Capítulo 7 (parte 2): El masajista a domicilio.

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-¡Amy, el café está listo! -interrumpió la voz de Bonnie desde la cocina, lo que hizo que ella se sobresaltase y se apartase de él.

-Joder -se quejó la chica-. ¡Ya voy! -gritó como respuesta y volvió a mirar a Rick.

El chico se encontraba bastante entretenido observando los pechos de Amy hasta que subió la mirada.

-Parece que hay buenas vistas -dijo riendo.

Amy se había girado por completo y no recordaba que estaba desnuda de cintura para arriba hasta que él hizo ese comentario.

-¡Serás imbécil! -le apartó de un empujón y se levantó para taparse-. Sal de aquí -le señaló la puerta para que se fuera.

Rick la miró con diversión.

-Oye, te has puesto como un tomate -empezó a reír a carcajadas-. No es para tanto -añadió sonriendo-. Si quieres, para estar en paz, me quito yo la camiseta también.

Amy se subió la cremallera del vestido y le puso mala cara.

-Si es que eres gilipollas -bufó. Pasó a su lado dándole con el hombro en el pecho y salió de la habitación.

Bonnie miró a Amy al salir.

-¿Qué tal? ¿Ya no te duele la espalda? -preguntó mientras le daba la taza de café.

-No -contestó secamente y cogió la taza de café enfadada.

Tras ella llegó Rick sonriendo.

-Bueno, yo ya me voy, ya he hecho lo que tenía que hacer -miró a Amy reprimiendo una carcajada-. Ya nos veremos otro día.

Amy le miró muy mal mientras bebía un poco de café y ni siquiera hizo el amago de despedirse, estaba muy enfadada con él. Él salió de la casa despidiéndose de Bonnie y la rubia miró fijamente a Amy.

-¿Qué ha pasado en ese masaje? -preguntó sentándose en una de las sillas altas que había en la barra de la cocina-. Y no me digas que nada, porque te conozco y no estarías tan roja si no hubiese pasado nada.

Amy suspiró y dejó la taza en la encimera.

-Casi nos besamos -cogió aire y se cruzó de brazos-. Cuando me has llamado estábamos casi rozándonos y... -suspiró y volvió a coger la taza-. Casi prefiero no recordar lo de después.

Bonnie la miró sorprendida.

-Lo siento... Si lo hubiera sabido habría esperado u os habría dejado la casa sola -murmuró mordiéndose el labio arrepentida-. ¿Qué ha pasado después?

-No importa, casi mejor así -agachó la mirada-. Yo estaba tumbada, con el vestido bajado para que me diese el masaje. Al ver que se acercaba me he girado para besarle y después de que tú me llamases puedes imaginarte el resto -explicó Amy volviendo a ponerse roja.

Bonnie asintió y se contuvo la risa.

-Conociendo a Rick como le conozco, seguro que no te ha mirado a los ojos -rió por lo bajo.

-Pues no -contestó como si fuese evidente-. Joder Bonnie no es gracioso -dio otro trago al café y apartó la mirada de su amiga.

-Vale, no es gracioso -respondió intentando ponerse seria-. ¿Tú querías besarle?

Amy se mordió el labio y se quedó pensando unos segundos.

-Sí, no sé... -Amy dudó bastante con su respuesta-. Supongo que sí, si no no le hubiese seguido el rollo.

-Mmm... -Bonnie la miró sonriendo de lado-. ¿No será que...? -preguntó con diversión, dejando la pregunta en el aire.

-No -respondió tajante y miró a su amiga-. Sé a dónde quieres llegar y no, no me gusta Rick.

-Vamos, Amy, te conozco bien. Tú no eres de esas que besan al primero que se cruza -dejó ambas tazas en el fregadero y volvió a sentarse para mirarla seria-. ¿Estás segura?

Echó la cabeza hacia atrás resoplando.

-No lo sé -se llevó las manos a la cara. Su amiga tenía razón con lo de que ella no besaba nunca al primero que se cruzaba y eso le hacía dudar.

-Como consejo, te diría que primero le conocieses mejor -puso una mano en su antebrazo-. Aún así... -se mordió el labio, dudando si seguir hablando o no.

-Aún así... -hizo un gesto con la mano animándola a hablar-. ¿Qué?

-Te voy a ser sincera... Rick no es de los románticos que se enamoran de una sola chica, así que si yo fuese tú no me haría muchas ilusiones -explicó mirándola a los ojos.

-Me lo imaginaba... Sólo hay que verle -suspiró un poco frustrada y se sentó en otra de las sillas de la cocina-. Lo mejor va a ser que me olvide de tener nada con él.

-Tampoco es eso... Sólo espera a conocerle mejor para tomar la decisión que creas correcta -la miró con cariño-. ¿Quieres quedarte a comer? Aún nos quedan algunas películas por ver.

-Tú le conoces mejor que yo y si me dices eso será por algo -puso un codo sobre la barra y apoyó la cabeza en su mano-. Vale, total en mi casa no hay nadie hoy.

Bonnie le sonrió para animarla.

-Venga, llamaremos al repartidor de pizzas y que nos traiga nuestras favoritas -le dio un leve codazo-. ¡Yo invito! -gritó desde su cuarto mientras buscaba la cartera.

-Vale -contestó Amy no muy animada y fue a sentarse al sofá del salón-. Mejor que invites tú porque me he dejado la cartera en casa.

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Rick casi había llegado a su casa cuando recordó lo que había pasado con Amy y no pudo evitar reír por lo bajo.

-"Ha merecido la pena ir hasta allí" -pensó mientras buscaba aparcamiento para el coche de Billy, una vieja camioneta Chevrolet de color azul oscuro que había heredado de su padre.

Encontró un sitio para aparcar y fue caminando hasta su casa, donde Aaron le esperaba para ir a jugar a la cancha.

-Ya he vuelto -le sonrió y cogió el balón-. ¿Vamos?

-Sí -contestó el niño emocionado y se levantó del sofá rápidamente. Tenía muchas ganas de ir a jugar.

Rick sonrió y le dio el balón a él para que lo llevase.

-¿Me ayudarás a entrenar para la temporada? -le pasó una mano por los hombros mientras andaban.

El niño se puso el balón debajo del brazo.

-Vale, aunque no soy muy bueno todavía -contestó el pequeño algo cabizbajo.

-Yo te enseño, no te preocupes -le revolvió un poco el pelo y se apartó de él al llegar a la cancha-. Prueba a hacer tiros libres -animó al pequeño.

El niño empezó a tirar a canasta con todas sus fuerzas, pero casi ninguna de las veces lograba encestar la pelota.

-¿Ves? Soy muy malo -Aaron se giró para mirar a su hermano mayor.

-No eres malo, sólo necesitas practicar -Rick recogió el balón y se lo dio de nuevo-. Tienes que mejorar un poco la postura -le mostró cómo hacerlo sin usar el balón y le animó-. Prueba así -sonrió.

El pequeño volvió a tirar colocándose como Rick le dijo y consiguió encestar.

-¿Has visto, Rick? ¡He encestado! -dijo el niño muy contento.

El mayor se acercó a él y le cargó sobre los hombros.

-¡Muy bien! -recogió la pelota y se la dio-. ¡Ahora un mate! -sonrió y se colocó al lado de la canasta, desde donde Aaron llegaba a tocar el aro sin problema.

El niño coló la pelota sin mayor dificultad en el aro y se alegró mucho por ello.

-¡He vuelto a encestar! -gritó el niño alegre y riendo.

Rick le sonrió y le dejó en el suelo.

-Muy bien, campeón. Voy a practicar unos tiros, ¿vale?

El niño asintió con la cabeza y se sentó en el suelomirando a su hermano, le gustaba ver como jugaba.

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⏰ Última actualización: Dec 07, 2015 ⏰

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