Pronto llegaría la hora de la cena en casa de mi madre, eso significa que debía empezar a prepararme, no puedo creer que realmente mi madre lo quiera conocer, no obstante, mis hermanos y Sandra también estarán presentes, esto será algo incómodo.
Voy a mi armario y opto por un vestido negro que me queda hasta las rodillas, tiene un bello abierto cerca de mis senos, lo que lo hace un poco más sexy, y unas botas marrones de tacón fino, las compré en un viaje a Italia, que por cierto amé ese país. Me deshago de mi ropa y entro a la ducha, la temperatura del agua está muy agradable, me lavo mi largo pelo, nunca me ha gustado cortarlo, es tradición familiar, aún mi madre a su edad lleva su pelo largo al igual que mi hermana menor, aunque ella es rubia.
Al salir de la bañera escucho mi móvil sonar y el nombre de John aparece en la pantalla.
—Diga —respondo.
—Pasaré por ti, ¿si? —propuso.
—¿En serio? Tengo mi propio auto, Señor Adams, ¿Lo ha olvidado? —trato de no reírme.
—No, no lo he olvidado, pero quiero que lleguemos juntos, ¿Es mucho pedir? —pregunta y sé que ríe.
—Está bien —gruño y pongo los ojos en blanco, ambos siempre queremos ganar la pelea y de dedicarnos a discutirlo nos tomaría toda la noche.
—Acabas de gruñir, y si le agregamos los ojos en blanco, señorita Morgan, lo considero muy infantil, ya está grandesita para hacer esas cosas —respondió y me sentí una bebé regañada—. Hasta más tarde, preciosa.
Y terminó la llamada. Hijo de puta.
Me quedé un rato sentada y no pude evitar reír, él jamás será más cabrón que está muñeca, jamás.
Bueno, Danielle Milanet, es hora de prepararse.
****
Media hora después estaba completamente lista, mi pelo coge forma el mismo, casi no suelo peinarlo.—Danielle, el Señor Adams te espera abajo —dijo la señora James del otro lado de la puerta.
—Gracias, ahora mismo voy —respondí.
Tomo mi bolso y bajo las escaleras. Me quedo mirando lo guapo que se ve John con su traje gris, como siempre su cabello alborotado que me dan ganas de brincarle encima, y el primer botón de su camisa abierto mostrando parte de su pecho. ¡Oh Dios, ya me da calor!
—Buenas noches, Danielle —dijo sonriendo.
—Buenas noches, John —se acercó y besó mi mejilla.
—Estás hermosa —sentí un ardor en mis mejillas.
—Gracias, igual tú, o sea no hermosa, sino elegante —dije y sonrió.
Me tomó de la mano y salimos. Cuando voy a abrir la puerta del auto John tira de mi brazo y me besa con lujuria, devorando mis labios de una forma posesiva como sólo él sabe, me acorrala el en auto y aprieta mi trasero, algo que me hace reír mientras me apodero de él, delinea mis labios con su lengua para intensificar el beso. ¡ Mierda! Extrañé tanto esto, mi respiración se agitó y me separé de él, miré sus labios y estaban hinchados y rojos, supongo que los míos igual. Posa su frente en la mía y sonríe, no puedo evitar devolverle la misma sonrisa.
—Eché de menos eso —me dio un breve beso.
—Te extrañé —no sé de donde diablos se me ocurrió decir eso.
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Hasta Ayer©
RomanceNo existe castigo más grande que la persona con quien decidiste pasar el resto de tu vida, te haga sufrir. No siempre toca un príncipe azul, mucho menos alguien "fiel", a veces nos toca una bestia. Pero... nada es para siempre, ¿no? *Creditos de po...