Helado Flotante (Mimi y Taichi)

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Ya sé, en serio que tengo algo con los helados... Simplemente me gustan mucho.

Aclaro que este capi contiene SPOILERS DE DIGIMON TRI

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Sólo había algo peor que soportar el drama de una mujer, y eso era soportar el drama de tres mujeres ¡en su propia casa! Por alguna extraña razón, Sora tenía una habilidad increíble para meterlo en problemas con su querida y adorada hermanita y su madre. Y lo peor es que era por un tema sumamente importante que él se había empeñado en retrasar lo más posible, su formulario de carrera.

Su madre no solía sermonearlo como cuando era un niño, pero la presencia de Sora había cambiado las reglas del juego por completo. Oró mentalmente porque algo ocurriera y así poder salir de la incómoda situación. Y sus plegarias fueron escuchadas cuando el sonido de una llamada entrante de su teléfono detuvo a las tres que no lo dejaban abandonar la mesa del comedor.

Con un fingido rostro preocupado y cara de urgencia, se excusó para abandonar su casa y bajó las escaleras en busca de su bicicleta ya reparada. En un parque se encontró con la persona que lo había salvado en semejante complicación.

―¡Taichi! ―le vio saludarlo a la distancia y sonrió para sí al verla tan glamorosa como era su costumbre.

Bajó de la bicicleta y sin hacerse esperar, ella se lanzó a brindarle un rápido abrazo con una amplia sonrisa, mientras que al separarse se las había arreglado para colocar uno de esos caramelos arcoiris que habían viajado miles de kilómetros en su equipaje.

―Haber si con eso quitas esa cara larga que traes ―agregó ella guiñándole el ojo y él le sonrió ampliamente, dejando de lado todo el estrés al que había sido sometido.

―¿Para qué tanta urgencia de verme aquí? ―preguntó él buscando la plática en un intento de evitar que ella se diera cuenta de sus preocupaciones.

―Para nada en especial, así que me debes una.

¿Qué? ¿Ella cómo sabía que lo había salvado de una conversación complicada? ¿Por qué sabía que debía llamarlo en ese momento? ¿Qué tenía en mente para agradecerle por el favor?

Mimi soltó una sonora carcajada haciendo a Taichi volver a la realidad. Su cara consternada era una delicia para ella, verlo concentrado era un lujo que no cualquiera se daba, aunque últimamente ello fuera mucho más frecuente a últimas fechas.

―Sora me había comentado que quería hablar contigo de un tema muy serio, le marqué hace poco y me mandó directo al buzón de voz. Por lo que asumí que ella seguía sermoneándote, como es su estilo ―. Explicó Mimi, mientras bailaba sobre sus zapatos altos y hacía mímica de todo lo que salía de sus labios ―. Es por ello que decidí salvarte del sermón de la semana. Y por ello me debes una.

Taichi sonrió enternecido y su cerebro sólo pudo procesar una sola cosa: detener todo su bailoteo con un abrazo, un abrazo que se tornó extremadamente largo para ser un abrazo normal. Mimi guardó silencio, y luego de entender que esa era la forma de Taichi para darle las gracias de la forma profunda en la que sólo él podía transmitir, se dejó llevar y correspondió el abrazo permitiéndose unos agradables segundos de silencio en los que se dejó embriagar por la loción tan masculina del muchacho.

Estuvieron así aproximadamente un minuto, separándose lentamente, compartiendo una mirada serena y los labios esbozando una leve sonrisa. Pero lo más importante era todo lo que se transmitían en su mirada. Taichi soltó un suspiro y rompió el agradable silencio.

―¿A dónde quiere ir la Princesa? ―Mimi hizo un puchero ante el apodo, pero en lugar de molestarse, prefirió vengarse de una forma más inteligente.

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