Deja que los sentimientos fluyan

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Habían vuelto a cambiar de sitio. Era el sótano de un edificio. Varias tuberías corrían por las paredes mientras algunas gotas de agua se desprendían de ellas. Las paredes, que en algún momento debieron ser grises, estaban repletas de moho. El techo no era muy alto, pero el cuarto era lo suficientemente amplio como para que Loki estableciera allí a su ejército. No había ventanas. La luz procedía de algunas bombillas colgadas del techo por un único cable. Luces rojas y azules se desprendían del arsenal de máquinas que el ejército había colocado en el cuarto. Al final de él, había una escalera que llevaba al cuarto de calderas del edificio. Loki se había molestado en hechizar la puerta para hacerla desaparecer durante el tiempo que pasaran allí.

Había perdido a uno de los hombres más importantes que había conseguido, Barton. Ahora sin él no podría espiar cada uno de los movimientos de S.H.I.E.L.D. Lo que más le importaba era tener el Teseracto en sus manos, y por consiguiente, a Selvig de su parte. Sin embargo, contar con Ojo de Halcón, como se le conocía en la Tierra, era una gran ventaja a la hora de actuar. La única forma que tenía ahora de intentar adentrarse en S.H.I.E.L.D era mediante los sueños de Negrix, pero su objetivo con eso era despistar a la chica, no volverla loca. Si mantenía distraída a Brooke, conseguiría el Teseracto. S.H.I.E.L.D no daría todos los pasos si uno de sus vengadores no estaba en condiciones. Los Vengadores era un grupo, si uno fallaba se descompensaba el resto. Loki tan sólo se necesitaba a sí mismo para proteger el poder del Teseracto.

Estaba sentado en uno de los escalones que en teoría deberían llevar al edificio. Observaba como sus soldados corrían de un lado para otro hallando la forma de colarse en el sistema informático de S.H.I.E.L.D de nuevo, y como trabajaban para conseguir más energía del Teseracto. Sin Barton, debía encontrar la forma de colarse en S.H.I.E.L.D. Sabía que estarían ocupados con el posible ataque a Gotham. En un principio no entraba dentro de sus planes atacar la ciudad humana, pero esa sería otra forma de distraerlos y, por tanto, otra forma de tener el Teseracto más seguro entre sus manos.

Además, había notado cómo eso ponía nerviosa a Brooke. Era su ciudad, su familia, su vida. Si se destruía, ella también quedaba destruida. La primera vez que la vio, aquel día en Stuttgart, le había parecido un cero a la izquierda. Su propio equipo no la dejaba actuar lo suficiente como para resultar una amenaza a cualquier enemigo. Gran error de los Vengadores. Varias veces se había colado en las cámaras del gimnasio, estando él en su celda, y la había visto entrenar. La última vez que la vio luchar contra aquellas máquinas era lo suficientemente fuerte como para atacar a 25 de sus hombres sin apenas inmutarse. Y eso sin hablar de su poder para controlar el fuego, con eso podría entorpecer cualquiera de sus actuaciones, e incluso se aventuraba a decir que también podría acabar con sus planes. Era su manera de ser igual de poderosa y débil lo que le llamaba más la atención.

-Señor, creemos que lo hemos logrado -escuchó decir a uno de sus hombres desde su puesto-.

Loki salió de sus pensamientos y se levantó para dirigirse al lugar de donde provenía la voz.

-Hemos encontrado interferencias. Creemos que nos hemos colado en sus micrófonos -le explicó el soldado mientras apuntaba a su pantalla-. Espere, que subo el volumen del ordenador para que pueda escucharlo. Deben de ser soldados, no tienen mucha información y atienden a órdenes. Intentamos captar los micrófonos de los altos cargos cuanto antes.

-Cállese, luego continúa explicándome, pero ahora déjeme escuchar -le ordenó al soldado-.

Cogió una silla que estaba cerca y la arrastró hasta quedar al lado del soldado y sentarse en ella. Después, apoyó una mano en su barbilla y agachó un poco la cabeza, acercándola al ordenador. Pudo escuchar una conversación entre dos soldados. Atendían órdenes y por las respuestas que daban debían manejar el sistema operativo de la base. No era lo que necesitaban. Aún así se mantuvo en silencio un rato.

Una nueva vengadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora