Max tenía una cabaña para invierno en las montañas más altas del lugar. Pasaban cada navidad y despedida de año en esa hermosa cabaña de dos pisos. Fanny amaba esa cabaña, aunque los únicos que iban era su mamá, su papá, ella y algunas ocaciones Ana los acompañaba.
Esta ocasión era diferente irían Max, Ana, Fanny, Diana, Frank y Leo. En la noche de despedida de año llegaría su tía Karen y su tío Alex, padres de Diana. Todo lo tenían listo, rentarían una guagua para todos ellos.
Saldrían en cuanto Frank y Diana llegasen. Fanny y Leo estaban en el "family" viendo una película realmente graciosa, mientras Max y Ana estaban preparando el almuerzo.
-Fanny se ve feliz otra vez- dijo Ana sonriendo.
-Lo que daría porque esa felicidad no se convierta en tristeza. Nos tocó verla una vez y ruego que no le pase otra vez.- dijo mientras picaba algunos vegetales -él se ve que es un buen chico y la quiere de verdad no como aquel error de la naturaleza.
-Lo se pero solo ella tiene en sus manos el poder de sufrir o no y siento que con este chico ella no sufrirá. Ella luce muy ilusionada y enamorada y él se ve que la quiere. Así que no veo algún peligro de que ella sufra.-
-Eso espero- dijo mientras abrazaba a Ana.
La verdad es que Ana y Maximiliano no soportarían ver a Fanny como aquella vez en superior. Ella sufrió bastante y todo por un chico que ni estaba cerca de pensar que era merecedor de una adolescente como Estefania.
Todos estaban más que contentos con el nuevo ambiente que se respiraba en la casa, puro amor. Ese año iba acabando con unos cuantos deseos de algunas personas. Menos de una, la de Leonardo. Leonardo no había deseado, ni por equivocación,estar en una relación con una chica gorda y tratar de estafarla pero eso era su presente.
Ser novio de una mujer inteligente, hermosa y gorda.
Desde hace uno que otro mes sentía que todo estaba cambiando, y cambiando para bien. Jamás pensó en dejar de amar a su novia, la perfecta pero así era. Ya casi la había olvidado por completo. Sino hubiese llamado aquel último día de clases ella seguiría en el olvido como hace meses estaba.
Leonardo, sin querer, escuchó toda la conversación de Ana y Max. No pudo evitar sentirse como una real mierda cuando ellos hablaban de él. Lo creían un buen chico, un chico que no lastimaría ni a la mosca más fastidiosa de todas pero estaban demasiados equivocados.
-Soy un cabrón- dijo tristemente en susurros pegado en la pared afuera de la cocina.
Con los ánimos un poco jodidos entro a la cocina en busca del almuerzo que Ana había hecho.
-Leo, aquí tienes- dijo Max mientras le tendía unos cuantos platos en la encimera de la cocina. Leonardo lo tomó sin mirar a los ojos a Max.
-¿Que es lo que te ocurre muchacho?
-Estas decaído- dijo Max observando a Leo.
-No, nada solo estoy cansado.- se giró y no dijo más nada.
Pasaron al menos dos horas para que Diana y Frank llegaran dejando un ambiente revoltosamente alegre. -¡Llegamos!- gritó Diana dejando sus maletas en el recibidor.
-Listo. Falta bajar las maletas y subirlas a la guagua e irnos.- dijo Max mientras besaba a su sobrina.
Casi media hora después ya se encontraban en camino a la cabaña. Cada uno tenía unas expectativas altas de pasar unas buenas vacaciones. La primera hora del viaje la pasaron hablando y creando chistes pero ya con la segunda hora estaban más que aburridos.
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El amor no tiene size
RomancePor algo se conocieron y no precisamente por buenos motivos. Leonardo jamás pensó en enamorarse de una chica como Fanny pero el destino y su corazón le jugó chueco. Ahora está en sus manos el destino de su amor. Las mentiras ganará o será su amor e...