Tengo miedo, no a las arañas, las serpientes, los monstruos que viven en el armario o a aquellos que se esconden debajo de la cama -como la mayoría de la gente-. Mi miedo es, para mí, mucho más grave que eso. Mi miedo es el olvido.El olvido por parte de la gente y, mucho más grande, olvido por mi parte.
Me da miedo llegar a un punto en el que me mire al espejo y no me llegue a reconocer. Que al mirar a aquella persona reflejada, deje de verse como antes lo hacía, miedo de ver a alguien desolado, vacío, a alguien que ya no sabe quién es.
Me asusta pensar que eso puede pasar.
Me asusta el hecho de olvidar a las personas que más quieres. Me da miedo ver un rostro, que te parezca tan familiar pero no tener ni la más mínima idea de quién es, de lo que te hacía sentir o de lo que representa para ti.
Me da miedo olvidar. Me da miedo ser olvidado.
Cuando olvidamos borramos datos, eliminamos situaciones, momentos, eliminamos esencias que conforman -y que deberían seguir conformando- nuestra completa existencia.
Qué triste dejar atrás todas estas cosas, ¿verdad? Es triste que dejemos en un pasado -más o menos cercano, según la persona- lo que nos ha hecho ser quienes somos en el momento actual.
Aquello, que si no hubiera estado o lo hubiéramos experimentado, no seríamos las personas que somos ahora.
No entiendo la manía o costumbre de la gente de olvidar. Porque, ¿por qué olvidar todas estas cosas tan hermosas? ¿Por qué olvidar a todas esas personas que nos han hecho sentir tan felices, tan llenos, tan nosotros? ¿Por qué? La respuesta es sencilla. El ser humano tiende a olvidar aquellas cosas que les dañan, por lo que, llegado a cierto punto, cuando sienten que alguien les perjudica o daña, intentan apartarlo lo más deprisa que pueden de sus vidas.
Pero, en ese momento, olvidas lo más importante. Cuanto más intentas olvidar a alguien, más en mente la tienes.
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Memento mori.
RandomNo es una historia en sí. Son microrrelatos. --- Hablemos de la vida definiéndola con cosas cotidianas.