Ramen (Mimi y Taichi)

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  Muchísimas gracias a todos por sus lindísimos reviews, en serio, me hicieron sentir especial... así que para agradecerles tan bonito gesto, les traigo la continuación del capítulo 11: Helado Flotante. Por lo que este capítulo también contiene SPOILERS DE DIGIMON TRI, además de ser continuación al capítulo 10: Una estrella para el cabello. 

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Taichi cargaba un par de bolsos con las compras del día, mientras esperaba a que Mimi tomara una decisión sobre el lugar en el que se terminaría su mesada. Todo por abrir la boca en un momento de felicidad que no supo contener.

Mimi disfrutaba cada paso que daba como hacía bastante tiempo no se permitía. Disfrutar una tarde de compras con Taichi fue una de las mejores ideas que había podido tener esa tarde. Él, pese a todo lo que se pudiera pensar, no caminaba cabizbajo como si se encontrara bajo un proceso de tortura al estilo de la edad media, sino que él se permitía dar su opinión, además de jugarle unas cuantas bromas. El que Taichi se lo tomara tan bien la alegraba, haciéndola sentir muy afortunada de tener una compañía así.

¡Le daban tantas ganas de abrazarlo por eso! Pero ya lo había abrazado mucho en lo que iba del día, y tampoco quería que él se acostumbrara a estar tan consentido.

Llegaron al área de comida del centro comercial topándose con un modesto local donde servían ramen. Fue donde Mimi puso carita de digimon en etapa bebé y al poco tiempo ambos se encontraban decidiendo todo lo que comerían hasta hartarse.

Taichi agradeció a su buena suerte por no haber terminado en un restaurante italiano que le saldría en un ojo de la cara y se permitió un festín, se lo merecía luego de la vuelta de emociones a la que se había sometido ese día. En tanto, Mimi se consintió con los estilos más tradicionales, porque los había extrañado horrores desde la última vez que había estado en Japón. Taichi se sorprendió por ese hecho, ya que casi podría apostar a que Mimi elegiría algún platillo extravagante o incluso algo más americanizado, debido al tiempo que ella llevaba viviendo al otro lado del océano.

—Una parte de ti se queda en cada lugar en el que creas historias, y una parte de esos lugares se queda contigo, haciendo una nueva versión de ti —explicó ella, luego de que Taichi articulara su inquietud sobre la comida.

Pesó las palabras de Mimi, dándose cuenta de que así como el digimundo los había cambiado a ellos y a los digimon, el haber vivido un tiempo en Estados Unidos igual había hecho a Mimi una persona más consciente de los demás, de entrada para poder arreglárselas con la diferencia horaria y mantenerse en contacto a pesar de todo. Ahora ella había regresado, pero de igual forma sus nuevas amistades habían quedado atrás.

—Entonces, ¿vas a extrañar norteamérica y hablar inglés? —preguntó, escuchándose mucho más preocupado de lo que jamás admitiría.

—En algún momento de debilidad, sí.

Taichi no supo cómo tomar eso. Un momento de debilidad podría suceder en cualquier momento. El grupo podría discutir y Mimi extrañar las hamburguesas con queso amarillo y tocino, podría enojarse porque nadie podría pronunciar adecuadamente el inglés y ella empacaría sus cosas para irse con otros digielegidos. ¡Había tanto en juego!

La risa de Mimi lo sacó de sus pensamientos y él la observó arqueando una ceja. Ella le explicó que podría extrañar algunas cosas, algunos lugares y a sus amigos, pero le aseguró que prefería una y mil veces estar en Japón. Aquí tenía a sus dos familias. La de sangre, y la conformada por sus amigos del alma y de aventuras. Por ello, a Japón siempre podría considerarlo como su hogar.

Hogar, esa palabra le gustó. Él consideraba al digimundo y a su apartamento como tales. Entonces entendió que se podía tener un hogar en cualquier parte del mundo, tanto en el real como en el digital.

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⏰ Última actualización: Nov 27, 2015 ⏰

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