Parte 3 AHUYENTANDO A LOS BICHOS

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Tom tenía un plan. Y era un brillante plan.

Puede que se le haya ocurrido como a eso de las tres de la madrugada, mientras yacia en su cama mirando el techo blanco con ojos cansados, pero aún así, era brillante.

En el anterior apartamento de Tom había cucarachas. Se deslizaban por el suelo de la cocina mientras Tom permanecia despierto durante la noche. El encargado del edificio nunca hizo nada al respecto porque simplemente a él no le importaba, hasta que un dia, Tom pensó que era tiempo de hacerle frente por sí mismo. Una noche, Tom se fue a la cama con una lata de aerosol para insectos, listo y preparado, atento al sonido de los pequeños cuerpos arrastrándose a través del piso.

El problema era que, cuando Tom encendia la luz para poder ver a los parásitos que planeaba matar, bueno... todos huian. Le tenian miedo a la luz.

Asi que Tom imaginaba que Bill era como una especie de cucaracha.

Él sólo venia por las noches, hacia un desastre con la basura de Tom y no iba a desaparecer por mucho que Tom insistiera. Así que, Tom pensó, que tal vez la luz tambien ahuyentaria a Bill.

El martes por la mañana Tom se reportó enfermo al trabajo...

- ¡Tom! Tienes que venir! ¿Quién cubrirá tu turno?

- No necesitas que nadie lo cubra. Sólo pon un gran letrero con la direccion de Starbucks, es lo que hago todos los días.

Despues de desayunar, salio de casa y condujo hacia el unico lugar donde nunca había estado antes.

Home Depot.

La tienda era enorme. Estante tras estante del doble de la altura de Tom, pisos de concreto y carritos de compra de color naranja brillante.

- ¿Puedo ayudarle? _ Preguntó alguien y Tom se dio la vuelta para encontrarse con un tipo en un delantal naranja que le miraba con recelo. Tenia un pin sujeto al mandil orgullosamente anunciando que se llamaba: "Stan".

- Hay un tipo que revuleve mi basura. _ dijo Tom.

Stan parpadeó. - Okay.

- Es un verdadero problema. _ le aseguro Tom.

- Um ... _ El hombre miraba por encima de su hombro, nerviosamente. Tom sentia una especie de satisfacción al ser el cliente loco por esta vez.

- Pero tengo un plan. _ Tom le aseguró, un poco divertido. - Un plan brillante.

Stan le miraba sin comprender.

- Quiero un reflector. _ explicó Tom, ya que Stan no parecía dispuesto a ayudar mucho. - Una de esas lamparas que se encienden cuando alguien camina cerca de ella.

- ... Estante veintitrés. _ dijo Stan, para luego alejarse muy rápidamente, casi chocando con el carrito de un hombre corpulento.

Tom pasó la mayor parte del día instalando la luz sobre la puerta del garage. Se golpeó el pulgar con el martillo dos veces y en una ocasion estuvo a punto de dejarlo caer sobre sus pies. Era un trabajo peligroso. Tom nunca seria un carpintero o algo por el estilo.

Lo que estaba bien, porque él iba a ser una estrella de rock, de todos modos.

Cuando la luz finalmente estaba instalada, el sol ya estaba bajando, de modo que Tom entró a su casa para observar por la ventana y esperar.

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Cuando Bill se presentó esa noche y la luz se encendió, el chico rió y aplaudió felizmente.

Al parecer, era mucho más fácil encontrar las cosas brillantes en la basura de Tom con la iluminación extra.

Tal vez la idea no era tan "brillante" despues de todo.

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Cada noche, durante las próximas dos semanas Bill se presentó en el jardin de Tom para revolver su basura.

Tom lo miraba desde detrás de la puerta, a través de la ventana de vidrio grueso. Por once días, Bill reviso los botes de basura con fascinación y Tom lo observaba admirado. Bill habia cumplido su parte del trato, nunca volvió a dejar basura en el suelo. En el doceavo día Tom se encogió de hombros y dejó de mirar.

En el mismo doceavo día, Bill llamó a su puerta.

Era pasada la medianoche, Tom estaba sentado en el sofá tomando una cerveza y viendo infomerciales, sin pensar en nada en particular. Los ruidos en su jardín que acompañaban la presencia de Bill se habían detenido al menos hacia una hora.

Cuando oyó el timbre de la puerta, Tom gruño y rápidamente bajó su cerveza.

No era un sonido particularmente fuerte o desagradable pero aun asi era extraño. Tom no recordaba la última vez que alguien había tocado su timbre o quien habia sido esa persona.

- Mierda ... _ Tom murmuró, levantandose perezozamente del sofa, mientras dejaba su cerveza el la mesa de centro. El timbre sonó una segunda vez, y luego una tercera y una cuarta.... - !Ya voy!... Maldita sea.

Camino rapidamente hacia la puerta principal para encontrarse con su impaciente visitante, quien ahora estaba tocando el timbre en rápida sucesión, llenando la cabeza de Tom con campanas demasiado ruidosas.

Cuando Tom abrió la puerta, pregunto: - ¿Quién diablos es?

Por supuesto, era Bill.

Bill, usando unos guantes sin la punta de los dedos que parecían estar echos para un niño y una camiseta rosa tan brillante que casi lastimaba la vista de Tom. Bill, con grandes e inocentes ojos y una sonrisa brillante. Bill, que aun seguía tocando el timbre.

- !Detente! _ Tom gritó, alejando la mano de Bill del botón de metal pulido que ahora simplemente mantenia presionado, produciendo un ruido chirriante. - ¿Qué te pasa? _ Tom preguntó molesto.

Bill se encogió de hombros. - La gente siempre me pregunta eso. _ le informó a Tom amablemente. Tom no se sorprendía de escuchar eso.

- Apuesto a que si. ¿Qué demonios estás haciendo?

Bill frunció el ceño exageradamente. - Es que no te vi.

- ¿Verme? _ Tom repitio con la mente en blanco.

Bill asintió con la cabeza. - Si, verte. Yo no te vi y tu no me viste. _ hizo un gesto con las manos inútilmente, como para explicar mejor su punto. Tom no estaba del todo seguro de que Bill tuviera un punto.

- Correcto. Lo entiendo. No nos habiamos visto. _ Tom asintió con la cabeza, como si eso tuviera algun sentido y Bill asintió junto con el sacudiendo la cabeza un poco fuerte, haciendo que su cabello se revolviera un poco. - Pero ahora me ves ¿cierto? Con tus ojos. Y yo te veo. Asi que...

- Pero no me viste. _ Bill insistio. - No viniste a verme

- Venir a ... Oh. _ Tom por fin entendio.

Bill frunció el ceño acusadoramente.

- Bueno, es que estaba... ocupado. _ Tom sintió que la frase "viendo infomerciales" era mejor no pronunciarla. - Ademas ahora que ya no ensucias, ya no eres un problema.

- Si vuelvo a ser un problema ¿entonces vendras a verme?

- ¡No! _ Tom negó de inmediato. Era lo último que necesitaba. - ¿Para qué quieres que te vea? Puedes tomar lo que quieras de la basura, no me importa. _ Lo que no era del todo cierto, pero aun asi.

- Yo quiero que... _ Bill comenzó, pero nunca terminó la idea. Él miraba fijamente a Tom y luego hacia el timbre de nuevo, parecia demasiado interesado en su superficie brillante para la comodidad de Tom.

- ¿Acaso te caiste de cabeza cuando eras niño o algo así? _ Tom preguntó malhumorado.

Bill frunció el ceño pensativo. - No me acuerdo. _ dijo después de un largo rato. Tom rodó los ojos.

- Sí, bueno, es normal que no recuerdes ¿no crees?

- ¿Lo es? _ Bill pregunto, estirando su mano izquierda hacia la superficie plateada del timbre.

Tom le dio un manotazo. - No.

Bill frunció el ceño, luciendo extrañamente ofendido.

- Yo... _ Tom suspiró. - Yo no sé que es lo que quieres de mí.

- No. _ dijo Bill, estirando su mano de nuevo. Pero esta vez no era para tocar el timbre. Unos dedos tibios acariciaron la mejilla de Tom, la tela deshilada de los pequeños guantes de Bill se sentia suave contra su piel. Tom parpadeó sorprendido. Le era imposible dar un paso atrás, le era imposible alejarse. - No... Tu no ves nada. _ dijo Bill, dirigiendole una mirada dulce. - Pero yo te mostraré.

- ¿Mostrarme? _ Preguntó Tom, al tiempo que Bill retiraba la mano y daba un paso atrás. Tom tuvo que luchar contra sí mismo para no seguir el contacto. - ¿Mostrarme que?

- Ya lo verás. _ prometio Bill.

Tom queria preguntarle qué era lo que tenia que ver exactamente, pero Bill ya se alejaba en la noche con pasos silenciosos.

Después de eso, Tom siempre se sentaba en el salon familiar (no habia ninguna familia que se sentara en ella, pero aun asi, era el salon familiar) a esperar a que Bill llegara. Algunas noches solo lo observaba a través de la ventana, otras noches, salia y dejaba que Bill le platicara cualquier cantidad de cosas. Tom no entendia la mayor parte de lo que Bill le trataba de decir, pero a Bill parecia no importarle.

Despues de todo, este bicho no era tan desagradable.


THROUGH HIS EYESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora