CAPÍTULO 6

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"¡Edith, vete ahora!"

-Lady Beatrice Sharpe.


* * *

Mi querida Virginia... Así comenzaban todas las cartas.

Edith apenas podía dar crédito a lo que tenía en sus manos. Desbordada por el terror y con los ojos inundados de llanto fue incapaz de leerlas por completo. En su retina quedaron impresas frases que leía en voz alta para asegurarse de que no era una pesadilla lo que estaba viviendo.

"Hace mucho frío aquí... hay mucho silencio... Todos están aquí... y por las noches es aún peor... me persiguen.

Mi familia, ustedes, se ha ocultado de mi... incluso él.

Se hunde cada día un poco... me hundo con ella.

Él está en algún lugar... ya no quiere verme.

Tráelo...

Estoy sola... sola. Y no puedo estar sola...

Ella me lo arrebató... Ya no despierta conmigo.

Ella fue una intrusa que él trajo... se enamoraron.

Él dejó de amarme... Yo hice todo, todo por él.

Virginia, regresa... tráelo.

Por favor... mi querida niña..."

El terror que se había apoderado de ella al comienzo, ahora se había solidificado dentro, como un gran bloque de arcilla. Paralizado, cada centímetro de su cuerpo le dolía de miedo. Apenas respiraba. Tenía que obligarse a respirar.

El aire se condensó a su alrededor y la habitación se volvió fría. Se dio cuenta del vapor que salía de su boca. Se acurrucó en el piso tomando sus rodillas y hundiendo en ellas su rostro, para no ver. Como cuando era niña. Sabía lo que eso significaba.

El aire se movió a su alrededor erizándole la piel. Alguien estaba con ella, en la habitación. Volvió a sentir aquel profundo miedo, volvieron a su mente el recuerdo de aquellos muertos retorcidos, heridos, que le gritaban. Se paró violentamente para hacer frente a quien estuviese allí. Su terror no se convirtió en valentía, era sólo el instinto de supervivencia.

El perfecto rostro de Lucille emergía del pequeño hueco en el piso. Su cuerpo lentamente se daba a conocer, vestida de azul noche y su cabello recogido prolijamente. Sonreía. Flotaba. Flotaba hacia ella.

Lucille no habló, ya había dicho suficiente.

Edith retrocedía espantada ante aquella visión, aquella aparición.

Lucille avanzaba y sonreía. Sus impecables manos descansaban cruzadas sobre su faldón. Avanzaba flotando hacia Edith.

Edith, que retrocedía aturdida, nunca vio el recorrido que hacía.

- ¡Madre, cuidado! -gritó James tratando de alcanzar el cuerpo que caía rodando y golpeaba la cabeza contra los escalones de mármol.

Virginia la vio parada. Se sonrieron. Lucille regreso a la habitación para desaparecer en el hueco junto con las cartas, el cuaderno y la brillante tela roja. Cerró la tapa cuidadosamente. Sus largos, finos y huesudos dedos salieron a través del piso, colocó la alfombra en su lugar.

Hilos de sangre caían por los escalones. James acunaba el cuerpo muerto de su madre, lloraba desgarradoramente.

Virginia gritó por auxilio a los sirvientes quienes acudieron de inmediato, pero ya era tarde.

Edith, finalmente, no había logrado escapar de su destino.


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Próximo capítulo: 2 de diciembre... Gracias por leerme!!!

¡Qué lo disfruten!


REGRESO A ALLERDALE HALLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora