12

1.4K 109 0
                                    

Alex

Ya era de mañana y al despertar lo primero que hice fue dar un gran bostezo e ir al baño. Durante la caminata por el pasillo, me fije en que habían huellas de agua; quizás Emily se dio una ducha y se fue a su habitación, pero lo extraño era que las pisadas no se dirigían hacia allá.

Al abrir la puerta del baño con lo primero que me encuentro es el cuerpo de Emily desparramado en el suelo. Temerosa de que estuviera muerta, la empecé a sacudir rápidamente y por suerte despertó. No podía imaginarme el echo de que hubiera muerto por mi culpa, por traerla aquí.

-Oh dios mio, ¿estas bien?.-Le digo preocupada mientras me agachaba a abrazarla.

-Si, pero ¿cómo llegué aquí?.-Me pregunta algo desorientada.

-No lo sé, para cuando llegué estabas tumbada en el suelo, ¿enserio no te acuerdas de nada?.

-No, solo recuerdo que venía hacia el baño, pero no recuerdo el haber entrado.

-Está bien, ¿pero siquiera sabes como te hiciste ese golpe en la cabeza?.-Le pregunto mientras lo señalo.

-No...-Dice mientras se lo toca y nota que estaba sangrando.-¡Pero como duele!.-Termina su frase.

-Bueno, de lo que si estoy segura es de que deberías desinfectarte esa herida y vendarla.

-Pero va a doler muchísimo cuando lo haga.-Me replica haciendo puchero.

-Pero sabes que es por tu bien.-Le explico.

-Aish, está bien. Pero si los vecinos se vienen a quejar de unos gritos o te toman por asesina no me culpes.-Dice mientras baja a la sala en busca del botiquín de medicinas.

~*~

Al terminar en el baño voy a mi habitación a vestirme, después de eso me pongo frente el espejo para acomodar mi despeinado cabello. Apunto de terminar, observo a través del espejo una mujer mirándome fijamente desde la cama. Volteé lo más rápido posible pero al acto no había nada.

Bajo velozmente y -sorprendentemente- Emily aún no había puesto siquiera el primer algodón con alcohol en su herida.

-¿Todavía no has desinfectado esa herida?. Cuidado, tal vez el algodón te coma viva.-Digo en burla.

-Cállate si no quieres que te haga una herida igual a esta y te eche tres litros de alcohol encima de ella.-Me dice mientras me enseña el pequeño algodón.

-Oh mira como tiemblo.-Le digo riendo y moviendo mis brazos.

Después de eso me vi obligada a ponerle ese algodón en la cabeza a la fuerza, ya que al parecer era la única forma de hacerlo.

Estaba preocupada por Emily, jamás me perdonaría el echo de que por mi culpa ella muriera. Pasé parte de la mañana buscándole una explicación lógica de lo que había sucedido.

Pero sólo había una, y temía el decírcela.




El columpio frente al lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora