Veintitres.

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-¿Puedes acompañarme al ecografía? No quiero ir sola.- Fanny le preguntó a Génesis por teléfono.

-Claro ya salgo.- Génesis dijo -cuando este frente a tu casa te llamo.-

Luego de colgar Fanny fue a comerse algo ligero. Ninguna de las comidas no las podía soportar por mas de una hora en su estómago. Terminaba abrazada al inodoro vomitando todo. Luego eso se combinaba con los mareos y los cansancios y su mejor opción era quedarse en la cama arropada de pies a cabeza. Pero no podía porque tenía que ir a trabajar.

Ya estaba en su segundo mes y su ánimo había mejorado, solo un poco. Se había prometido no llorar más, a no sentirse triste cada vez que pensaba en Leonardo. Que a decir verdad eso era cada minuto de sus días. Había decidido poner sus sentimientos en pausa ya no llorarle pero aún le dolía. Claro que le dolía pero su único consuelo era que su dolor y sufrimiento no era para siempre.

Cada día tomaba unos minutos para sentarse y hablarle a su bebé. Sí, era pequeñito que quizás ni tenía la capacidad de escuchar pero ella tenía la idea que con hablarle no perdía nada. Le hablaba de que tan alcahuete iban a ser sus abuelitos o de los tíos cómplices que serían Diana y Frank. También les decía que sus otras tías serían más alcahuetas que sus propios abuelos. Le hablaba de todos menos de él. No sabía que decir. A pesar de todo ella no le hablaría mal a su hijo de su papá. No quería ser como otras mujeres que despotricaban de lo malo que era su padre. Todavía tenía una esperanza de que Leo iba a ser un buen padre. No quería equivocarse.

Se comió unas sopas de pollo y suplicó para que le cayeran bien. La puerta principal sonó y ella fue directo a buscar su cartera y un abrigo. El día estaba nublado y unas pequeñas lloviznas caían.  Sabía que era Génesis y mientras más rápido se fueran más rápido salían del hospital. Echó su celular en la cartera y abrió la puerta.

-¿Para donde vas?- preguntó una voz femenina muy conocida.

Fanny levantó la vista de su cartera y se encontró con una pelirroja con una panza de seis meses de embarazo. Fanny dio un grito bastante agudo y abrazó con cuidado a su prima -¡¿Que haces aqui?!- gritó Fanny.

-Bueno quería verte. Ya te extrañaba.- dijo Diana abrazándola lo más fuerte que su embarazo le permitía.

-Yo también te extrañaba mucho mi bebita- dijo con voz infantil mientras le tomaba los cachetes y los apretaba suavemente.

El celular de Fanny sonó y vio que era Génesis. Llevó la pequeña maleta de su prima dentro de su apartamento y cerró con llave la puerta. Fanny y Diana bajaron y se encontraron a Génesis bailando mientras sonaba en la radio Better When I'm Dancin'.

-Por fin bajaron- dijo Génesis -Ya estaba echando raíces- suspiró dramática ella.

Fanny miró a Diana y volvió a mirar a Génesis. No había reaccionado como cuando no ves a alguien por mucho tiempo. -Espera ¿ya tú sabías que Dai venía?- preguntó ella.

Las dos asintieron -Querida ¿quien fue la que la buscó en el aeropuerto? Pues esta que está aquí- y se señaló con una sonrisa.

-Maldita.- susurró Fanny y entraron al auto.

Varios minutos que se la pasaban cantando a todo pulmón. Desde canciones corta venas hasta canciones de motivación, por así decirlo. Desde Say Something hasta We Will Rock You. Diana había quedado encantada con la lista de reproducción de Génesis.

El amor no tiene sizeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora