CAPÍTULO 5:
Toqué la puerta y la voz de Evelyne resonó con un bajo <<pase>>. Al abrirla sentí un peso golpear duro en mi pecho, y mi decisión de hace unos minutos se hizo más sólida. Ella se encontraba sentada en el centro de la cama, abrazando con firmeza sus rodillas contra su pecho, su cabello estaba desordenado y sus ojos inyectados en sangre y húmedos, al igual que sus mejillas. Se veía... Destrozada.
- ¿Cómo estás? - Susurré, por alguna razón se sentía incorrecto hablar más fuerte. Me senté frente a ella, sus ojos enseguida se posaron en mi pecho e inhaló una inestable bocanada de aire.
- He estado mejor. - Evelyne acarició su cabello y ella se inclinó a su caricia.
- Todo saldrá bien, linda. Ya lo verás. - Ella apretó sus labios fuertemente y asintió.
- ¿Sabes lo que harás? - Soltó una risita temblorsa y me miró, nuevas lágrimas se formaron con rapidez en sus ojos e inmediatamente me arrepentí de mi pregunta.
- No tengo idea... Esto definitivamente complica las cosas, si Max no me odia lo suficiente ahora lo hará cuando se entere. - Contuve el gruñido que amenazaba con salir de mi pecho.
- ¿Por qué habría de odiarte?
- Cada persona en el mundo tiene una pequeña razón para odiarme. - Murmuró con amarga diversión.
- Nosotros no te odiamos, Alexa.- Le susurró Evelyne con una pequeña sonrisa.
- Todavía no entiendo por qué.
- Porque somos familia, siempre te amaremos. - Quise tragar las palabras al momento en el que salieron, pero al ver cómo sus ojos brillaban, no con las lágrimas, sino con la felicidad, no pude arrepentirme de ellas. Eran la verdad, después de todo.
- ¿Cuándo le dirás a Max? - Ella negó con la cabeza.
- No lo sé. Él no responde mis llamadas, no quiere hablar conmigo. Todavía no puedo sacar esa estúpida idea de su cabeza, no quiere creer que yo no fui quien le dijo a Gavin de su hermana.
- ¿Y no lo fuiste? - Pregunté con una sonrisa burlona. Ella se sonrojó.
- ¡Claro que no! - Enarqué una ceja. - B-Bueno, yo como que la acorralé ¡Pero no le dije a él nada de ella!
- Un momento, un momento. - La detuvo Lyne. - ¿De qué estás hablando? - Ella suspiró y se recostó contra la cabecera de la cama, me acomodé en mi lugar, preparándome para lo que estaba seguro era una divertida historia.
- Clary no es como todos creían. Ella se ocultaba detrás del ángel bondadoso, tierno y tímido, cuando en realidad era un pequeño demonio enredando a todos en su tela de araña para devorarnos vivos.
- ¿Algo así como tú? - Dije con sorna, ella rodó los ojos con una ligera sonrisa. Se sintió como una pequeña victoria hacerla sonreír en un momento como este.
- Nop, somos diferentes. - Se enderezó. - Ella oculta sus demonios, mientras que yo los dejo a plena vista más veces de las necesarias. - Evelyne y yo asentimos en comprensión. Conocíamos a esos demonios de primera mano. - En fin, Clary supo desde el principio que yo estaba planeando algo contra ustedes y no hizo nada para evitarlo. - Evelyne se tensó y ella la miró directamente. - Ella sabía que sentías algo por Jamie, y Clary lo odia desde que la rechazó por mí hace tiempo. Nunca pudo superarlo, ella estaba en serio loca por él, pero Jamie me quería; se regodeó cuando comencé a salir con Max porque podía ver el dolor de Jamie al vernos juntos. Luego un día puso su mira en Gavin, a él sí le gustaba ella, le gustaba lo que creía que era, pero nunca hizo un movimiento con ella por temor a que Max lo odiara aún más y que eso fuera un problema para nosotros dos. Clary dejó que Max y yo hiciéramos nuestra venganza porque era una forma de volver a lastimar a Jamie y hacer que Gavin y yo peleáramos, así ella terminaría como la única chica en el corazón de Gavin. - Soltó un risa sardónica. - Pero no contó con que mi relación con Gavin era mucho más fuerte de lo que parecía. Hablé con G la semana siguiente al final del tour y me perdonó en segundos.
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Maldita Venganza. (¡Malditas Traiciones! 2)
RomanceSINOPSIS: Ya habían pasado dos meses desde que había dejado ir a la mujer que más amaba; dos meses en los que se había centrado de lleno en su carrera, no tenía tiempo para nada más. No amor. No placer. Nada de salidas. Él le era fiel a la mujer de...