Parte 30 CARICIAS DE MARIPOSA

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"¿Recuerdas esa película que te gusta tanto?" Tom preguntó. "¿En la que el tipo le compra una estrella a su novia? Yo definitivamente haría eso por ti."

Bill estaba mirando el cielo, los lentes de sol de Tom se balanceaban sobre su nariz. De seguro estaría viendo las estrellas, poniéndoles nombre, porque todas ellas ya le pertenecían, pero apenas era mediodía. Las hojas del árbol debajo del cual Bill se encontraba sentado, dibujaban sombras sobre su piel.

"Tom, no puedes adueñarte de las estrellas," Bill le dijo, con la mirada aún fija en el cielo.

Bill se había ido a sentar bajo el árbol inmediatamente después de que Monica se había ido, miraba el cielo con una expresión serena mientras Tom lo observaba a través de la ventana, sintiendo tantas cosas, excepto serenidad.

Después de finalmente admitir todo los sentimientos que tenía por Bill, y todos los sentimientos que Bill tenía por él, Tom no estaba seguro de que hacer. ¿Qué pasará de ahora en adelante?

Se removió nerviosamente donde se encontraba de pie, apretando el pequeño objeto en su mano y escondiéndolo detrás de su espalda.

"Tú si puedes," Tom dijo, acercándose lentamente hacía Bill. "Todas las estrellas brillan sólo para ti."

Bill dejó escapar un ligero suspiro, recargando la cabeza sobre el tronco del árbol y observando a Tom a través de los lentes de sol que tenían un aspecto de insecto. Frotó sus pies descalzos sobre el pasto cerca de donde estaba Tom y levantó uno con delicadeza para patear su rodilla.

Con su mano sudorosa aún apretada en un puño, Tom se sentó a un lado de Bill. Sus hombros se rozaron cuando se recargó en el tronco. Bill no dijo nada, había estado inusualmente callado desde que Monica se fue y hasta había dejado a Tom solo en la casa para irse a comunicar con sus estrellas que aún estaban escondidas. Tom no estaba seguro si eso era una buena o mala señal.

"Estaba hablando en serio," Tom elevó su mirada al cielo mientras habló, justo en medio de dos nubes, el lugar donde creía que Bill estaba mirando. "Cuando dije que tú y yo estábamos juntos, lo dije en serio."

"Lo sé," Bill respondió. Su cabeza se acercó un poco a la de Tom y su cabello le hacía cosquillas en la sien, pero no apartó la mirada del cielo.

Tom lo había estado pensando desde hace una hora, una hora que pasó volando al tener la guitarra en sus manos, tocando las notas de la canción de Bill. La canción que aún no tenía un final. Tom se dio cuenta que nunca tendría un final.

Así que Tom tocó la canción que no tenía final hasta que una cuerda de la guitarra se rompió contra sus dedos. Doblada y retorcida en el suelo, Tom había notado lo mucho que brillaba.

"Quiero estar contigo porque somos almas gemelas," Tom dijo, moviendo ansiosamente su piercing con la punta de la lengua y apretando aún más el objeto que guardaba en su mano. "Quiero estar contigo porque..."

"Lo sé," Bill le interrumpió.

Una sonrisa apareció en los labios de Tom, a pesar de los sentimientos desenfrenados que revoloteaban en su pecho. O tal vez la sonrisa se debía a esos mismos sentimientos. "¿Tú lo sabes todo, cierto?"

"Si," Bill respondió. Él intentaba lucir completamente sereno, pero Tom podía notar la sonrisa en su rostro y la forma en que mordisqueaba su labio inferior.

Tom quería besarlo...

"Hey," Sus dedos callosos rozaron la delicada piel detrás de la oreja de Bill. Tom movió la cabeza de Bill para que lo mirara y su dedo índice recorrió su nariz para quitarle los lentes. "Tengo algo para ti."

THROUGH HIS EYESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora