Capitulo Cinco: Promesas de viaje

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_Lo que me estás dando a entender, mi amada estrella, es que tú por presentar en tu declive figura un matiz rojizo estas comenzando a morir.

_Así es mí querido poeta de la noche, estoy muriendo lentamente pero sin agonía, me estoy despidiendo de todo esto que llaman universo. Pero al que realmente extrañare cuando me haya ido será a ti. Porque jamás he hallado una mirada de indiferencia tuya para conmigo. Aunque muchas personas incluidos los astrónomos me ignoran. Pero he llegado a comprenderlos en cierta forma dado que ya no vale concentrar miradas o potentes telescopios en una estrella que pronto morirá y que poco puede servir ya a investigaciones tendientes a demostrar lo que ya todos saben y a comprobar lo que ya se ha comprobado. Pero yo por saber que pronto he de morir no he dejado de hacer mi trabajo lo mejor que pueda, aunque a veces siento pena por parecer tan diferente a las demás. Me siento abucheada y reprochada desde aquí abajo, pareciera que no desearan que yo hiciera mi trabajo. El de brindar luz a un alma afligida. He observado que lo mismo acontece con los ancianos de aquí abajo. He logrado hasta culpar al universo de todo esto, pero al final he recapacitado. No es culpa de él en cierta parte, es culpa de nuestro destino al cual tenemos que amoldar nuestras últimas esperanzas. Pero no llores por esas pequeñeces, mi querido Saulo, yo no seré la única ni la última estrella que muera, aun quedaran más y después de esas vendrán muchas más. Ya verás como el tiempo termina haciéndonos olvidar todo.

Enjugue lentamente mis ojos, mi alma se hallaba consternada. Intente dejar de llorar, pero las lágrimas aún me seguían brotando en abundancia. No comprendía aun porque un ser que apenas comenzaba a querer tendría que marcharse para siempre, así no más. Solo porque su ahora al menos improvista para mi había llegado. La imagine de nuevo en lo más alto esparciendo desde allí su intensidad lumínica siempre tan armónica. Mire hacia el cielo observando allí un lugar vacío que hace un momento ocupaba mi preciada estrella. Enfoque de nuevo mi mirada en Stella. Ella era la que me contemplaba ahora. Refleje una sonrisa por entre mis resecos labios. Era ella la que sufría, yo no, solo con mi lloriqueo le perturbaba aún más, le estaba haciendo más grande y difícil su problema. Yo no le estaba ayudando en nada.

_Lo siento-Le dije después de contener mis lágrimas -. No quise perturbarte.

_No es nada. Pero no debes tornarte tan triste solo por mi partida. Aun no te he dicho a que realmente he venido al planeta del agua.

_ ¿Has venido con un motivo especial a la tierra, con las intenciones como se dice aquí de realizar tu último sueño?

_Veo que entiendes a la perfección, pero aún no creo que mi deseo se lleve a cabo. Tú también tendrás que poner de tu parte si quieres hacer muy feliz a esta tu vieja amiga.

_Cuenta conmigo, de veras que si puedes contar conmigo. Solo tendrás que hacerme participe de tu ultimo sueño que yo prometo dar lo mejor de mí. No me rendiré tan fácil esta vez.

_Creo en tu firme decisión y en la fuerza abundante de tu corazón que lucharas incansablemente y arriesgaras hasta lo más importante para ti, tu propia vida solo por hallar la satisfacción en mi rostro y observar de nuevo una sonrisa inmensa en mi rojizo rostro. Pero recuerda que no todo esto lo harás en vano. Al final recibirás una jugosa recompensa que agradecerás mucho más al universo, lo que desvirtuara un poco mi gran alegría, haciéndome pasar a un segundo plano. Pero esto al fin y al cabo no importa. Porque tu esta noche pasaras a ser el principal protagonista de tu historia. Hace algún rato me abras visto platicar cómodamente con una estrella, pues os quiero decir que aquella no era ninguna estrella normal. Ella era la estrella suprema de todas las constelaciones y debes considerar una honra y un honor que tu hayas sido el primer humano en verle. Pero bueno ese no es el tema que quiero tratar contigo. La diosa suprema fue la que me permitió estar aquí en el planeta del agua, redujo mi tamaño que puedes considerarlo muchísimas veces más grande que el sol y de no ser así no hubiera debido tocar tierra porque si lo hubiera hecho hubiera destruido tu hermoso planeta por completa. En fin, fue así como le participe de mi último deseo a la diosa suprema, quien dándome su visto bueno procedió a marcharse.

_ ¿Pero cuál es aquel deseo del que tanto hablas? - Le interrogue.

_Todo a su debido tiempo. Siempre hay un momento para cada cosa, ya lo abras de saber. Además debes recordar que hace un momento te dije el motivo de mi llegada al planeta del agua, que es el que tú te hagas una estrella. Puedes considerar ello también como una parte muy grande de mi sueño.

_Perdona, lo había en cierta parte olvidado.

_No importa, ahora es cuando empieza tu difícil tarea en tu utopía de convertirte en estrella. Acompáñame.


Vale la Pena Soñar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora