Mis piernas tiemblan y parecen volverse gelatina cuando visualizo a Alex sentado en una mesa. Mis músculos se tensan y quiero salir de allí corriendo, pero estoy quieta. El se da cuenta de mi presencia y sonríe, pero después sus músculos se tensan y aprieta la mandíbula y los nudillos. Se parece a como estoy yo ahora mismo. No entiendo su comportamiento y eso me pone más nerviosa aún. Volteo la cabeza para mirar a Alejandro, pero no lo hago porque ya descubrí el comportamiento de Alex: Alejandro estaba conmigo.
<<Celoso.>> pensé.
Camine torpemente hacia él y me senté a su lado. Gire mi cabeza para buscar a Alejandro, pero esta se había marchado.
-Por dios Alex, relájate un poco. Vas a partir la silla.- intentó sonar divertida.
-¿Qué hacías con él?
-Por Dios Alex, eres la persona más celosa que he conocido en mi vida, solo nos encontramos por el camino y vinimos juntos.
Él me miró y luego sus músculos se relajaron.
-¿Irás al parque?- me pregunta él.
-Ya dije que sí, así que sí. ¿Y tú?- le preguntó. La atmósfera estaba muy tensa y eso me ponía más nerviosa. ¿Sabría lo que le iba a decir?
-Supongo, no hay nada mejor que hacer. A demás, tenemos que hablar.- su voz sonó sería. Mis piernas volvían a ser gelatina y pensé que iba a ser él que iba a dejarme. Entonces, sentí lo mucho que me iba a doler si lo hacía y lo mucho que le iba a doler si yo lo hacía. Entonces se levantó de su silla.
Nuestras miradas se cruzaron como lo habían hecho al principio del campamento y el tiempo, como siempre había hecho, se detuvo. Ni Alex ni yo nos movimos. Abrí los ojos y corrí hacia él, enrollando mis brazos en su cuello. Cuando lo abrasé, sus músculos se relajaron para después pegarme a su cuerpo y abrazarme.
****
Alex y yo nos habíamos separado para ir a cenar con nuestras familias. Acabamos de cenar temprano y salimos todos juntos del restaurante. Al lado de este, había un gran círculo de niños sentados en el frío suelo de piedra, esperando a que la actividad de esta noche comenzase. Recordé que debía de inventarme una excusa para no ir. Reconocí entre los niños, a María, a mi hermana con mi hermano delante suyo y amos padres más allá, sentados en el muro de piedra. Caminé hacia ellos, pensando en la excusa adecuada. Me planté en frente de ellos y les sonreí.
-Verán...Emm. Yo...-
-Ya puedes irte- dijo mi madre.
-Es qué me encuentro mal y...¿Un momento? ¿Qué puedo irme?-
-¡Si, dentro de poco nos iremos y tú tienes que pasar tus últimas noches divirtiéndote, y no sentada y aburrida viendo cosas...tan aburridas.- Wow, esta no es mi madre.
La abracé fuertemente y salí corriendo en dirección a la escalera donde habíamos quedado. Allí estaban Raquel, Jessica y Álvaro hablando.
-Hey, ¿quién está listo para escalar la verja?-
-Tú sola Celia, pero haré un intento.- Jessica rió.
-Ha pasado rápido.- añadió Álvaro.
-Demasiado diría yo.- continuó Raquel.
-¿Pero seguiremos en contacto verdad?-
-Por supuesto.-
Esperamos unos minutos y ni Alejandra, ni Alejandro ni Alex aparecía.
-Qué raro, la única que no contestó fue Alejandra, los otros dijeron que vendrían. A lo mejor ya están abajo, lo mejor será que bajemos a ver.- nos aconsejó Álvaro.
Nos levantamos torpemente y bajamos los escalones. Cruzamos la piscina alerta por si algún monitor nos pudiera ver. La verja ya se divisaba y al lado de esta, se veía dos figuras. Una mujer y un hombre. La única chica que falta era Alejandra. De solo pensar que ella estaba allí, junto a Alex le hervía la sangre.
Seguimos caminando. Tenía los puños apretados y la mandíbula exactamente igual. Cuando llegamos lo suficientemente cerca como para ver sus rostros; no me había equivocado, Alejandra estaba allí. Salvo que el chico que había pensado que era Alex no era más ni nada menos que Alejandro. Solté un suspiro. Noté como mis músculos se relajaban, pero un pensamiento cruzó por mi mente y mis músculos volvieron a tensarse. Alex.
-Oigan, ¿dónde está Alex?- pregunté preocupada.
-No lo sé, él dijo que vendría. A lo mejor ya está dentro.- Jessica señaló al parque que se veía detrás de la verja.
-Hola, les estábamos esperando.- informó Alejandra.
-Menos hablar y más escalar.- habló Alejandro. Empezó a escalar la verja y de un salto pasó al otro lado.- Vamos, os toca.
Jessica escaló y pasó al otro lado. Raquel lo hizo también ayudada por Álvaro que pasó después de ella.
-Va, Alejandra te toca.- ella gira la cabeza para mirarme y levanta una ceja. Luego voltea y empieza a escalar la verja torpemente. De un salto para llegar al otro lado. Hace una mueca de asco cuando ve que su ropa quedó sucia. Ahora me tocaba pasar la verja a mi. Toqué la verja y el frío del metal hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. Entonces, me di cuenta de todo lo que iba a pasar tras pasar esa verja. Si venía Alex, claro. Si pasaba aquella verja, todo acabaría. Le diría a Alex que sabía que él era el mejor amigo de Alejandro, o que al menos lo había sido. Le diría que sabía que Alejandra lo quería, le diría que sabía que ellos habían sido pareja, y lo peor, le diría que debían terminar. Por los dos.
Escaló la verja, y paso al otro lado junto con los demás.
El parque estaba oscuro, había un pequeño columpio al lado de un tobogán azul y un pequeño balancín. Raquel, Alejandra y Jessica se sentaron en el balancín, Alejandro y Álvaro en el tobogán y yo en el columpio. No importaba estar sola, si Alex venía, se sentaría con ella.
Dios, Alex.
Le había dado tanto para recordar, que le parecía imposible que todo podría acabar hoy. Le había dado tanto para recordar, que no podría olvidar nada. Le había dado tanto para recordar y ahora iba a olvidarlo. O al menos eso creía.
-¿No os da mala espina este parque?-
-Tranquilo Álvaro, no va a aparecer nadie de un arbusto.- le tranquilizó su amigo.
Pero como el karma estaba de nuestro lado, alguien gritó y salió de una arboleda.
Llevaba un capa negra y no se le veía la cara, pero si los ojos, esos ojos verdes tan profundos. Todos gritaron menos yo y empezaron a correr como locos. Yo no me moví de mi sitio ni un centímetro, ya sabía quién era. Quise salir corriendo de allí, subirme a un coche, ir en avión a Canarias y volver a mi hogar, con mis amigos, mi escuela...
No quería que nada terminase, quería estar junto a él, no separarse de él nunca. Pero siempre hay un obstáculo, le parecía muy doloroso establecer una relación a distancia. Nada de besos, nada de caricias, solo poder verlo por una vídeo llamada, no poder abrazarlo...eso me mataba por dentro. Por eso debería para esta locura, la locura más hermosa que me ha pasado en la vida, pero también si no la detengo puede ser la más dolorosa.
Una risa que conocía a la perfección y que me hacía sonreír se escuchó por todo el parque. Pero esta vez no sonreí.
Alex salió del lugar donde se había escondido, riendo a carcajadas mientras los demás le insultaban por lo bajo. El Rubio se me acercó y beso mi mejilla. Eso sólo hizo que empeorará la situación, si seguía así, no sería capaz de decírselo. Se sentó junto a mí.
-¿No te he asustado?-preguntó él en tono coqueto.
-La próxima vez tendrás que hacerlo mejor.- digo junto con una sonrisa falsa.
El se me acercó y juntó nuestros labios en un corto y suave beso. Apreté los puños y mis músculos se tensaron e intenté no llorar.
-Bueno, ¿os he asustado, no?-
-Vete a la mierda, casi me da un infarto.- le gritó Jessica.
En el parque solo se oía la risa de Alex.
-¿Qué es lo que me tenías que decir?-le pregunto a Alex para intentar cambiar de tema. Los demás miran a Alex.
-Emm...En verdad, es algo que tenemos que decirte todos nosotros.- Alex volteo para mirar a mis amigos.
-Adelante.-
-Ok, pues resulta que en este campamento de han encontrado un grupo de viejos amigos, un grupo de viejos amigos separados por mentiras, traiciones, amores... El caso es que dicho grupo ha estado separado y enfadado los unos con los otros, pero resulta que alguien nuevo llego y los unió a todos.- fue la respuesta de Alex. Todos mis amigos se miraban nerviosos, todos menos Jessica que se encontraba bastante confundida.
-Okay, ¿y?- pregunté subiendo los hombros.- ¿quiénes son esa pandilla?
Alex soltó un suspiro, parecía que quería hablar, pero que las palabras no salían de su boca.
-Somos nosotros.- añadió Raquel.
El tiempo se detuvo, me quede en shock. ¿Qué acababa de decir? Imposible.
-¿Qué?- fue lo único que pude pronunciar.
- Así es, nosotros somos el grupo de amigos.- balbuceó Alejandro.
-Haber, no entiendo una mierda, que alguien me lo explique.- empezaba a ponerme nerviosa.
- Te acuerdas de la historia que te conté de que Alejandra había culpado a mi mejor amigo y...- empezó a hablar Alejandro y yo asentí. Sentí como Alex se tensaba y como Alejandra lo miraba.- Bien, puede que no me creas o puede que sí, pero tú has unido a la mayoría del grupo.
-No, no es lo que estoy pensando, es imposible, Alejandra es de Sevilla, Alex es de Madrid, igual que Raquel y... No puede ser, no es verdad.-
-Celia, ¿quién dijo que después de lo que pasó, no nos mudamos?- continuó hablando Alejandra.
- Decidme que no es lo que estoy pensando, por favor...- balbuceé.
- Me temo que sí, solo que la historia no está completada.- habló Raquel.
-Así es, Alex es mi mejor amigo, o lo era. Fue el novio de Alejandra, pero esta lo traicionó. Raquel fue la mejor amiga de Alejandra y Álvaro era mi otro mejor amigo. Estábamos muy unidos, hasta que llegó Alejandra y lo alborotó todo. Después de que expulsasen a Alex, este se fue a otro colegio, Alejandra se hizo mejor amiga de Raquel, pero debido a los rumores tuvo que irse a vivir a Sevilla, Álvaro y yo nos hicimos mejores amigos. Pero luego yo tuve que irme a vivir a Barcelona y Raquel y Álvaro se quedaron en Madrid.- narró Alejandro.
Alex miraba al suelo, parecía avergonzado y no paraba de mirar a Alejandra de reojo.
<<¿Sigues sintiendo algo por ella?>>
- Y por qué no me lo habéis dicho.- luchaba por no llorar ni gritar.
-No queríamos discutir de nuevo, así que hicimos como si nos acabaremos de conocer.-
-¿Me habéis mentido?-
-No...bueno sí, tal vez, no... No lo sé.- tartamudeó Álvaro.
No pude resistir la tentación de mirar a Alex a los ojos. Notaba como las lágrimas luchaban por salir pero las retuve.
-¿Cómo habéis podido?, creía que erais mis amigos...- la voz se me cortó
-¡Te equivocas, somos tus amigos, gracias a ti, nos has unido de nuevo.- exclamó Raquel.
-Esto es una pesadilla, cuanto deseo haberme quedado en Canarias.
- Si no hubieras venido, no hubieras conocido a Alex.- para mi sorpresa, el que habló fue Alejandro. Mire a Alex y este me miró, pude ver tristeza en sus ojos.
-No me puedo creer que fuese tú el mejor amigo de Alejandro, al que traicionó esta perra- mire a Alejandra. Empezaba a ponerme nerviosa y notaba como empezaba a descontrolarme.- ¿Por qué no me contaste nada? Yo confiaba en ti...
Alex solo me miro tristemente.
- Pff, seguro que cuando me valla al día estará con otra.- automáticamente me arrepentí de mis palabras.
- ¿Qué has dicho? Para tu información, si confiaba en ti, eres la persona en la que más confió de todo el campamento y puede que de todo el mundo. Ahora, ¿confías tú en mi? No, veo que no. Ya que haz juzgado sin tener ni idea. Vas pensando que cuando te largues, yo ya te habré olvidado y estaré sustituyéndote. Cuando es al revés, no podré olvidarte, nadie podrá reemplazarte y aunque tengamos que entablar una relación a distancia, sería capaz de hacerlo, solo por ti.- mis amigos( aunque ya no sabía lo que eran) se habían alejado de la escena y Alex y yo nos habíamos quedado solos en el parque.
- Yo también sería capaz de hacerlo, pero sería bastante doloroso. - fue lo único que pudo salir de mi boca.
-Tienes razón, sería muy doloroso, por eso lo mejor sería que...-ahí, en ese momento, el tiempo se detuvo. Sabía lo que iba a decir. Iba a decir lo mismo que yo tenía planeado decirle. Las lágrimas empezaron a a salir de mis ojos, y en poco tiempo parecía una catarata.
- Alex, ¿es lo que quieres?- le pregunto entre lágrimas.
-Claro que no es lo que quiero, lo que quiero es quedarme junto a ti. Porque te amo. Pero tienes razón, cada uno tenemos nuestras vidas, aunque deseemos pasarlas uno junto al otro. Lo mejor será que acabemos con el sufrimiento. Que terminemos ¿Te parece bien?
- C-Claro. Es lo que iba a decirte.- no podía creer lo que estaba pasando.
-Yo, lo siento. Siento no haber estado a tu altura.
- Te equivocas Alex, eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Yo también te amo y daría lo que fuera por estar junto a ti. Pero creo que tiene razón, creo que debemos darnos un tiempo, creo que debemos olvidar para así no recordar, este amor de verano.
- Ese tiempo será para siempre.- anunció él. Sus ojos verdes se habían apagado y parecían dos pozos sin fin.
Empezó a llover, pero a ninguno de los dos le importó. Celia se acordó del día de la excursión donde habían compartido aquel beso bajo la lluvia los dos. Y supo que no lo volvería a vivir. Porque habían decidido olvidarse. Por el bien de los dos.
-Yo...debo irme. Adiós Celia. Has sido lo mejor que me ha pasado en mi vida. Nadie podrá reemplazarte. Hasta nunca.- se levantó del columpio y camino hacia mi. Tomo mi barbilla y beso mis labios. Disfrute de aquel beso porque sabía que sería el último que compartiríamos.
- Tu también eres lo mejor que me ha pasado. Nunca te olvidare.
-Lo sé.- Alex se colocó la capucha y comenzó a caminar hacia la verja. La escaló y después de pasarla me dirigió una mirada. Vi el dolor que había en sus ojos, el mismo que había en los míos. Luego volteo y comenzó a cambiar hasta que se perdió en las sombras.
Lloré y lloré. Me quede sentada en el columpio, lleve mis manos a mi cara y lloré. Mi llanto no era comparado con la lluvia que estaba cayendo. Me levanté, crucé la verja y caminé. La función ya había acabado y ya no había nadie por el campamento, salvo algunos adultos en el restaurantes. Caminé con la cabeza gacha, mirando al suelo. Me interné en la cuesta que iba directa a mi habitación y no me dio miedo la oscuridad de la noche, definitivamente, era lo que tenía ahora mismo en mi interior.
Oscuridad. Dolor.
Entré por la puerta, ni siquiera me preocupé por ver si mi familia estaba dormida. Me cambie, me la sé sobre la cama y lloré sobre la almohada. Esperando despertar mañana en mi casa de Canarias y ver que todo esto solo había sido una mal sueño. Un hermos y a la vez, mal sueño.
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Holaaaaaaaholaaaaahola
Wow el final😬¿os lo esperabais?
Sorry por tardar tanto en editar, pero lo bueno es que ya casi llegaron las vacaciones!!! Dios, las eché de menos, disfruten del cap.
😘😘
Lucilu16
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Amores del verano
RomanceCelia no quiere irse a un campamento familiar, odia viajar en aviones... Lo que no sabe es que si no hubiera ido al campamento, no hubiese aprendido una importante lección y se hubiera arrepentido no haber subido al avión.