estuvo de acuerdo, pero no se veía para nada interesado en bajar.

Tom tragó atraves del nudo en su garganta, dando un paso inútil hacia la casa, como si fuera a ser capaz de llegar hasta Bill a esa altura. - ¿Cómo llegaste ahí?

- Me dejaste solo. _ Bill le acusó en lugar de responder.

- Estaba en la ducha, Bill. No puedes estar conmigo en la ducha . _ Tom explicó lentamente, con cuidado de no alterar a Bill mientras estaba alla arriba. Bill tenia la costumbre de hacer berrinches cuando estaba molesto. Tom no creía que fuera fatal una caída desde el techo, pero no quería que Bill se lastimara de ninguna manera.

- Yo creo que si puedo.

Tom rió nerviosamente. A Bill le gustaba insistir que podía hacer las cosas cuando Tom le decía que no podía. Tom trató de no pensar mucho en el comentario. Tom se ordenó a sí mismo no pensar mucho en el comentario.

- Bill, de verdad necesitas bajar de ahi... De forma segura, sin caerte o lastimarte... Por favor.

- ¿No?

Que terco.

THROUGH HIS EYESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora