CAPÍTULO 9

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"No me detendré. No lo haré hasta matarte o..."

-Lucille Sharpe.

***

Esa mañana Virginia se perdió entre los libros de la biblioteca buscando algo, alguna pista que la ayudara a entender qué estaba sucediendo. Absorta en lo que leía, tomó nota en la pequeña libreta que había adquirido especialmente para esa tarea. Todo los libros explicaban lo mismo de la misma manera, la información no abundaba pues no era un tema muy elegido por los escritores.

"Los fantasmas o apariciones suelen verse como siluetas o sombras difuminadas, oscuras o blanquecinas".

"Los rasgos no son completos o el rostro no es definido. Pocas veces se muestran con apariencia humana y normal".

"Estas apariciones suelen estar acompañadas por olores penetrantes, ruidos y temperaturas frías".

"Se cree que los fantasmas están arraigados, ligados a un lugar especialmente si han sufrido una muerte violenta aunque en ocasiones se asocian a personas que se los llevan consigo, en contra de la voluntad de quien se lo lleva".

"En pocos casos pueden trasladarse de un lugar a otro. Las personas que entran en contacto con estas apariciones están ligadas a ellos, pero siempre por poco tiempo".

"Estas apariciones pueden manifestarse de forma imprevista y siempre necesitan de una persona para hacerlo, alguna de ellas pueden comunicarse y entrar en contacto con los vivos".

Virginia tuvo una certeza. Dos, en realidad. Su tía Lucille se estaba comunicando con ella. Pero también alguien más estaba tratando de hacerlo, la letra vacilante y pequeña pedía ayuda. ¿Quién era? ¿Qué clase de ayuda necesitaba?

Las cartas. ¿Qué decían las cartas? Trató de recordar. Si, "Virginia regresa... tráelo".

"¿Qué quieres que te regrese, tía Lucille?", preguntó en voz baja. El pulso acelerado le provocaba temblores.

Apenas conocía la historia de la familia. Las pistas que tenía venían de una muerta al otro lado del océano. Su padre y su madre jamás habían hecho mención del tema. ¿Habría algo en la casa que fuese de ella y ahora lo quería? Sintió estremecimientos en su cuerpo. ¿Habría algo oculto en la mansión McMichael? Se quedó inmóvil tratando de que nada se perdiera en su cabeza, pero era inútil tratar de recordar algo extraño o fuera de lugar. Toda la mansión había sido su vida, la de su familia, la de la familia que conocía. El único secreto estaba en su habitación, de eso estaba segura.

No. No era el único secreto. Su padre y su madre le habían ocultado su verdadera identidad. ¿Por qué?

De pronto tuvo un recuerdo, regresó al instante en el que su madre caía por la escalera. ¿Cómo había sucedido? Si, su madre caminaba hacia atrás, ¿asustada? Y cayó. Fue allí donde la vio, vestida de azul noche sonriéndole. ¡Oh, por Dios! ¡Ella le había sonreído también! El bullicio en su cabeza no cesaba. "No cayó. No cayó. No cayó". Se dio cuenta de que su madre también la estaba viendo cuando rodó por las escaleras. ¡Su madre estaba viendo a Lucille! "No fue un descuido ni un accidente", cayó en la cuenta Virginia. "No puede ser verdad... madre", murmuró la joven y sus ojos se llenaron de lágrimas. "¿Se apodera de mí?, pensó. ¿Qué otras cosas no estoy recordando?"

Sintió terror. Estaba paralizada en la pequeña silla, en el silencio de ese lugar solitario. Recorrió en lugar con su mirada, no estaba sola. A esa hora las señoras se acercaban para reunirse a leer. Era la hora apropiada para las damas. ¿Acaso alguna de ellas podía imaginar lo que le estaba ocurriendo? Era poco probable. ¿Podría confiarle semejante historia a James? No. De ninguna manera lo preocuparía con historias de muertos y fantasmas. Especialmente porque no tenía explicación o respuestas. "¡Pero, madre está muerta a causa de tía Lucille!", se gritó a sí misma en silencio. ¿Cómo explicar un evento así? Entonces recordó el pedido de ayuda.

REGRESO A ALLERDALE HALLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora