La salida que hubo el fin de semana con mis amigos, al parecer, pudo animar un poco a Ethan. Al menos ya no llora mientras come.
Hoy es lunes por la mañana y me dirijo a mi casillero, caminando con pesadez por el dolor ocasionado todas las caídas de me di. Grandes moretones se formaban en mis glúteos, moretones aún más grandes que mi propio trasero.
Mi mente vagaba en cosas sin sentido y sin relevancia; tareas, el proyecto de ciencias, Ethan, si servirían pizza en el almuerzo...
Llegué a mi casillero, lo abrí y metí en mi mochila lo que necesitaría para las primeras clases. Sentí una presencia a mi lado y me atreví a voltear. Pude encontrarme con los ojos verdes de Nathan.
Nathan. Después de que compartir varias clases con él, lo presenté con mis amigos y ahora es parte de nuestro grupo de amigos, a pesar de que no esté con nosotros tan seguido. Se hizo un chico medianamente popular, muy rápido, al igual que Ethan. Nathan se ganó esa popularidad porque pertenece al equipo de fútbol. Clásico.
Al igual que la primera vez que lo conocí, es un chico muy agradable.-Hola- me saludó.
-Hola- saludé devuelta.
-¿Qué tal tu mañana?
-Ten en cuenta que es lunes y lo positiva que soy usualmente.-Cierto. Bueno, vengo porque quiero preguntarte si tienes planes este fin de semana, viernes, para ser exactos.
-Tengo bastantes planes; como contar cuántas horas aguanto sin hacer nada.- Él rió-. Obvio que estoy libre. ¿Por qué la pregunta?
-Bueno, quería ver si aceptarías ir a cenar conmigo el viernes por la noche. Hay un nuevo restaurante de comida italiana en el centro, dicen que es bueno.
Una sonrisa tímida atravesó su cara y un leve rubor apareció en sus mejillas. No pude evitar sentir que me caería por la ternura y emoción.
¿Para qué negar?, puede que que Nathan me guste un poquito, sólo un poquito, y que esté muriendo por dentro, que esté emocionada como una adolescente de secundaria porque el crush me invitó a salir... oh Dios.-Me parece genial- atiné a decir lo más calmada posible e intentando sonreír normal y no como una maldita loca desesperada-. Viernes, comida italiana. Maravilloso.
-Qué gusto que aceptaras- miró hacia sus zapatos e hizo un leve movimiento de negación. Volvió a mirarme con una sonrisa y estaba un poco sonrojado-. Pasaré por ti a las 7:30 pm, ¿te parece?
-Bien. Hasta entonces- me despedí.
-Nos vemos- se despidió con un movimiento de mano y dio la vuelta para irse por el pasillo a la primera clase. Luego volvió a voltearse hacia mí y dijo:- ¿Sabes? Nos despedimos como si nos fuéramos a ver hasta el viernes y tenemos la primera clase juntos.
¿Qué mierda? No me percaté de eso.
-Bueno-dije-, para no hacer incómoda esa despedida, me iré con mi amigos. Te veo en un rato.
No respondió, sólo sonrió, como reprimiendo una risa, y se volvió a dirigir a donde, en un principio, lo estaba haciendo.
Me volteé en dirección contraria y me encontré a dos centímetros de un cuerpo que me impedía avanzar. Pegué un salto hacia atrás y reprimí un chillido de susto.-¡Mierda, Dylan!- le grité a mi amigo de ojos azules, los cuales posó en mí-. Joder, no debes de ponerte de la nada tan cerca de las personas. No es normal. Casi me sacas un infarto.
Ignoró todo lo que reproché para decirme algo totalmente diferente, con un tono desconfiado-¿Qué quería ése?
-¿"Ése"? ¿Te refieres a Nathan?-¿Era Nathan? Bueno, no hay tanto problema.
-¿Problema con qué?- pregunté extrañada, pero decidí ignorarlo-. Pero ya que igual preguntaste, me invitó a salir- dije, feliz y sonriente como una niña pequeña.

ESTÁS LEYENDO
My Other Self.
Humor"Comer. Dormir. Netflix. Repite." Ésa, básicamente es mi vida. Soy Annabeth Dyer y no soy como las chicas que se van de fiesta todos los días... sólo cuando tengo dinero; decía, soy una chica de 17 años, estudio, salgo con amigos... ¿defectos míos...