Parte 6 PERDIDO Y ENCONTRADO

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El asunto era que, Tom estaba bastante seguro de que aun quería que Bill se fuera. A Nadie le gustaba que alguien revolviera su basura por las noches. Era una invasión a la intimidad y ademas era desagradable. Bill era extraño y era desquiciadamente frustrante hablar con él. El Vestía extraño y miraba a Tom de una manera extraña y lo hacía sentir de una manera extraña. Así que... sí, Tom estaba bastante seguro de que sólo quería que Bill se alejara.

Hasta que un dia Bill lo hizo... y entonces Tom solo quería que volviera.

Bill desapareció la noche de un martes. O mejor dicho, él había estado allí la noche del lunes, hurgando en la basura de Tom como de costumbre, usaba la sudadera púrpura que no se había quitado desde que Tom se la había dado y charlaba alegremente sobre los bigotes de Kasimir. (Tom le había ofrecido a Bill un rastrillo de afeitar desechable por si su amigo quería afeitarse, pero Bill solo le dirigió una mirada extraña.)

Por lo tanto, Bill estuvo allí lunes, al igual que todas las noches durante casi todo el mes pasado.
Pero Bill no regresó al día siguiente. Tom se sentó en el salón familiar durante horas, mirando hacia la oscuridad, esperando. Cuando el viejo reloj campaneó cuatro veces, Tom decidió que tal vez Bill ya estaba afuera y él simplemente no lo había visto. Abrió la puerta y salió a dar un vistazo, la luz del garage se encendió cuando camino debajo de ella iluminando el patio... Bill no estaba allí. Tom se sentó en el porche a esperar. Esperó allí durante tres horas, agitando su brazo cada diez minutos para que el sensor de movimiento mantuviera la luz encendida. Bill nunca llegó y a las siete Tom tuvo que alistarse para irse al trabajo.

Tom no vió a Bill ese día o el siguiente.

No era justo que Bill se fuera asi como así. Incrustandose en la vida de Tom, en la cabeza de Tom y quizás también, en el corazón de Tom, para luego arrebatarselo todo y privarlo de su presencia. No era justo en absoluto, y Tom hiba tener que encontrar a Bill para poder decírselo.

El problema era que no sabía dónde buscar, ni siquiera sabía por dónde empezar. Bill era el que siempre aparecia donde Tom estuviera. Tom nunca pensó que tendría que encontrar Bill. Nunca pensó que hiba querer hacerlo.

Cuando Tom no había visto a Bill en tres días, no asistío al trabajo y fue a buscarlo. Empezó a pie, fué al parque donde había visto a Bill mirando al cielo y a la gasolinera donde lo había visto comiendo una barra de chocolate que probablemente no había pagado, pero Bill no estaba en ninguno de esos lugares. Una vez que Tom había regresado a casa, decidió que la busqueda tendría que ser en una escala mayor y entonces puso en marcha su camioneta.

Bill no estaba en la pizzería en la que Tom se lo había topado en dos ocasiones y tampoco estaba en la gasolinera de la 5ta. avenida, ni en el comedor de beneficencia, ni en ninguna de las calles cercanas a esa área. Cuando se dieron las 6:00 p.m Tom estaba hambriento y cansado y tenía que ser sincero con sigo mismo... no había rastro de Bill por ningun lado.

Cuando llegó a casa, Tom se sentó en la acera cerca de su bote de basura y recargó la cabeza en sus manos.

No se había sentido solo (realmente solo) en casi dos años. Y Bill lo había arruinado todo.

- ¡Sr. Kaulitz! _ chilló una voz muy familiar. - ¡Sr. Kaulitz!

- ¿Sí? _ Preguntó Tom levantandose y apoyadose en el bote de basura. Miró a la señora Martin con molestia. ¿Por que no lo dejaba lamentarse en paz?

- He querido hablar con usted desde hace dias. _ dijo la mujer con las manos en las caderas. - Sr. Kaulitz, su abuela era un vecina bastante mala, con todos esos gatos y su música y nunca cortaba el césped, ¡nunca! Y Por Dios, mire la pintura de la cerca, sigue siendo un desastre.

Tom suspiró y se pasó la palma de la mano por la cara, sentía lo ojos arenosos por la falta de sueño. Lo último que necesita ahora era esto.

- Y ahora, ¡un chico de la calle! Eso es realmente...

- ¡Espere! _ Tom se acercó para agarrar el hombro de la mujer y la Sra. Martin se alejó abruptamente mirando su mano como si fuera repugnante y sucia. - Espere... ¿Dijo un chico de la calle?

- ¡Usted nunca me escucha! Los jóvenes, nunca lo hacen. Había un chico de la calle hurgando en su basura, Sr. Kaulitz. Cuando traté de decirle que este es un becindario respetable y ciertamente aquí no se permiten esas cosas, me dijo que solo lo estaba ayudando a usted. _ La mujer apretó los labios en señal de desagrado. - Los gatos callejeros ya son bastante malos, Sr. Kaulitz, pero ¿Un chicocallejero?

- ¡Él no es ningun callejero! _ Tom gruñó, soltando el hombro de su vecina deliberadamente para no hacer algo estúpido. - El es Bill, y qué diablos le ha dicho, porque no puedo encontrarlo.

La Sra. Martin frunció el ceño con severidad, y apretó la mandíbula. - Desde luego le dije que estaba en propiedad privada y que...

- ¡Mi propiedad privada! _ Tom la interrumpió apretando los dientes. - Es mi propiedad privada y puedo traer a quien se me de la gana.

La Sra. Martin hizo un ruido molesto y Tom suspiró, masajeando su sien contra la migraña que se aproximaba. - Solo digame, por favor ¿Dónde está él? ¿Dijo a dónde iba? ¿Dijo algo? ¿Cualquer cosa?

- Algo acerca de una ballena _ la Sra. Martin respondió con un gesto sospechoso. - Creo que el chico esta algo trastornado.

- Genial. _ Tom murmuró moviendo la cabeza. - Jodidamente maravilloso.

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Tom pasó la mayor parte de su fin de semana malhumorado y buscando a Bill, pero no podía encontrarlo en ningun lado.

Al final, Tom no pudo encontrar a Bill... Bill lo encontró a él.

Tom estaba sentado en el parque en la misma banca que se había sentado con Bill la primera vez. Miraba hacia el cielo, pero casi no había nubes y el sol estaba tan brillante, que lastimaba sus ojos y se preguntó por qué no había llevado gafas de sol. De pronto alguien se sentó a su lado, pero Tom no se volvió para ver, simplemente no le importaba quien fuera. Él sólo deseaba que se largara y encontrara su propia banca.

Habían estado allí por un rato, inmóviles y en silencio uno junto al otro, cuando la persona se movió bruscamente y lo pateó en la espinilla, Tom giró la cabeza para hacerle frente. Tenia una mueca de desagrado, pero su rostro se suavizo cuando vio esos familiares ojos marrones, enmarcados en delineador negro.

- ¡Bill!-Gritó Tom con los ojos muy abiertos.

- Sí. _ Bill accedió. - Soy yo.


Tom sacudió la cabeza, envolviendo sus dedos posesivamente alrededor del brazo de Bill. - ¿Dónde demonios has estado? _ Exigió, al tiempo que luchaba contra el impulso desconocido de lanzarse y abrazar a alguien. Concretamente, a Bill.

- He estado en un montón de lugares. _ respondió Bill, tolerante al agarre de los dedos de Tom. - Justo ahora, estoy aquí.

Fue entonces, cuando Tom de echo se lanzó y abrazó a Bill, lo atrajo hacia sí en lo que él esperaba, fuera un abrazo varonil, pero de no ser así, pensó que Bill no sería capaz de notar la diferencia.

Era extraño... nunca sebes lo que es importante para ti, hasta que lo pierdes. Y si tienes suerte, lo recuperas de nuevo.

- Sí, bueno... _ dijo Tom, agarrándose de la fina tela de la camisa de Bill con su mano libre. - Quédate un rato ¿Si? ¿Por qué te fuiste? Te estuve buscando.

Tom pudo sentir los labios de Bill curvarse en una mueca sobre su hombro, apartandose de repente ruborizado. Bill no le soltó del todo, su mano derecha estaba enroscada posesivamente alrededor de la manga de Tom.

- Marvin dijo que me fuera. _ Bill le informó con tristeza. - Dijo que llamaría a la policía y que me llevarían lejos. No me gusta la policía, así que me fui.

- ¿La señora Martin? _ Tom preguntó, aunque ya sabía la respuesta.

- Marvin. _ Bill insistió, tirando de la manga de Tom. - Marvin el Marciano.

- Así es ella. _ Tom trató de explicar, sentiendose como un idiota por defender a su vecina, que claramente no había sido amable con Bill, al igual que no lo era con nadie. _ Ella es una bruja, pero en realidad no hubiera llamado... _ En realidad, si lo hubiera echo. - Lo siento.

- Ella es tan opaca. _ Bill le dijo con los ojos desenfocados. - No es brillante en absoluto.

Tom rió. - Tú y tu mierda brillante. No sé por qué te extrañé.

Bill se limitó a sonreír, sus ojos visiblemente alegres.

- Ven conmigo. _ dijo Tom abruptamente. - Ven a mi casa. Vamos a jugar videojuegos. Con los botones de colores, ¿recuerdas?

Bill sacudió la cabeza, liberando la manga de Tom. Tom mordió su labio inferior, sintiendose extrañamente desesperado. - La sra. Martin no te molestará. _ prometió. - Ademas hoy compre papel de aluminio, apuesto a que te encantara, es muy brillante ...

- Es viernes. _ dijo Bill, pero Tom no sabía que tenía que ver y estaba bastante seguro de que en realidad era lunes. - Yo siempre visito a Destellos cuando es viernes.

- ¿Destellos? _ Tom repitió. - ¿Conoces a alguien llamado Destellos?

- ¡Por supuesto! _ Respondió Bill alegremente. Sin embargo, Tom dudaba que "Destellos" fuera el nombre real de alguna persona. También se preguntó qué tipo de sobrenombre le pondría Bill cuando hablaba de él. Tom de verdad esperaba que no fuera algo ridiculo como Destellos. Probablemente era algo aún peor, como Sr. brilloso o algo por el estilo.

Pensar en eso, hizo que Tom se diera cuenta de algo...

- Bill ... ¿Tú sabes mi nombre?

- ¿amm... Bill? _ Bill ofreció.

Tom se quedó mirando.

Según los calculos de Tom, ellos se habían conocido hace casi un mes y Tom nunca se había presentado.

Bill no sabía su nombre.

¡Por Dios!

- Es Tom. _ dijo Tom lentamente, extendiendo su mano. - Mi nombre es Tom.

Bill no la estrecho, pero asintio mirandolo complacido.

- Tom. _ Bill repitió, pronunciando el nombre continuamente, tratando con diferentes tonos hasta que quedó satisfecho con uno.

- Tom. _ dijo Bill con un aire de finalidad o aprobación tal vez. - Tom y Bill.

- Sí. _ Tom acordó. - Tom y Bill.


THROUGH HIS EYESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora