"Francois D'Thorn"

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-Shelley, ¿a dónde vas? - preguntó su amiga con curiosidad al ver a Shelley cambiándose de ropa.

- Tengo una cita -Contestó sin argumentar mucho.

- ¿Lo conozco? -Preguntó su amiga.

- No.

- ¿No quieres decirme con quién vas a salir ésta noche?

- No.

-¿Por qué?

-Porque no. -Contestó Shelley terminando de vestirse.

-Bueno, como no me quieres decir, espero que el chico sea muy amable y bueno contigo... -Le dijo Jane con tono sarcástico.

-Gracias, Jane -Lo dijo a medio sonreír por el comentario.

- ¿Sabes Shelley?... -Lo dijo casi sin pensar -... nada, olvidalo.

- ¿Qué? -Preguntó Shelley con curiosidad.

- ¿No te gustaría oír un cuento?, te apuesto a que después de oírlo no querrás irte.

- ¿Tan bueno es?

- Puede ser.

- Bueno, ¿es corto?

- Siempre mis cuentos son cortos.

- No quiero arruinar mi cita.

- Está bien.

- Bueno, acomódate bien para empezar el cuento.

- Vamos, no te hagas la interesante.

- Hubiera sido mejor hacer cuentos para dormir, así podría tener pesadillas.

Shelley le tiró una almohada y las dos comenzaron a reír. Eran amigas de hace mucho tiempo. Compartían el mismo departamento.

- He aquí la leyenda...

- Creí que era un cuento.

- Si, pero tiene algo de verdad... lo que pasa es que se ha ido distorsionando de generación en generación. Bueno déjame empezar.

-" Esta es una historia acerca de una hermosa chica llamada Lirio. Era tan hermosa que los hombres no podían resistirse a ella. Todos se enamoraban locamente de Lirio. Pero ella en su vanidad, no encontraba al hombre perfecto. Una noche, en una fiesta de sociedad, conoció a un joven extremadamente bello. Sus ojos eran azules como el cielo, su piel parecía de nácar y tersa, su cabello lacio y negro lo hacía parecer como una criatura nocturna. Sus manos no lucían como que hubiera tocado la tierra, su boca, bien delineada, su hacía desear con ansiedad. En fin, era un hombre de ensueños. Lirio cayó en su mirada, pero aquel joven era mucho más vanidoso que ella.

Lirio lo miraba sin delatarse. Paseaba por sus alrededores para que él deslizara sus ojos por su cuerpo. Aún así, el joven no hacía menor indicio de interés. Lirio cansada de tanto desdén, decide acercarse a otro joven, pero sin muchos encantos.

- Buenas noche caballero... mi nombre es Lirio.

- Buenas noches, hermosa dama. Déjeme presentarme... mi nombre es Elizandro Hieno.

- Raro nombre para un... -Se detuvo Lirio para no ser imprudente.

-Dígalo, no hay nada malo en aceptar que soy de clase pobre.

-Disculpe usted, no quise ser grosera, pero es un placer conocerte, Sr. Hieno.

- Aunque usted no lo crea, en un tiempo, mi familia poseía muchas tierras y estuvieron en muy buena posición. El nombre Hieno le debe haber recordado algo.

"Frases de Terror" [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora