Alejandro estaba recostado en el sillón de la enfermería. Su rodilla estaba vendada. La enfermera había dicho, que no era grave, pero que había que echarle un ojo para impedir que empeorase.
En el lago, había besado su mejilla... ¿Pero por qué? Alejandro es muy bello. Tienes unos ojos verdes tan profundos, que al ver caer aquella pequeña lagrima de ellos, sentí ese afecto por él de tal forma que besé su mejilla en señal de protección.
La enfermera tenía unos 19 años y miraba de una forma muy rara a Alejandro. No sé cómo tienen a alguien tan joven como enfermera, donde yo vivo suele ser una anciana muy lenta...
Ninguno de mis amigos había ido a ver cómo iba Alejandro, ¿acaso no les importaba? Alguien golpeó la puerta. En efecto era su mejor amigo Álvaro.
-¿Cómo está? ¿Podrá seguir haciendo actividades?-
-Shh calla. Las actividades son una mierda...- se quejó Alejandro algo dolorido.
-Esta mucho mejor, el golpe no fue muy doloroso, pero se ve que a él le duele-señaló a Alejandro- así que tendrá que quedarse conmigo.-una sonrisa divertida se asomó en la boca de la enfermera.
-Ja. Esta noche es el baile medieval, así que vamos a estar mis cinco amigos estén como estén.- me quejé.
-Verás niña, tu amigo no está para ir al baile; se quedará aquí.-la enfermera empezaba a ponerse de mal humor.
-¿No puede ir en silla de ruedas?- esta vez la pregunta la hizo Álvaro.
-No, ya te he dicho que se quedara aquí conmigo.-
Sin insistir más, Álvaro y yo salimos de enfermería y nos sentamos en unas mesas.
-Le raptaremos.-
-¿¡Cómo?!-impacto-¡¡No podemos raptar a la enfermera por muy zorra que sea!!-
-¡No idiota, a Alejandro!-
-Ahhhhhhhhh-
-Antes del baile, entraremos en la enfermería y nos lo llevaremos al baile.- explicó.
-Ok, genio. Pero ¿cómo vamos a llevarlo si no puede andar?-
-Cogeremos una silla de ruedas.-
-Vale, avisemos a los demás.-me levanté y empecé a buscar.
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Quedaba media hora para el baile y no me quería poner el vestido rosa que había en mi cama.
<<No, por favor. No quiero ponerme ese vestidito. Tengo que hacer algo>>
pensando y pensando, llegué a la cuenta de que mi había unos grafitis de varios colores en mi maleta: negro, blanco, verde y azul. Tengo unos grafitis en mi maleta porqué tenía planeado pintar algunas paredes en símbolo de rebelión contra cualquier cosa, en este caso, va dirigido a Omar.
De manera que cogí mi vestido rosa, lo tuneé de negro por completo y mientras esperaba a que se secara me duché y me peiné. Cuando el vestido estaba listo, me lo probé: era totalmente negro y me llegaba hasta los talones.
<<Tendremos que hacerle otro arreglo, parece que voy a un funeral y el vestido es demasiado largo.>>
Como si no hubiese un mañana, empecé a salpicar en vestido de color blanco, verde y azul. Para solucionar lo largo que era el vestido, fui recortando poco a poco la parte de abajo del vestido hasta que se quedó a la altura de mis rodillas. Era el vestido más bonito que había visto. Aproveché y recorté las mangas largas hasta la altura de mis codos. Había convertido aquel vestido de princesa cursi en otro más moderno y bonito.
Me puse el vestido y una tiara que venía a juego, es decir rosa. La tuneé de blanco y me la coloqué en el pelo.
Por últimos tuneé de blanco mis tacones y me los puse.
<<Lista>>
Guarde los grafitis en mi bolso por si acaso y salí de allí.
La gente que pasaba por mi lado, se quedaba atónita y se paraba para ver mis bellas prendas.
Al llegar al restaurante Álvaro, Raquel, Alejandra y Alex estaban allí hablando. Alex y Alejandra estaban hablando y riendo juntos y no pude sentir felicidad, sino rabia.
Alejandra llevaba un cursi vestido de princesa muy largo, una capa más larga aún, una corona más grande que su cabeza y unos tacones. Raquel iba vestida de campesina que me hizo plantearme otra vez, que no era como Alejandra. Álvaro iba vestido de duque, creo y Alex, era un príncipe. Era un príncipe azul, literalmente, su traje era azul marino. Cuando llegué junto a ellos, su conversación cesó y me miraron alucinados.
-¿De qué vas vestida? Se supone que es un baile medieval y tú pareces alguien a la que acaban de tirarle pintura por todos lados...- adivinad quién habló: Zumitos.
-Ya... No digo lo mismo de ti, parece que te tiraron un bote de purpurina encima.-
-Jajajaja- río Álvaro.
-No hagas caso, tú vestido es muy bello. ¿Dónde lo compraste?- preguntó Raquel
-Lo hice yo misma.-saqué los grafitis de mi bolso y se los mostré.
-Wow, no se te da nada mal...- comentó asombrada Raquel.
-Gracias- esta vez mi mirada se desvió a los ojos de Alex. Y me pregunté, ¿qué pasó en el lago? ¿Qué pudo haberle enfadado?¿Tal vez que me preocupase por Alejandro?
Alex sin comentar nada, seguí clavando los ojos en mí.
-Mmm, Celia, nos toca.- dijo guiñándome el ojo Álvaro. La cara de Raquel cambio por completo, parecía enfadada...¿por qué?
- Ahh, es verdad, vamos a por Alejandro.-
Todos nos levantamos y caminamos camino de la enfermería.
-Raquel, ¿qué pasa?-pregunté mientras andábamos
-Nada...Me gustaría pedirte un favor.- dijo entrecortada. -¿Podrías tunear mi vestido?
-¿Para qué?-
-Es por Álvaro, quiero que me vea de otra manera. Cámbiame este vestido de campesina en un vestido similar al tuyo. Sé que puedes hacer magia.-
<<Claro... A Raquel le gusta Álvaro, por eso se enfadó antes...>>
Con un toque de mis grafitis mágicos, tuneé el vestido de Raquel en blanco y después se lo salpique de negro.
-Gracias Celia, eres la mejor...-
Cuando llegamos a la enfermería, por supuesto, la puerta estaba cerrada con llave.
-Este es el plan, Raquel, yo y Alejandra entramos, Celia y Alex se quedan fuera vigilando. Vamos Raquel...WOW- Álvaro debió de darse cuenta del cambio de look de Raquel y por ello se quedó sin palabras.
<<Genial, ahora me tengo que quedar con él>>
Raquel abrió la puerta, metiendo un clip por la cerradura y los tres entraron. Quedándome a solas con Alex.
Caminé hasta un banco enfrente de la enfermería y miré a Alex. Estaba guapísimo. Él estaba apollado en una pared rocosa negra que me dio una idea.
Camine hasta él, le tendí un grafiti verde en la mano y le dije:
-¿Me ayudas?- entonces empecé a pintar la pared.
-¿Por qué he de hacerlo?- dijo con una sonrisa divertida.
-Por qué no sé que mierda te pasa y quiero saberlo y ayudarte. Decirte que si fue lo del lago, no tienes derecho a enfadarte por ello, Alejandro está ahí -señalé la enfermería- por mi culpa. Se callo de la tabla, se golpeó fuerte y ahora casi no puede caminar. Lo único que pude hacer es preocuparme por él. Que hubiese si eso me hubiese pasado a mí...¿habrías hecho lo mismo?-
Se acercó a mí, demasiado y me susurró al oído:
-Me hubiese tirado al lago a por ti, hubiese nadado lo que tuviera que nadar para buscarte y no te hubiera dejado hasta que supiera que estás bien.-
-¿Entonces por qué te enfadaste?-
-No lo sé, ahora mismo no sé nada. Solo sé que quiero estar contigo. Alejandra también es un problema, me explota la cabeza hablando y quejándose de ti. No sé qué le pasa.
-Que le gustas.- dije directamente.
-Bueno, eso me da igual... Cuando te vi llegar junto a nosotros se me heló la sangre, estabas preciosa. Sentí como te tensabas y como te enfadabas al oír a Alejandra reírse junto a mí. Así me sentí yo cuando besaste la mejilla de Alejandro.
-¿Lo viste? Yo...fue un acto de cariño...no significó nada.-dije avergonzada.
-Entonces nuestro beso tampoco significó nada...-
-Te equivocas, sí que significó algo. ¿Y para ti?-
-Para mí significó muchas cosas. ¿Pero, no tienes miedo?-
-Si que tengo, miedo a irme de aquí y no volver a verte, a olvidarte con el tiempo, a perderte.-dije bajando la cabeza.
-Tranquila, mientras yo esté aquí nadie olvidará nada.-
Entonces se acercó poco a poco a mí y de nuevo nuestros labios se juntaron. De nuevo me sentía protegida entre sus brazos, de nuevo volvía a tenerle junto a mí. De nuevo estábamos juntos.
La puerta de la enfermería se abrió de golpe haciendo que Alex y yo nos separaremos.
-Okay, veámonos al baile.-Dijo Álvaro cogiendo la silla de ruedas en donde estaba sentado Alejandro.
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El baile era en la piscina. Tuvimos que escondernos detrás de unos árboles, para que no nos viesen llegar con Alejandro en silla de ruedas. Raquel había cogido dos muletas de la enfermería para Alejandro.
-Toma, póntelas, te ayudarán a caminar. Y ni digas nada sobre lo que acaba de pasar.- le aconsejo Raquel
-¿El qué? ¿Qué me habéis raptado? Es lo que esperaba, no iba a quedarme allí solo con aquella enfermera...-
Salimos de los árboles y nos acoplamos a todo el mundo. Había gente en la piscina, bailando y tomándose algo en el bar. La música estaba a tope y casi no pude lo que me decía Alejandra:
-Celia, saca tus grafitis y cambia mi vestido.-
-Ni de coña.- le contesté
-¡Venga, ayúdame por una vez!-
-¿Me has ayudado tú alguna vez?-decidí irme de allí lo antes posible, pero Alejandra me agarró del brazo.
-Celia...ya.-
Saque de mi bolso el grafiti azul y se lo lancé.
-¿Cómo se usa? ¿Tengo que apretar este botón?- Alejandra por muy lista que sea, no se dio cuenta de que el botón estaba delante de su cara y cuando fue a apretar el botón, su cara se llenó de pintura azul.
<<No te rías, no te rías, no te rías>>
-Hola chicas, ¿qué pasa...- Alex se dio cuenta de la cara de Alejandra y río como un tonto. Entonces ahí comencé a reír yo también.
-Oh, iros a la mierda.- Alejandra me empujó hacia atrás y Alex intentando cogerme cayó conmigo a la piscina.
Al salir a la superficie todavía seguíamos riendo y ahora estaba abrazado a él mientras reíamos juntos.
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Hola que tal estáis?He de avisar, de que estoy planeando empezar a escribir otro libro. Y se va a tratar de mi vida diaria, pero algo diferente de lo que imagináis...
Lucilu16
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Amores del verano
RomanceCelia no quiere irse a un campamento familiar, odia viajar en aviones... Lo que no sabe es que si no hubiera ido al campamento, no hubiese aprendido una importante lección y se hubiera arrepentido no haber subido al avión.