Capitulo Ocho: Regreso al planeta del agua

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Descendí lo más ligero posible. Tendría que luchar contra mí mismo y también contra el tiempo impuesto. Pose mis pies en el planeta del agua. Todo mí alrededor estaba desierto, la gente aún continuaba durmiendo dado que aún faltaba mucho tiempo para que la noche declinara ante la imponente luminosidad del sol. En la lejanía escuche que alguien lloraba, corrí hacia el eco pero no halle a nadie pese a que el llanto aún continuaba siendo reproducido en mis oídos. Camine por algunos minutos sin dirección hasta llegar a detenerme en el puente de mi cuidad. Mire hacia el cielo, Stella me observaba celosamente desde allá arriba. No podía causarle una decepción semejante a la de hacia algún rato. Alce mi mano Para saludarle en una señal de cortesía y ella solo atino a responderme con un apagar de luces como diciéndome confió en ti, tu puedes, animo ya casi lo logras. Agudice un poco más mis oídos, los sollozos aún continuaban con la misma persistencia de antes. Agache mi cabeza en un esfuerzo por observar debajo del puente y allí con ropas raídas y harapientas estaba el hombre causante de aquellos sonidos. A simple vista parecía un mendigo que no había pasado bocado en todo el día. Concentre todas mis energías cósmicas en mi mente, enfoque directamente al mendigo para empezar a meditar las palabras más propicias para dirigirme al extraño. Al parecer aquella era una mente débil que no me manifestó la más mínima resistencia, se dejó invadir fácilmente por mis pensamientos y a medida que iba penetrando más y más en su subconsciente, comprendí su verdadero dolor que a mi intuición era reciente. Comprobé que aquel hombre se fogueo por muchos años en la cima del éxito, experimentando las dulces mieles de la victoria, hasta el momento en que permitió que otros tomaran sus decisiones, permitiéndoles que hicieran y deshicieran a sus antojos todo lo que a sus parecer era conveniente y provechoso para ellos, quedando así a aquel hombre relegado de tomar e impartir sus opiniones en relación con sus propios negocios, los cuales fueron desapareciendo a medida que avanzaban los días y aumentaban las torpes decisiones de segundos que en realidad nada sabían del asunto. El hombre había quedado en la absoluta miseria, destinado solo a vagar por las calles sin rumbo fijo, a esperar que una mano amiga que como siempre escasean en esos momentos le ofreciera su ayuda. Ya llevaba cerca de tres meses en esa penosa situación, su rostro estaba demacrado y lacerado por el sol y el agua pero lo que más le pesaba era que aún no había hallado a nadie quien pudiera ayudarle a pesar de que a muchas personas a la que pedio ayuda surgieron y se dieron a conocer en el mundo de los negocios gracias a los buenos consejos que él les había compartido. Por desgracia nadie parecía conocerlo ahora, pese a que fue el más influyente en todo el campo de la economía nacional .Nadie ya si quiera se atrevía a dirigirle el saludo. Con heroísmo había sobrevivido a estos tres meses de penurias con las sobras de comida que sacaba de los botes de basura. Realmente llegue a comprender como sufría ese hombre y al final termine compartiendo yo también su hondo dolor. Con calma algo analice de todo eso y es que no me sería tan difícil hacerle reaccionar y pensar. "Tú puedes"- Le dije a través de mi telepatía y al parecer me escucho como yo imaginaba, aunque el solo atinó a decir "¿Quién anda ahí?". Con cautela note que observo a todos lados sin hallar a nadie ni tan siquiera a mí, posteriormente volvió a retornar a su sitio pensando que estaba volviéndose loco. "No te asustes"- Le dije, pero este solo respondía llevándose sus mano a la cabeza para apretarla con fuerza. Me estaba resultando más difícil de lo pensado dado que no contaba de antemano con su ya grave problema psicológico, que sin duda se convertiría en impedimento grande a la hora de hacerlo pensar por sí mismo. "Tal vez un poco de comida lo haga recapacitar positivamente" – Pensé para mí. Era una buena idea pero traía consigo un grave problema también, donde la conseguiría a horas tan altas. Decide flotar un poco por la cuidad en busca del objetivo. Levite largo tiempo en una especie de vigilancia homicida, hasta que por fin halle un poco de leche en la fachada de una casa de dos torres. Tome el recipiente con sigilo entre mis manos para evitar cualquier alteración en ese silencio privilegiado de la noche. Con prisa regrese nuevamente al puente en donde hallábase el hombre y sin musitar palabra ni mucho menos hacer ruido coloque la leche sin ser visto muy cerca del sitio y conservando siempre una distancia bastante prudente le dije "ve a ver que hay en ese tarro, tal vez es una deliciosa comida". Por suerte fue y se cercioro del contenido del tarro sorbiéndolo al instante como un néctar envidiable del cual se había privado durante muchos años. Terminado el contenido el hombre volvió a su puesto y adiciono algunos trozos de madera para conservar con fuego su improvisada fogata que era su mejor y su más inmediata amiga desde que dejo de ser rico. Ella siempre le brindaba su calor en las noches frías y heladas y a cambio de ello no pedía más que no fueran trozos de madera para preservar su llama. Se convirtió en su amiga más leal, dado que le escuchaba atentamente sin llegar a esbozar cansancio o aburrimiento en sus ya habituales monólogos del amor y de la suerte, una amiga tan firme y segura que jamás se atrevía a pensar sino por ella y para ella.

_Tu eres capaz. – Le dije- Tú podrás mover montañas, si tienes fe y lo deseas con todas tus fuerzas. Tú puedes recuperarte de nuevo si al menos lo intentas. Hay quienes dicen que las segundas partes de todo son las mejores y más apremiantes. Te irás a marchar de este planeta sin comprobarlo, anda ve y lucha de nuevo, que ya tienes algo a tu favor. La experiencia. Nadie te podrá derrotar tan fácilmente después de que resurjas de las cenizas.

Observe que asentía con la cabeza, en señal de que aprobaba mis palabras y de que lo intentaría nuevamente. ¿Realmente me habría vuelto un buen consejero al final de todo?

_Si, lo intentare otra vez – Proclamo con fuerte voz el hombre – Ya no tengo nada que perder, al contrario tengo mucho por ganar , por recuperar todo lo que el destino sin previo aviso me ha arrebatado. Que se prepare el mundo y todo el universo porque mi mayor objetivo será el. Desde hoy seré indestructible, solo le otorgare permiso a Dios para que examine mis cuentas y me ilumine cuando mi mente se nuble. No hay mejor amigo que él, quien sin mostrar interés te escucha y quien sin esperar nada a cambio te aconseja.

Qué alegría me produjo cuando pude percibir en su rostro los deseos de volver a triunfar, de sentirse útil otra vez. En ese instante comprendí que mi misión él en planeta del agua había terminado y que allí en la distancia más memorable y entrañable de todas sería recibido como un héroe digno de desatar los más excéntricos y desatinados festejos que sin duda se prolongarían por mucho rato. Y había un motivo más para que el universo entero se mostrara complaciente conmigo, había devuelto una oveja a su seno haciéndolo valer por sus propios pensamientos y criterios de lo que él en si consideraba verdadero. Lo había logrado nuevamente. Lo creí difícil al principio pero no por eso me quede meditando a la espera de que el problema se tornara fácil y así con más confianza poder actuar. Fui y lo enfrente como un león enfrenta a su presa hasta lograr someterla bajo su garra y coraje. Sin duda alguna cada uno podrá definirse según el coraje y su valentía. En este momento me pregunto cuánto habré tardado, espero que no sea más de los quince minutos que me han concedido. Quise esperar un rato más allí contemplando la tranquilidad del mar. El hombre había esperado el ahora mismo para actuar. Se despojó de su ropa mugrienta y la arrojo con determinación al fuego. Al igual que el pude sentir la total desaparición de aquel trotamundos sin rumbo ni destino que se extinguía para siempre en el calor abrasante de las llamas. Después se sumergió en la tranquilidad de las aguas salinas del mar en una especie de ritual que le permitió lavar su cuerpo y su conciencia. Era evidente que quería ser totalmente diferente desde ahora al anterior hombre de toscas preocupaciones.


Vale la Pena Soñar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora