"Sam the psychopath"

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En el lugar llovía a cántaros, pero era algo divertido mojarse en ocasiones tristes como la muerte de tu hermano menor. Quizá no estuve mucho tiempo con él, solo los pocos meses de vida que tuvo pero era doloroso ver a mamá llorando a tal magnitud, sin embargo, no había nada que hacer. No es mi culpa que papá no lo quisiese y hubiese decidido acabar con él.

Me alejé lentamente del velatorio, un lugar donde yo siempre odié ir desde la muerte de mi abuela, la única persona quien creía en mi, quien no decía que estaba loca. Caminé por el jardín del lugar, flores blancas se levantaban en el pasto, seco, haciendo que se vea un poco escalofriante e irónico, ya que las flores eran lo único vivo en este lugar. Ni yo lo estaba. No me sentía así en este momento.

-¿Estás bien?- Alguien tocó mi hombro y volteé automáticamente al escuchar esa voz masculina. Me era muy familiar por alguna razón. Cerré mis puños y levanté la vista. El asesino de mi hermanito estaba parado enfrente mio, como si nada hubiera pasado.

-¿Cómo te atreviste a venir?- Pregunté, pero no contestó. De repente sentí sus grandes manos en mi cuerpo, aprisionándome mientras me amarraba las manos por detrás. Empecé a gritar, aunque él no tardó mucho en taparme la boca con una cinta. Este hijo de puta me las pagaría muy caro. Quise patalear y liberarme, pero él me cargó en su hombro para luego meterme en el maletero de su auto. Empecé a gemir, sabía que gritar no me serviría de nada, y una vez dentro del maletero, me quitó la venda de la boca.

-Dulces sueños, y bienvenida al infierno.- Sonrió y cerró la puerta. Respiré profundo, lista para dar el grito de mi vida. Y en ese preciso momento noté que el aire olía diferente.

-Joder, es...-Susurré, pero para antes de terminar la frase, todo se me puso negro; lo último que sentí fue mi cuerpo caer hacia un lado y golpear contra la garrafa de gas.

**

-Despierta.-Escuché, mientras algo golpeaba fuertemente mi cara. Abrí los ojos desmesuradamente al recordar lo que había pasado, mamá debía de estar preocupada. Intenté levantarme, pero unas cuerdas me pegaban contra la silla, dejándome completamente inmóvil.

-Es hora de comer, cariño.- ¿Éste hombre ya enloqueció?... bueno, si.

-No quiero.- Dije entre suspiros, intentando escapar, no me importaba si él me veía. -No tengo hambre.

-¿Qué te pasa princesa? ¿Ya no me quieres?- Acarició mi mejilla, e inmediatamente doblé la cabeza para morderle la mano.

-¡HIJA DE PUTA!- Gritó alejándose de un salto.

-¿Por qué me tienes así?- Eso sonó más a una pregunta que a una explicación de porqué le mordí.

-No quiero perderte.- Empezó a llorar. -Quédate conmigo.- En ese preciso momento, un plan infalible entró en mi cabeza.

-Está bien papá, pero sueltame que me duele.- Sonreí tiernamente. -Por favor.-

Me observó extrañado por un momento, para luego sacar un cuchillo y empezar a cortar las cuerdas que me mantenían aprisionada.

-Gracias.- Dije dándole un abrazo. -Te quiero, papá.- Miré a la ventana y era de noche, perfecto para mi plan. -¿Vamos a dormir?.- Bostecé. -Tengo sueño, papá.-

Me pareció un poco raro que no dijera nada, solo tomó el cuchillo con más fuerza y me miró directamente a los ojos.

-No pienso dejarte dormir.- Dijo enfadado. -No dormirás nunca.- Y con el filo del cuchillo de cocina, dibujó un largo corte desde un lado de mi ojo pasando por mi mejilla derecha y terminando muy cerca del cuello. Ardía demasiado, pero no podía ponerme a llorar, o él vería que soy muy débil.

-Está bien, papá.- Dije con la voz ahogada. -¿Vemos una película?.- Sonrió y corrió hacia el televisor, le dije que haría palomitas de maíz, así que fui a la cocina, agarré uno de los cuchillos para cortar grandes pedazos de carne y lo escondí en mi bota. Volteé planeando atacarlo por detrás.

-¿Pensabas matarme?- Él estaba delante mio, su nariz casi rozaba con la mía. Aterrador. Rápidamente tiré una patada en sus partes íntimas para luego salir corriendo. En el proceso agarré el arma de mi bota, sosteniéndola firmemente en un puño.

Corrió detrás mio, no puedo negar que era mucho más rápido que yo, me tomó del pie, haciendo que caiga de bruces al suelo, pero no sin antes agarrar algo de él, haciendo que cayera conmigo.

-Bienvenido al infierno.- Dije sonriente mientras clavaba el cuchillo en su pecho. Él tenía razón, no volvería a dormir nunca.

Me levanté un poco satisfecha la verdad, asesinar a alguien me había sentado bien. Me miré en el charco de sangre, un poco aterradora, con el maquillaje corrido, como si hubiera llorado, y gotas de sangre en mi chaqueta blanca. Tomé el cuchillo en mis manos de nuevo, y una extraña sensación recorrió mi cuerpo. Sonreí al escuchar pasos cercanos, tenía sed de sangre, y yo lo sabía muy bien.

Es más, ahora que sabes mi historia, iré en tu búsqueda ¿Sabes? No vuelvas a verte en el espejo estando seguro de que nadie está detrás de ti.

Bienvenido al infierno.

Con cariño, Sam the Psychopath.







"Frases de Terror" [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora