Capítulo 19

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John.

Salí hace una hora de Morgan's Contruccions, aquí estaba yo, sentado en mi oficina, terminando trabajos, después de la reunión con el Señor Beckman tuve que venir. No he sabido nada de mi hermosa Danielle desde entonces, se le veía tan feliz y serena hoy, temo que ha tenido mucho trabajo. Se esfuerza demasiado.

Me desconcentro al escuchar mi móvil sonar con el número de la empresa Morgan y me lo encuentro extraño, nunca Danielle me había llamado desde allí, siempre lo hace directamente de su celular.

—¿Sí? —contesto.

—Señor Adams —es Becca.

Su voz me suena muy preocupada, me temo que ha pasado algo, joder Danielle..

—Sí, ¿Pasa algo? —cuestiono.

—Venga lo más rápido posible, la señorita Danielle perdió el control, está enojada, muy enojada, nadie ha podido hacer nada, no quiere que nadie se le acerque —dijo en un hilo de voz y sé que ya llevo algo de todo eso.

—Pero, ¿Por qué? —se supone que la dejé muy bien al salir.

— Recibió la visita de un hombre robusto, más o menos de la edad de ella con pelo azul —respondió—. Cuando vino me dijo que quería hablar sobre unos edificios y ella lo dejó pasar, al rato él salió y la señorita se descontroló. Venga pronto, se hará daño.

Con solo decir eso sin pensarlo dos veces me paré de mi sillón y corrí hacia el elevador para bajar lo más rápido al parking para llegar antes de que ella hiciera una locura, me temo que Danielle necesitará mucho que reparar y superar, joder, espero no encontrarla como la última vez, o de esta ya no tendré la misma suerte.

****

Las puertas del ascensor se abrieron y corrí hasta la puerta de la oficina de Danielle. Encuentro a Becca llorando en una esquina, ¡Mierda!

—¡Ayúdela, por favor! —suplicó— nunca la había visto así, nunca.

Cuando abrí la puerta me quedé petrificado, cuadros rotos, su escritorio hecho un desastre y Danielle tirada en el suelo, demonios, llorando como la última vez, las mismas cualidades, posición fetal y los ojos llenos de lágrimas rojos como tomates y nerviosa en un rincón como niña desconsolada.

—Mi amor —dije mirando a mi alrededor y luego a ella.

—¡NO! —gritó—. ¡No te acerques, por favor!

Joder, no ¿qué diablos?

—Danielle, por favor, nena, ¿Qué te pasa? —cuestioné.

Estaba titiritando, sus manos temblaban al igual que sus labios, mi pobre princesa.

Me acerqué a ella y la abracé sin importarme como reaccionara, realmente estaba mal, muy mal. No permitiría que se haga más daño del que ya se ha hecho.

—Volvió por mí —susurró y se aferró a mi cuerpo temblando—. No quiero verlo más, me golpeará... Te matará... Por favor, aléjate de mi.

—No, eso ni pensarlo, por Dios Danielle ¿Quién quiere hacerte daño?

—Ashton —dijo en un hilo de voz—. Protégete, no quiero que te pase nada por mí, Yo... Te quiero.

Escuchar esas palabras salir de su boca ha hecho que mi corazón de un salto mortal, mi respiración se detuvo. Joder, no puedo negar que me pone loco.

—Yo también te quiero, preciosa —respondí y besé su cabeza.

—No me dejes sola —dijo y se desvaneció en mis brazos.

-Danielle —di leves golpecitos en su rostro para hacerla reaccionar— nena, ¿me escuchas?

No respondió.

—¡Becca! —grité y ella apareció en seguida—. Una ambulancia, pero ya.

Ella asintió y salió.

****

Había llegado al hospital con Danielle, la llevaron dentro, no sé cómo está, pero espero que no sea nada malo. Le avisé a Sandra y a sus hermanos que por supuesto también le dirán a su madre lo que pasó con Danielle, en cualquier momento se aparecen aquí.

¡Mierda! ¿Quién diablos es Ashton?

Y me llegó un recuerdo a la memoria.

"Fue hace seis años y unos tres meses, mi primer matrimonio no era un cuento de hadas, nada de lo que una niña podría soñar o pedir,  me casé con un bastardo, un enfermo, alguien que disfrutaba verme sufrir. Bebía como cerdo, se drogaba más que un adolescente rebelde, se acostaba con otras mujeres en mi casa, me golpeaba..."

"Solía darme palizas si no hacía lo que me pedía, esa cicatriz fue hecha con una navaja caliente. Me tenía amarrada, recuerdo que fue por no haber participado en una de sus tantas reuniones de negocios. Y me rayó la espalda, dolía mucho, joder"

"Pero a él no le importaba, perdí a mi bebé por su culpa."

Mierda era él.

"Volvió por mí"

¡Maldita sea! Me pasé la mano por el pelo, estaba sola con ese enfermo, lo mataría con mis propias manos.

—Familiares de Danielle Morgan —dijo el doctor.

—Yo —contesté.

—Bien, ¿Usted es ? —preguntó.

—Su pareja —contesté.

Amaba decir eso.

—Perfecto, bueno, el diagnóstico de la señorita Danielle no han sido los mejores —eso no me ha gustado—, su presión estaba bastante alta, sufrió una crisis nerviosa severa, pudo haber muerto a causa de infarto. Algo muy delicado es que vi su historial médico anterior y ha tomado tratamientos psicológicos, que por cierto llevaba alrededor de dos años sin ir a sus citas.

—¿Qué recomienda? —la angustia se ha apoderado de mí.

—Le seguiremos haciendo análisis e investigando más, este caso no es común. Nos asustamos al ver cómo llegó, tuvo mucha suerte.

—¿Se quedará aquí?

—La tendremos en observación hoy, veremos como continúa, de lo contrario estará aquí por tiempo no definido —recalcó.

Esto no me gustaba, supe que tuvo algunos problemas, pero no creí que fueran tan graves, ¿Qué más me oculta?

—¿Puedo verla?

—Por supuesto que sí —respondió.

La habitación estaba cerca, la vi tendida en una camilla, estaba dormida y aún estando ahí seguía hermosa. Tomé una de sus manos y le di un breve beso, luego palpé su mejilla que estaba muy tibia. Me lleno de rabia saber que estuve a punto perderla por culpa de ese idiota.

Encontraré a ese hijo de puta, nadie se mete con lo que es mío. No permitiré que arruine nuestras vidas, no después de todo lo que nos ha costado comunicarnos y ser feliz, definitivamente hay que detenerlo antes, nos ha declarado la guerra.

Hasta Ayer©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora