sick of you ~ muke

seis.

Michael había decidido que sería genial construir un fuerte de sábanas porque hacía bastante que ambos venían extrañando su niñez.

Entonces, mientras Luke cocinaba las provisiones que meterían al fuerte, Michael lo construía.

Fue difícil pues tenía que ser lo suficiente grande para los dos más la comida. Y también tenían que poder sentarse para besarse con más comodidad y poder verse a la cara en una posición cómoda.

Algo que Luke amaba de su novio—a parte de a él en sí—era su paciencia. Por eso él estaba construyendo el fuerte y Luke en la cocina.

Había galletas en el horno, leche hirviendo, bastones de dulce, un pequeño bote de palomitas y dos barras grandes de chocolate.

No iban a dedicarse a otras cosas más que a comer, a hablar y a besarse.

Era uno de las mejores vacaciones de diciembre, porque por fin Liz había respetado las decisiones de Luke y lo había dejado quedarse en casa con su novio.

Por supuesto que iba a extrañar a sus hermanos y a sus padres, pero quería que estas vacaciones fueran de Michael y él.

Cuando ambos estaban en sus pijamas y la comida y el fuerte estuvieron listos, ambos se metieron bajo las sabanas a comenzar su merecido descanso.

—Me gusta aquí abajo. —Comentó Luke con la boca llena dejando caer un poco de boronas de galleta en su vaso de leche tibia.

—A mí también. —Susurró su novio. —Deberíamos quedarnos a vivir aquí.

—Tal vez. —Luke sonrió ante Michael. Era hermoso.

—¿Qué? —Preguntó el teñido al darse cuenta de la reacción de Luke.

—Nada, que eres precioso.

—¡Luke! —Las mejillas de Michael se tiñeron de rojo y su rostro completo se iluminó como el árbol de Navidad de la sala. Estaba enamorado de Luke y de sus cumplidos. —Te amo muchísimo.

—Y yo también te amo, ni siquiera dejes que comience a hablar de eso.

Ambos rieron y siguieron mordiendo bastones de dulce y sorbiendo de sus vasos.

Siempre era divertido ver como a alguien se le formaba un bigote de leche.

—¿Luke? —Habló Michael cuando ya estaban recostados y envueltos en las sábanas.

—¿Mhm?

—¿Sueñas con un final feliz?

Michael siempre lo sorprendía con su alto nivel de curiosidad. Le gustaba escuchar sus preguntas, pero más le gustaba batallar para encontrar una respuesta apropiada.

—¿Con un final feliz? —Preguntó esta vez Luke, no entendiendo del todo.

—Sí, ya sabes. El de las historias, todos bien, los protagonistas felices...

—¿Tú sueñas con uno? —El rubio alzó la mirada para ver a su novio. Tenía la mirada en el techo, como si nunca dejara de buscar estrellas.

—Sí, supongo. Me gustaría terminar bien. —Confesó. —Como en los cuentos.

—Yo no sueño con uno. —Simplificó Luke.

—¿No?

—No.

—¿Por qué? —Michael era muy curioso, y a Luke le daban ganas de besarlo. Bueno, siempre tenía ganas de besarlo.

—Porque aún no pienso en un final; no quiero que esto termine, incluso si termina bien.

Michael sonrió de lleno. Como cuando no quieres pero sacan a tu sonrisa de tus labios a rastras.

—Eso es hermoso Luke. —Espetó el teñido. —Creí que dirías algo como que yo soy tu final feliz pero eso es simplemente demasiado cursi.

—Yo nunca podría decir eso, Mikey. —Luke pausó. —No quiero que tú seas mi final feliz. Quiero que tú seas mi historia feliz.