CAPÍTULO 6:

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 Tragué saliva al ver el enorme edificio frente a mí. Por alguna extraña razón no quería entrar, no estaba asustado, obvio, pero... Okey, estaba aterrado, no quería poner ni un puto pie en la acera del edificio. Tal vez podría decirles que me comencé a sentir mal de repente, dolor de estómago, cabeza... No, eso no sería suficiente, tendría que ser algo más grave como... ¡Diarrea! No, demasiado asqueroso. Comenzamos a avanzar. Mierda, mierda, mierda, no quiero, no quiero, no quiero ¿Y si finjo un desmayo? Mi corazón retumbaba fuertemente en mi garganta para el momento en el que las puertas del edificio se abren para nosotros, mi mandíbula se tensa y me obligo a seguir a Evelyne por la recepción hasta los ascensores. Siento mi estómago completamente revuelto, una gota de sudor baja a lo largo de mi columna, estremeciéndome; cuando entramos empiezo a sentirme claustrofóbico, y aquel sentimiento empeora a medida que veo las puertas cerrarse lentamente. Esta es mi última oportunidad para escapar. Dentro de cinco segundos las puertas se cerrarán, y yo me quedaré aquí... Atrapado. 4... 3... 2... Corre...

- Dios, Luke, no te veas tan aterrado. - Eve bufó y rodó los ojos, distrayéndome por completo de ese último segundo que me quedaba para ser un maldito cobarde y huir a la seguridad de mi auto.

- No sé de qué estás hablando. - Gruñí.

- Oh, por favor. Estás más pálido que de costumbre ¿Qué es lo que te tiene tan asustado? - Suspiré.

- Es sólo que no quiero encontrarme con Max si es que está con ella. - Evelyne rodó los ojos.

- Alexa nos dijo que Max dejó de ir a su departamento desde hace meses, además, acaba de mudarse.

- ¿Y Scott? Él me odia. - Ella bufó.

- No seas niña. - Le gruñí y ella tan solo se rió. - No te preocupes, Luke. Nada malo va a pasar. - Me crucé de brazos y refunfuñé todo el camino hacia el piso de ella, escuchando la no tan silenciosa risa de Evelyne. Al abrirse las puertas sentí que mis rodillas se debilitaban y mi corazón, que se había tranquilizado, volvió a su veloz ritmo nervioso. Quería vomitar. Salimos del ascensor y este se cerró detrás de nosotros mientras caminábamos por el pasillo hasta la última puerta; inhalé y exhalé profundamente. Evelyne sacó de su bolso la llave del departamento que ella le había entregado y abrió la puerta. Un corto pasillo se abría ante nosotros, con un suelo de baldosas claras y paredes blancas, libres de cuadros, fotos. Paredes limpias. Seguí a Eve hasta el final del pasillo, donde dobló a la derecha por una puerta que dirigía a la sala de estar, todo se veía demasiado nuevo. Desde los sofás de cuero negro en el centro de la enorme sala, la pequeña mesa de cristal frente a ellos, con revistas y libros; los impecables ventanales que caían desde el techo hacia el suelo, mostrando la hermosa vista de la ciudad, la pequeña pared levantada que dividía la sala de la cocina perfectamente equipada con los últimos electrodomésticos, en una esquina apartada de la sala se encontraban algunas guitarras apoyadas contra la pared, posters de bandas que sabía que a ella le encantaban, y puertas que se dirigían a lugares desconocidos. El lugar era enorme. Cajas ocupaban los espacios vacíos de la sala y una escalera de caracol subía hasta el segundo piso, donde más puertas se hacían visibles; me gustaba su nuevo departamento. - ¡Alexa! ¡Llegamos! - Gritó Evelyne y me tensé. Un golpe se escuchó, seguido de fuertes ladridos que me pusieron la piel de gallina... ¿Ese era Scott? Una puerta junto a la cocina se abrió y una enorme bestia de color blanco y negro corrió disparado directamente hacia mí.

- Oh, mierda. - Alcancé a murmurar antes de que saltara sobre mí, arrojándome con fuerza al suelo, quitándome por completo el aire. Scott me sorprendió al comenzar a llorar y lamer mi rostro desesperado, agitando su cola rápidamente y pisoteando mi estómago. Una lenta sonrisa se dibujó en mi rostro y lo acaricié, provocando que se moviera feliz sobre mí y llorara con más fuerza. - Hey, amigo. - Me reí.

- Y él estaba asustado. - Escuché a Eve murmurar. Levanté la cabeza para verlas a ambas mirando hacia nosotros, mostrando sonrisas dulces, sus expresiones decían eso que sus labios no: "Awwww". Me mordí el labio inferior, intentando controlar mi sonrisa.

- Me mentiste. - Le dije, ella sonrió divertida mientras se cruzaba de brazos.

- Lo hice. Él lleva tiempo extrañándote, de hecho. - Dejé de intentar contener mi sonrisa y acaricié a Scott con más fuerza, él comenzó a ladrar encantado y a echarse al suelo panza arriba.

- Yo también te extrañé mucho, bestia. - No me había dado cuenta de ello antes de ahora, pero sí lo había extrañado; a pesar de amar con locura a mi gato, Crow, había algo que solo un perro podía ofrecerte, y en el momento en el que ella se lo había llevado yo lo perdí. Scott saltó en sus cuatro patas y corrió por el departamento, chocando contra las piernas de su hermosa dueña, haciendo que riera feliz. Me quedé como un tonto viéndola sonreír, era tan hermosa que no podía resistirlo. Adoraba mirarla, ella era como ese paisaje perfecto pintado por el mejor de los artistas; llena de sentimientos, color, belleza, la medida perfecta de felicidad y melancolía. Ella provocaba nostalgia, amor, desesperación, ansiedad... Y te excitaba con una sonrisa, con una sola sonrisa era capaz de ponerte de rodillas y besar el suelo que caminaba. Y sí que utilizaba eso para su propio beneficio. Odiaba que pudiera seguir afectándome tanto.

- ¿Qué hacías? - Preguntó Evelyne.

- Terminaba de desempacar, en esa habitación están las cosas de Scott, además de que dirige al balcón.

- Oh ¿Vas a necesitar ayuda más tarde? - Suspirando, ella tiró de su cola de caballo.

- Bastante. - Asintió.

- Podríamos ayudarte ¿Cierto, Luke? - Me levanté del suelo, acariciando la cabeza de Scott mientras continuaba frotándose contra mi pierna y sacudía su cola.

- Claro, no tengo nada más por hacer. - Me encogí de hombros. Ella sonrió.

- De acuerdo, gracias. - Le guiñé un ojo y ella se mordió la esquina del labio, intentando controlar el tamaño de su sonrisa. Solo hizo que mi sonrisa creciera extensa. Evelyne aplaudió y se encaminó hacia la puerta.

- Bien, es hora de irnos. - Asentí y miré hacia el hermoso ángel parado delante de mí, nerviosa y sonrojada, ella tomó una profunda respiración. Extendí la mano.

- Vamos. - Ella me miró, y lentamente colocó su mano sobre la mía; calor se disparó desde la punta de mis dedos por todo mi brazo directo hacia mi pecho. Calor ardiente que me quemaba con intensidad, duro y placenteramente doloroso, no quería soltarla jamás. Tiré de ella, caminando hacia Evelyne, y no solté su mano en todo el camino al ascensor, hasta el estacionamiento, cuando subimos al auto, en todo el viaje hacia la consultorio privado de la doctora; sostuve su mano apretada contra la mía no solo para darle la fuerza que ella necesitaba... Sino para tener algo de qué agarrarme cuando viera al bebé que crecía en su interior, un bebé que no era mío... Por ahora.



LOLAA BEER: ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO EL CAP >.<  SÉ QUE POR AHORA TODO ESTÁ SÚPER ABURRIDO, PERO TENGAN PACIENCIA :v YA VA A MEJORAR >.< VOTEN Y DEJEN SUS COMENTARIOS, LAS QUIEEERO.  


Maldita Venganza. (¡Malditas Traiciones! 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora