Capítulo 2 (parte 1): Recordando a Harry

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-¡Bonnie! -exclamó Amy mirándola mientras fruncía el ceño. Bonnie y ella estaban sentadas una junto a la otra en el metro de camino a la universidad-. ¿Te has tirado a un tío al que acabas de conocer?

-Tranquila, Amy -rodó los ojos con exasperación-. Lo hicimos con condón, no es para tanto.

-Pero apenas le conoces -le recordó ella con paciencia-. Tendrías que haber esperado un poco.

-Que tú decidieses esperar hasta llevar seis meses con Harry no quiere decir que tenga que hacerse siempre así -añadió Bonnie molesta.

-No he dicho eso, solo he dicho que apenas le conoces y a saber con cuantas tías se ha acostado antes que contigo -replicó Amy cada vez más enfadada.

-Ya lo sé... -suspiró la chica-. Dijo que me llamaría la semana que viene. Está en el equipo de baloncesto de la universidad y quiere empezar a entrenar cuanto antes -se mordió el labio algo distraída-. Aunque también me dijo que podíamos vernos por el campus.

-Genial, así tendré oportunidad de conocerle -contestó Amy irónicamente mientras bajaban del tren y caminaban hacia el campus.

-Anda, no seas gruñona -respondió Bonnie bromeando-. Deberías buscarte a alguien para que te alegre un poco la vida.

-Estoy bien así, no me hace falta estar con nadie -dijo ella dando por finalizada esa conversación.

-¿Estás segura? Yo podría decirte más de uno que tiene ganas de estar contigo -comentó la rubia intentando tentar su curiosidad.

-¿Como quién? -preguntó la chica cayendo en la tentación de su amiga. Siempre que Bonnie comentaba algo de eso era porque estaba muy segura de no equivocarse.

-Andrew -respondió Bonnie sin dudarlo-. Anda detrás de ti como un perrito faldero.

-¿Qué? -dijo ella asombrada por su respuesta-. Andrew no va detrás de mí, sólo somos amigos, nada más.

-No creo que él piense lo mismo -comentó mirándola a los ojos-. Siempre se preocupa por ti y está pendiente de todo lo que haces.

-En eso te equivocas, no está pendiente de mí todo el tiempo -bufó Amy agachando la mirada.

A lo lejos escucharon una voz conocida diciendo sus nombres y ambas se giraron.

-¡Bonnie! ¡Amy! Hola -se acercó Andrew para saludarlas-. ¿Cómo estáis?

Bonnie le lanzó una significativa mirada a Amy formulando con los labios un "te lo dije". Amy la fulminó con la mirada y se giró hacia él.

-Bien, Andrew. ¿Y tú? -preguntó la chica sin volver a mirar a su amiga.

-Estoy bien -dijo el chico sonriéndole-. Anoche te mandé un montón de mensajes y no me contestaste. ¿Estabas bien?

-Sí, sólo me entretuve dibujando y tenía el móvil en silencio. Lo siento -se disculpó la chica ignorando las miradas de Bonnie.

-Eso me deja más tranquilo -respondió Andrew aliviado. Poco después sonó la campana que indicaba el inicio de las clases. Bonnie se despidió de ellos murmurando un "hasta luego, parejita" que le hizo ganarse una mirada de furia por parte de Amy, a la que la rubia respondió riendo. Andrew, en cambio, pareció no enterarse de lo que Bonnie había dicho o al menos lo disimulaba muy bien.

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Ya casi había acabado la mañana de clases pero a diferencia de los demás, Rick todavía tenía que quedarse algunas horas más debido a los entrenamientos. La semana siguiente había el primer partido del año, aunque era uno sólo de exhibición contra otra de las universidades de la zona de Boston. Él estaba seguro de que ganarían, pero no quería confiarse y prefería asegurarse de estar en forma.

El entrenador Drews les esperaba en el gimnasio después de clase, Rick se había quedado sentado solo en el vestuario contestando a los mensajes que tenía de Bonnie la cual quería quedar con él.

-"Hoy no puedo quedar, rubita. Tengo entrenamiento hasta tarde. ¿Vendrás a verme al partido de la semana que viene?" -con el móvil se hizo una foto aún sentado. En ella solo se veían sus piernas con los pantalones de la equipación y un balón al lado de sus pies. Se la envió a la chica y salió del vestuario para empezar a entrenar.

Sin perder más tiempo, guardó el teléfono en la bolsa de deporte y salió a la cancha botando el balón. Allí se reunió con el resto del equipo: los conocía a casi todos por haber estado el curso pasado, algunos eran de su curso y otros estaban en cursos inferiores. El único desconocido era la nueva incorporación de este año, un novato de primer curso.

Empezaron a entrenar haciendo pases al pecho por la pista. Rick aprovechaba los momentos en los que tenía el balón para botarlo entre las piernas antes de devolvérselo al compañero. Quería practicar bien aquel truco pues siempre despistaba mucho a los contrincantes.

Luego tiraron a canasta durante media hora, practicando triples, tiros libres y entradas a canasta antes de empezar con el entrenamiento de verdad: partidos de cinco contra cinco que duraban sólo un cuarto de hora.

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