-¡Harry, ya estoy en casa!-grito Anna al llegar.
-Hola Anna-salió de la cocina sonriendo y lleno de harina.
-¿Que está pasando hay?-río al verlo.
-Estamos haciendo una sorpresa-se puso frente a la puerta pidiéndole el lado a Anna.
-Harry, déjame entrar-puso sus brazos en jarrón.
-Está bien, pero no te quejes de lo que te pase cuando entres-abrió la puerta paes que pasará.
Anna entro, pensaba que era broma lo que Harry le dijo de que no se quejara. Darcy le lanzó un puño de harina en la cara.
-¡Darcy!-exclamo.
-Mamí estamos jugando-hizo un puchero.
-Claro que estamos jugando, princesa-se acerco lentamente a Darcy mientras llenaba su palma de la mano de harina.
-Mamá no-retrocedia mientras reía.
Sin pensarlo ya estaba cubierta de harina. Esa noche sería inolvidable para ellos.
-Quiero mi sorpresa-exigió Anna.
-Aquí está-Harry le entrego un pastel.
-Esto es comprado-bromeo Anna.
-Lo hicimos nosotros mamí-dijo Darcy.
-Ya lo se pequeña, sólo jugaba con ustedes-río.
Anna salió de hay de decidida a tomar un baño para así comer a gusto ah pastel.
Esa noche no la olvidaria, jamás en su vida vio mas feliz a Darcy. Lo malo era que cuando regresaran a Nueva York la odiaria para siempre.
Se encontraban los tres sentados en el sofá comiendo juntos el pastel que Harry hizo con un chocolate caliente que preparo Anna.
-Harry esto esta delicioso-suspiro Anna mientras cerraba los ojos.
-No solo yo lo hice, tambien me ayudo nuestra hija-sonrio