30; Arrepentimiento

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Me retuerzo los dedos, nerviosa, y vuelvo a mirarme en el espejo delante de mí. Finalmente, opto por recoger mi pelo en una coleta alta y, como siempre, un mechón rebelde se sale de esta. Pero no tengo tiempo de volver a peinarme, así que, tras coger mi móvil y mirar que voy cinco minutos tarde, salgo de la suite. Me subo en el ascensor, esperando no encontrarme con Ethan en mi camino al bar cercano en el que he quedado con Dylan.

Dylan. Me llevo la mano a los labios instintivamente... Parpadeo, no dejando que los nervios se apoderen de mi mente. Va a disculparse, y después me iré.

Llego al bar quince minutos después de lo previsto, y se me corta la respiración cuando lo veo, ahí sentado con sus ojos verdes fijos en la mesa, y pasándose una mano nerviosamente por el cabello, que le cae despeinado sobre los ojos. Respiro hondo y me dirijo al sitio de en frente.

Levanta la cabeza y me ve justo cuando llego a su lado. Su mirada se posa en la herida de mi labio, para después volver a mis ojos.

-Hola -murmuro.

-Lily. Lo siento -se levanta, pero ve que me siento y vuelve a colocar su trasero en la silla.

-No te preocupes por eso. Ya casi no me duele.

Su expresión se torna culpable pero, justo cuando parece que va a decir algo, una joven camarera se acerca a nuestra mesa con una sonrisa minuciosa.

-¿Qué os pongo? -nos pregunta, dedicándole a Dylan una mirada coqueta, que él ignora completamente.

-Un café con leche, por favor -habla el rubio.

-Un batido de chocolate -espeta la niña pequeña que llevo dentro.

Por un momento, la comisura de los labios de Dylan se eleva en una sonrisa, y la camarera hace un deje con los ojos que no me gusta ni un pelo. Menos mal que se va antes de que pueda soltarle una impertinencia.

-He sido un capullo -rompe el silencio-, y no sabes lo arrepentido que estoy de ello...

-¿Arrepentido? ¿Desde cuándo, Dylan? Hace tres días te estabas liando con la ex de Ethan, aún conociendo la historia de estos.

-Solo fue un puto beso. No quería nada con esa zorra que solo sabe calentar, ¿vale? Para una noche está bien, joder, pero nunca tendría nada con nadie como ella...

Entonces aparece la camarera de antes con nuestro pedido, que coloca en la mesa y se marcha, no sin antes sonreírle al modelo. Qué pesada.

-Dylan... Imagino que no querrías nada con ella, pero, en serio, ¿tenías que ponerte a darte el lote con ella justo en la puerta de aquel local?

-Puedo hacer lo que me salga de la po... -dice en un arranque, pero se lo piensa mejor y se calla-. Joder, me pones de los nervios, Lilian. Lo siento, no quería decir eso -farfulla y le da un sorbo a su café, pero está demasiado caliente y lo vuelve a dejar en la mesa-. Vale, tienes razón, lo hice aposta -admite, pasándose la mano por el pelo.

-Ya. Nunca vas a cambiar Dylan. Ojalá conocieras a alguien que te importara lo suficiente como para empezar a comportarte como una persona decente -digo, pero se me quiebra la voz.

Parece herido después de estas palabras. Y veo, a través de sus ojos, que en su interior se libra una lucha sobre si decir algo o no respecto a lo que he dicho.

-Lily... -dice al fin-. Sabes que no me va esta mierda de las charlas emocionales, y también sabes que ya conozco a la persona por la cual voy a intentar ser mejor.

Un cosquilleo se apodera de mi estómago, y me maldigo a mí misma. La cara de Ethan aparece en mi mente, y cierro los ojos un segundo. A continuación, me llevo la pajita a los labios y le doy un sorbo al batido.

-No puedo, Dylan.

De repente el aire se hace denso, y noto un nudo en la garganta.

-¿No puedes, qué? -pregunta, buscando mi mirada con la suya.

-Seguir con este juego. No puedo... seguir fingiendo que no siento nada por ti... -sus ojos se abren con esperanza-. Pero estoy con Ethan. Y lo quiero. Me encanta cómo me hace sentir cuando estoy con él, ¿sabes? Es sincero y no hace nada que pueda hacerme daño, y...

-¡Joder! -me corta-. No he venido aquí para escuchar lo bien que te lo montas con él, mierda. Solo he venido a disculparme, decirte que he sido un cabrón y que lo siento. Comprendo que no quieras darme otra oportunidad. Me necesitabas y te fallé, y ahora quiero volver a tener lo que teníamos antes, por muy pequeño que fuera. Lily, siempre ha habido algo entre nosotros.

-Y todo lo que ha habido siempre has acabado estropeándolo. No quiero que me estropées, Dylan, quiero a alguien que me haga feliz. Porque lo necesito, me merezco serlo. Mi hermana sigue en el hospital, ¿sabes? Mi madre me llamó ayer diciéndome que había empeorado -ahora noto cómo las lágrimas inundan mis mejillas-. Mi hermana es lo mejor que me ha pasado, y me da miedo perderla... Estoy asustada, Dylan.

La gente comienza a mirarnos, y el rubio saca un billete que coloca encima de la mesa. A continuación, se levanta y me tiende la mano. Me pongo de pie, con la respiración entrecortada y me sorprendo cuando me estrecha entre sus brazos. Así, en medio de todo el mundo.

Noto un calor que sube hasta mis mejillas, y cuando nos apartamos, me arrastra hasta la playa que hay al lado. Ahora mismo debería estar con Ethan, abrazándolo a él.

-Todo va a ir bien, Lily. Es normal tener miedo, pero no dejes que ese miedo te impida ser tú.

Nos sentamos en la arena, mirando hacia el mar. El sonido de las olas es relajante, y el sol de por la mañana pica en mi piel.

-¿Podrás perdonarme? -habla, medio susurrando.

Lo miro a los ojos, que desprenden arrepentimiento.

-Yo... Sí, supongo que estaba deseando que me lo pidieras para poder hacerlo. Soy incapaz de estar enfadada contigo, Dylan.

Me estremezco cuando lleva un dedo a mi labio inferior, justo a la herida.

-¿Te duele?

-No.

-¿Puedes besar?

-¿Qué? -lo miro, no muy segura de haberlo escuchado bien.

Pero no contesta, si no que se inclina hacia mí y, antes de que pueda impedirlo, junta sus labios con los míos.

Una modelo en apuros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora