Capitulo 12.- Es el Sol.

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—¿Estas bien?—Dijo James tomándome de los hombros.

Me tomó unos segundos contestar.

—Sí, yo estoy bien—Dije con la voz ronca y mirándole los ojos que habían vuelto a ser caramelo.

Estaba idiotizada. Que hombre más bueno.

—Parece ser que no te llevas nada bien con el agua.

Fruncí el ceño. No era mi culpa. Decidí regresar a la orilla del rio y dejarlo ahí botado, pero él me tomó del brazo regresándome a mi lugar, se acercó un poco. No retrocedí.

—¿Quieres ir por una hamburguesa?—Sonrió—.Quizás podemos pedir que nos atienda otra mesera que no sea Nancy—Me guiñó.

Imbécil.

Levanté la mano y le solté un rayo sobre el hombro. Esa era una de las ventajas de ser bautizada cuando hay una tormenta eléctrica.

Vaciló hacia atrás, se tomó el hombro con la mano e hizo una mueca de dolor pero a una así sonrió descaradamente. Junté las cejas.

—Qué carácter más divino—Rió con fuerza.

Estaba a punto de darle otro más fuerte, cuando el levantó la mano, el rayo se detuvo antes de que tocara su pecho, las hebras de luz habían estado a punto de alcanzarlo.

—Detente.

Deshice el rayo que se extendía desde el codo a la palma de mi mano. Sus ojos estaban verdes, tan hermosos. Desvié la mirada molesta. No podía seguir observándolo porque olvidaría que yo debía estar enojada.

—Mírame—Me tomó el rostro, haciéndome mirarle los ojos caramelo.

—¿Qué quieres?

—Hacerte preguntas—Se encogió de hombros y me soltó la barbilla.

A otro perro con ese hueso.

—¿Hacerme preguntas?—Asintió—. ¿De qué?

—De los humanos—Susurró—.También puedes preguntar, lo que quieras.

—¿Lo que quiera?—Asintió—.Bien.

Caminé a la orilla, necesitaba ponerme una camiseta porque me sentí incomoda con la poca ropa que llevaba. Había aceptado por que necesitaba más información algo no cuadraba.

(..)

El agua del río se movía de manera tranquilizante, el viento soplaba y revolvía el hermoso cabello castaño de James, Liz estaba a unos metros de mí a la derecha con Melek. Se veían bien juntos. Al otro lado más lejos de nosotros estaban los dos amigos de James, el rubio con ojos verdes se llamaba Gorgo, el otro moreno se parecía a Melek solo que tenía los ojos negros y el cabello rapado este se llamaba Plutón. Todos eran muy guapos, más cuando los mirabas detenidamente.

—La vida humana es complicada—James juntó las cejas y mirando al horizonte.

—¿Qué es lo que quieres saber?

—Me quedé pensando en lo que dijiste en el restaurante sobre las emociones de los mundanos, nunca he sentido tantas como cuando pise la tierra—Dijo ignorando mi pregunta.

— ¿Qué es lo que solías sentir en el infierno?

—Nada, solo enojo, furia contra mi padre y nada.

— ¿Qué es sentir nada?

—Pues nada—Rió bajito—.Es como ser indiferente, nunca me había sentido mal por no sentir nada o ser indiferente, hasta que un día eso cambio, me sentí extraño era como una energía recorriéndome el cuerpo instalándose en mi estómago era asfixiante pero se sentía bien, tenía ganas de brincar y luego fue lo peor no sentir nada—Me miró y sus ojos se tornaron verde esmeralda—.Mis ojos nunca habían cambiado más de ámbar a rojo o de rojo a negro, ese día fueron de otro color.

Se llama felicidad.

—¿Y qué fue lo que paso cuando te sentiste diferente? ¿Qué color fueron tus ojos?—Pregunté como una niña cuestionando el porqué de las cosas a su madre.

—Es un secreto, quizás algún día te lo cuente.

Resoplé.

Me regaló una sonrisa, se le formaron unos hoyuelos en la mejilla. Era la sonrisa más sincera que me había dado alguna vez.

Bésalo.

¿Qué? Cállate.

Sentí la cara caliente, nada más de pensar cómo se sentirían sus labios.

—Estas roja—Su sonrisa se hizo más grande.

Inventa algo.

—Es el sol—Revolee los ojos.

Bien, muy bien.

—Estamos en la sombra.

Mal, muy mal.

—Déjame en paz—Le golpee el hombro.

—Eres una salvaje—Rió.

—No es la primera vez que me lo dicen—Me encogí de hombros.

Hubo un largo silencio por unos minutos, solo se escuchaba las risas de Liz, sonreí inconscientemente.

— ¿Qué es amar para los humanos?—Dijo James mirándome por un momento, después vio a Liz y a Melek, por último fijo la vista en el horizonte.

—No lo sé, para todos es diferente—Miré al río.

—Para ti ¿Qué es?

—Mm...El amor es libre, es desinteresado, te hace feliz, no eliges quien es digno de el simplemente lo das, no tiene reglas, el amor no lastima, no hace daño. Es como estar en un mundo paralelo, todo es diferente, todo es colorido, eso te hace sentirte bien y en paz contigo mismo, porque no es un acto egoísta, el amor no rompe tu corazón, lo cura y cuando lo tienes o lo encuentras lo más importante es seguirlo sintiendo, es amar porque tienes y quieres hacerlo, entregas sin esperar nada a cambio.

—Lo dices como si lo hubieras vivido ya—Me miró y sus ojos estaban más claros de lo normal.

—No me he enamorado, pero mi madre si y a pesar de que se separó de mi papá, ella lo seguía amando, no entiendo porque. Un día me dijo que el amor no era egoísta y que ella quería a mi papa porque quería hacerlo, era su decisión mantener ese amor ahí—Toqué mi corazón—.Me dijo que algún día lo entendería. Y creo que si—Pensé en la maldición.

—En el infierno hay miles de almas asesinas y psicóticas que están ahí por el amor.

—¿Cómo pueden estar ahí por amor? Es ilógico.

—Matan, torturan por él, en los casos más simples hacen sufrir, comenten errores contra otras personas por amor, daños irreparables. No saben amar y es tonto pensar que almas como ellas pueden ser merecedoras de algo tan...puro.

—¿Lo has sentido?

Me miró por un momento y sus ojos estaban rojos. Después pasaron al verde.

—Lo he visto—Se encogió de hombros y parpadeo rápidamente.

—¿Dónde lo viste?—Pregunté.

—Es un secreto.


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