CAPÍTULO 7:
Esa cosa era enorme, como ENORME. Su forma redonda era perfecta y apuntaba hacia mí orgullosa y dura, sentía que si apoyaba la cabeza en ella me sostendría como una mesa sostiene un plato... Una mano comenzó a acariciarla y levanté la cabeza del enorme... Planeta para toparme con los divertidos ojos de la futura madre, le lancé una sonrisa de medio lado, incómodo por haber sido atrapado. Tragué saliva y miré el suelo, como si una interesante lucha de bacterias estuviera ocurriendo en ella. Suspiré, me sentía incómodo y extraño. Aquí estaba lleno de risas, parejas felices hablando de nombres para bebés, ropa, cunas... Y ahí estábamos nosotros, serios, silenciosos y sin mirarnos, pareceríamos completos extraños si nuestras manos no estuvieran firmemente entrelazadas. Casi podía sentir el corazón de ella latir acelerado como si fuera el mío propio, su mano sudaba contra la mía y mordía su labio cada vez que la puerta se abría para que la asistente de la doctora llamara a las pocas parejas que nos acompañaban. Apreté su mano más fuerte, sintiendo sus ojos en mí pero sin querer confirmarlo. Quería estar ahí para ella, quería ayudarla, enamorarla... Si me dejaba, pero... Estaba aterrado.
- Alexa Black. - Anunció la asistente al tiempo que ella se tensaba y apretaba mi mano fuertemente. Me tragué el gruñido, al ser guitarrista, la chica tenía unas manos bien fuertes. Respiró lentamente, Evelyne se levantó y frunció el ceño al ver que no parecía como si ella pensara levantarse en un futuro cercano. Solté su mano y me levanté, parándome frente a ella volví a tenderle mi mano, se quedó mirándola, sin hacer un solo esfuerzo por levantarse. Ella estaba tan aterrada como yo...
- Vamos, Blacky. Podemos hacer esto. - Levantó la cabeza al escucharme, y cuando sus ojos se toparon con los míos se relajó... Se relajó al verme...
Oh, amigo, estaba tan jodido.
- ¿Blacky? - Preguntó, le guiñé un ojo y sonreí.
- Esa eres tú, linda. Ahora levanta ese trasero y vamos a ver mi sobrino. - Ella se rió y asintió, agarrando mi mano se levanto y me dejó guiarla hacia la puerta abierta.
- Podría ser niña ¿Sabes? - Bufé.
- Es un niño, puedo sentirlo. - Enarcó una ceja y le lancé una sonrisa burlona.
Entramos y una habitación blanca, muy típica de un hospital, nos cegó; habían unas extrañas maquinas a un lado de la habitación, un escritorio de una madera que parecía cara se encontraba frente a un enorme ventanal con cortinas de un blanco transparente. Cuadros, y libreros adornaban el lugar, al igual que macetas con plantas que nunca antes había visto... Me resultó extraño que esta mujer las tuviera aquí, pero mi atención fue removida de lo que me rodeaba cuando Blacky comenzó a temblar junto a mí. Apreté su mano y ella se apegó más a mí. La asistente habló con Evelyne unos segundos y luego nos dejó. Estábamos solos, así que fuimos directamente a sentarnos en los sofás frente al escritorio.
- Voy a morir. - Murmuró mi Blacky, Evelyne soltó una risita.
- No vas a morir, Lexy. No estés nerviosa, todo estará bien. - Ella negó con la cabeza mientras mordía su labio inferior.
- No, no me refiero a eso, quiero decir que, si no voy al baño en los próximos cinco segundos, mi vejiga va a explotar y moriré. - Lo dijo tan seria que resople fuertemente, intentando controlar el ataque de risa, ella me fulminó con la mirada y no lo soporté más, estallé en carcajadas. - Sigue riéndote, Hamilton, pero cuando tenga un antojo a las tres de la mañana, será a ti a quién llame. - Me encogí de hombros.
- Sinceramente no me importa, mientras no seas tú la que salga a esa hora estaré bien. Sería peligroso para ti. - Su mirada se suavizó y agachó la cabeza, intentando controlar su sonrisa, lo que me hizo sonreír aun más. La puerta se abrió y los tres nos paramos pare recibir a la doctora Wayland, una hermosa y muy joven mujer, fruncí el ceño, la había imaginado más vieja, con arrugas en su rostro y con un poco de sobrepeso, no este... bombón sexy de veinti-tantos. Ella era alta y estilizada, su cabello castaña se encontraba perfectamente peinado y caía con libertad tras su espalda, su rostro de corazón era atractivo, con unos enormes ojos color azul y unos labios pequeños de color rojo fuerte. Estaba demasiado maquillada para mi gusto, su ropa era demasiado ajustada y su escote demasiado pronunciado, y llevaba tacones de unos diez centímetros... ¿Quién usaba tacones en un hospital? Bueno, este no era necesariamente un hospital, pero igual... La mujer se esforzaba demasiado. La odié instantáneamente. Sus ojos se iluminaron al verme y me lanzó una sonrisa que pretendía ser sexy... Me dio asco.
- Bueno, hola. - Murmuró frunciendo los labios, intentando que se vieran más grandes. Blacky se tensó a mi lado y me lanzó una mirada, pude ver en sus ojos oscuros que tampoco le agradaba la doctora Wayland. - Bienvenidos, siéntense, por favor. - Caminó lentamente hacia su escritorio y al sentarse levantó la pierna de forma exagerada, dejando que viéramos cómo su bata se subía demasiado arriba de sus muslos, dejando sus piernas expuestas. Mi estómago se revolvió y me senté junto a Blacky, que me soltó una sonrisa divertida y una ceja arqueada; sabía tan bien como yo lo que la doctora Wayland pretendía conmigo. - Así que, Alexa Black. - Parpadeó hacia Evelyne, quien negó con la cabeza, antes de que pudiera responder, Blacky se le adelantó.
- Esa soy yo. - Wayland la examinó y asintió. Agarró una carpeta que se encontraba en el escritorio y comenzó a revisarla.
- Bien, veo que te hiciste los exámenes necesarios antes de venir, perfecto. Ahora lo único que tenemos que hacer es ver al bebé. Te daré unas cuantas vitaminas para que tomes durante el embarazo ¿De acuerdo? - Blacky asintió. - Okey, vamos a la maquina. - Se levantó y la seguimos hacia la maquina con dos pantallas de computadora y algunos botones extraños y complejos. Blacky se acostó en la camilla, mientras Wayland preparaba la maquina, me acerqué para estar a su lado y Evelyne rápidamente se paró junto a ella, dejándome más lejos de lo que pretendía. - ¿Cómo van las nauseas matutinas?
- Mejor, ya no las siento tan seguido. Pero todavía hay olores que me hacen sentir enferma.
- Eso está bien, con el tiempo pasará, no te preocupes. - Lanzó una mirada sobre su hombro hacia mí y parpadeó rápidamente. Con una mueca, aparté la vista para centrarme en el techo. - ¿Y los antojos?
- Por ahora son muy tranquilos.
- Bien, bien. Ya está todo listo. - Se volteó y levantó una cosa rara conectada a la maquina, tenía algo que se veía suave en la punta, ovalado y azul. - Levántate la camisa. - Blacky obedeció, Wayland agarró una botella y echó algo del contenido en la cosa rara. - Esto está helado, solo te advierto. - Blacky asintió y aspiró una bocanada de aire al sentir el gel helado cubrir su estómago. Wayland sonrió. - Te lo dije. - Comenzó a untarlo en el vientre redondeado de Blacky... Hasta ahora no me había percatado del pequeño bulto en su estómago, pero ahí estaba... Ahí estaba el bebé. Un rápido sonido comenzó a llenar la habitación y aparté lentamente la vista de su estómago para centrarme en una de las pantallas, en esa cosa extraña y llena de rayas grises... Lo vi. Era pequeño, como un extraterrestre, era... Horrible, la verdad, pero... Ese pequeño extraterrestre con la cabeza enorme y el cuerpo diminuto... Me enamoró por completo y no era mío, pero lo quería, lo quería tanto. No podía esperar a que pasaran los nueve meses para tenerlo en mis brazos, viéndolo, supe que no me importaba qué papel tenía en su vida, su padre, su tío, su mejor amigo... Solo sabía que tenía que estar en su vida, para él, para siempre. El sonido rápido de su latido se sintió como música, mucho mejor de lo que alguna vez haya escrito yo o alguien más, sentía como que ese simple golpeteo podría inspirar al mundo entero a componer la mejor música de todas. Lo amaba, tanto o más de lo que amaba a su madre. La fuerza de lo que sentía me golpeó en la boca del estómago, dejándome sin aire, mi visión se empañó y tuve que apretar mi mandíbula para contener los sollozos. Era lo más intensó que había sentido en la vida. No quería apartar los ojos de la pantalla, pero lo hice, para ver a mi Blacky con enormes lágrimas cayendo de su rostro, una mano cubría su boca mientras que la otra apretaba con fuerza la mano de Evelyne, quien no podía parar de sollozar y reír de lo hermoso que era el bebé.
- Y ese es tu bebé.
LOLA BEER: ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO EL CAP :3 HABÍA ALGO QUE QUERÍA DECIRLES, ESTOY TENIENDO ALGUNOS PROBLEMAS CON ESTA CUENTA, POR LO QUE NO PUEDO RESPONDER A SUS COMENTARIOS U.U POR ESO ME CREÉ OTRA CUENTA LolaUcedo, CON ESA VOY A RESPONDER A SUS COMENTARIOS. GRACIAS POR LEEEEEEER, DEJEN SUS VOTOS Y COMENTARIOS <3
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Maldita Venganza. (¡Malditas Traiciones! 2)
RomantikSINOPSIS: Ya habían pasado dos meses desde que había dejado ir a la mujer que más amaba; dos meses en los que se había centrado de lleno en su carrera, no tenía tiempo para nada más. No amor. No placer. Nada de salidas. Él le era fiel a la mujer de...