El sonido de las puertas de la consulta me despertaron de mi bucle mental. El señor Liu me dijo que intentase retener esos bucles, pero sigue sin funcionar. Me llamo Akira Kurusawa y tengo 16 años. Soy de Japón, mi nombre lo dice todo, pero es para estar segura de que lo sabes. Soy una chica de pelo castaño hasta el pecho y ondulado. Antes todos eran más bajitos que yo, hasta que apechugaron con los yogures y se volvieron árboles con piernas. Todos dicen que soy guapa, excepto la señora Choi Oh In que siempre me dice 《deja de hablarme patata en movimiento》 así que pues no se, yo no creo que sea guapa, pero oye la vida sigue. Otra cosa que deberías saber de mi Esque estoy como una cabra. No enserio estoy malita, vivo en un internado 《especial》 para gente 《especial》 como yo. O eso me dicen desde pequeña, pero vamos que de especial tiene poco, salvo esos tios raros que robaban las pastillas del médico para colocarse en el cuarto de la lavandería. Lo especial era cuando salían gritando de la habitación porque decían que habían visto un dragón. Enserio no lo entiendo.
-¡Buenos días Akira! ¿Cómo a dormido mi interna favorita? - El señor Liu es el mejor médico del mundo y un padre para mi. Prácticamente me ha criado. Le debo mucho.
-Estoy postivamente guay - me obliga a que sea positiva ya que estoy todo el tiempo deprimida.
-Akira, tenemos que hablar.
-Wow, ¿desde cuando se ha vuelto el médico aburrido que nunca tuve?
-Akira, es serio, entra en la consulta ahora mismo - recordé que seguía sentada en la sala de espera.
Entre a esa sala de 《los horrores》ya que ahí siempre pasan cosas malas. Malas noticias. Siempre. Nadie se salva. Como esa vez que me dijeron con 6 años que el cuerpo de mi padre fue encontrado en el campo de batalla. Si, era militar y fue bastante raro. No tengo recuerdo alguno de el. Ni siquiera de mi madre. Algunas malas lenguas decían que era una furcia y una drogata, otros sólo decían que estaba loca, como yo. Nunca se lo conte a nadie, ni siquiera a mi psicriata, ni siquiera al señor Liu, pero me da miedo convertime en lo que se convirtio mi madre por su enfermedad, me da miedo no poder controlarme o que nadie pueda. Nunca he tenido a nadie, que, oye que me da bastante igual, pero siempre estara esa espinita de soledad dando la vara.
-Akira, despierta - el señor Liu chasqueo los dedos enfrente de mi cara para despertarme.
-¿Otra vez con los bucles?
- Que me tenías que decir - me acababa de dar cuenta que ya estábamos en la sala y que yo ya estaba sentada en la silla. Ese sitio parecía una sala de interrogatorios de una comisaría de policia.
-Akira, ¿Cuanto tiempo llevas aquí dentro?
-Unos minutos, supongo.
- En la sala no, en el hospital como interna - no entiendo como puede tener tanta paciencia conmigo.
-Aaah, pues unos añitos ya eee.
-Akira es hora de salir - me miro con cara seria- te vas mañana con tu hermana a Seúl.
-¿Se-Se-Seul? PERO QUE DICES. SI ES UNA BROMA COMO LA DEL AÑO PASADO NO TIENE GRACIA -le grite a la cara al señor Liu y también a las cámaras de vigilancia. Creo que escupi mucho, por lo menos eso es deja huella ¿no?
-Lo siento, pero es hora de entrar de nuevo, de volver a vivir. Akira, tienes 16 años. Llevas toda tu vida aquí. Es la hora y, además, tu sabías que estoy ocurriria algún día, tienes que salir de tu zona de comfort.
-PERO ESQUE NO QUIERO -ya me veia con una silla en la mano dispuesta a matar a alguien - ADEMÁS, SIGO ENFERMA ¿ QUE PARTE DE ENFERMEDAD CRÓNICA NO ENTIENDES?
- Las pastillas y ver al psicriata te ayudarán, además, me veras todos los días y si necesitas algo estare allí - no paraba de gesticular con las manos y yo tenía cara de poker.
-Pero me da miedo.
-Chica escuchame, citare a mi película favorita para esto - se puso rígido y colocó su mano derecha en el pecho - Oh capitán, mi capitán. Carpem diem, aprovecha el momento, Haz de tu vida algo extraordinario.
- Aishhh, y si la lio parda o...
No lo harás, eres fuerte, eres el sol podrás, confía en mi - siempre me dijo que era como el sol, fuerte a todo, pero el no sabía que yo se que el sol algún día explotara, y se apagará.
