"Los niños de ojos negros"

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Según cuentan, por la década de los noventa comenzaron a circular varias anécdotas relacionadas a niños misteriosos y acosadores, cuyo rasgo diferencial eran sus ojos completamente negros, como si la pupila -dilatada; cubriera todo el globo ocular. Quienes se encontraron con <<los niños de los ojos negros>> o <<BEKs>> experimentaron el terror más puro que lentamente se fue apoderando de sus personas. La gran cantidad de testigos sugiere que se trata de hechos reales. La leyenda habla de que estos extraños pequeños golpean la puerta de los hogares, se acercan a vehículos estacionados u observan a las personas desde el exterior de las ventanas, buscando que se los invite a ingresar. Y si uno lo hace, se expone a un peligro mortal. La mayoría de anécdotas registradas con los niños de ojos negros relatan que su rango de edad va desde los 8 años a principios de la adolescencia, tiene la piel muy pálida y dientes tan blancos que parecen brillar en la oscuridad. Tienden a hablar con un timbre de voz tan monótono que resulta completamente apático, y que repiten varias veces una palabra o frase como si la hubieran memorizado.

 Tienden a hablar con un timbre de voz tan monótono que resulta completamente apático, y que repiten varias veces una palabra o frase como si la hubieran memorizado

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El caso más conocido sobre encuentros con estos funestos personajes fue el vivido por el periodista estadounidense Brian Bethel, en 1996. Una noche Brian se encontraba en su auto en un estacionamiento a la salida de un cine, cuando sintió unos golpes en la ventanilla del lado del acompañante. Al mirar, vio a dos niños, uno de alrededor de nueve años y el otro, bastante más alto, de unos doce años. Ambos vestían canguros negros con sus capuchas puestas. El hombre bajó apenas la ventanilla, esperando escuchar la típica perorata que precede al pedido de dinero y, cuando se preparaba para contestarles, vio una extraña expresión en sus rostros. En ese instante se dio cuenta de que no era dinero lo que buscaban. Por inercia, aunque con un mal presentimiento, bajó el cristal y les preguntó qué necesitaban. Al escuchar la pregunta del periodista, el chico más alto comenzó a hablarle, mientras el otro permanecía mirándolo fijamente en silencio:

-Hola, señor, tenemos un problema- le dijo con tono frío y demasiado aplomado para su edad-. Mi amigo y yo queríamos ver la película, pero olvidamos nuestro dinero- continuó-. Necesitamos ir a casa a buscarlo. ¿Nos llevaría?

Brian Bethel sintió pánico sin saber bien por qué, ya que eran dos chicos indefensos y desarmados. Tal vez se sentía incómodo porque hablaban de una forma robótica, o porque denotaban cierta mala intención. El chico más alto sonrío con un toque perverso, dejando relucir su brillante dentadura, y eso le terminó de helar la sangre. El otro niño, más pequeño y silencioso, miró a Bethel con una mezcla de confusión y de rabia. Parecía algo sorprendido porque no abría la puerta de su auto de inmediato. El más alto, en cambio, sin perder la paciencia, comenzó a tornarse más y más insistente:

-Vamos, señor... vamos, ¡llévenos! ¡Es cerca y apenas se de cuenta ya estaremos de regreso!

La situación comenzó a ponerse tensa, los niños y el periodista, por primera vez, cruzaron miradas y entonces Brian Bethel vio sus ojos: negros, absolutamente.

Quedó impresionado. Era evidente que algo sobrenatural habitaba en esos seres que pretendían ingresar a su vehículo. Tan perturbado quedó que encendió el motor del auto, puso reversa y aceleró bruscamente. Luego de hacer un par de maniobras riesgosas, logró encaminar el auto hacía la salida del estacionamiento. Al mirar por el espejo retrovisor descubrió un detalle que lo aterró aún más: los misteriosos niños ya no se encontraban en la playa del estacionamiento.

Brian Bethel se quedó estupefacto con aquel encuentro imposible. Por más que buscaba argumentos lógicos, nada podía acercarlo a una respuesta coherente que lo tranquilizara. Así que, como manera de canalizar aquel nerviosismo, el periodista decidió desahogarse escribiendo un artículo que luego compartió en su blog de Internet. La sorpresa que se llevó fue más grande de lo que imaginaba, pues al publicar su caso se dio cuenta de que no había sido la única víctima de estos <<BEKs>>. Otras personas comentaron en su artículo que también los habían visto y, en algunos casos, habían interactuado con ellos. Parece que está claro que todo esto es algo mucho más complejo y siniestro que una simple leyenda urbana. Muchos casos similares al de Bethel coinciden en la petición de los niños para que se los deje entrar a algún lugar, generalmente a una casa. En dichas situaciones intentaron usar algunas excusas o pretextos que se repiten:

<<Tengo que llamar a mi madre>>

<<Tengo que volver a mi casa>>

<<Estoy perdido ¿puedo pasar?>>

No hace muchos años, estos pequeños llegaron a ser captados por algunas cámaras de seguridad, pero misteriosamente las imágenes quedaron distorsionadas. Los más escépticos dicen que son solo niños bromistas con lentes de contacto de color oscuro, que interactúan con la gente con la única intención de asustarla. Pero las personas que se han encontrado cara a cara con ellos afirman haber percibido un aire de malevolencia, más allá de cualquier disfraz. Los testigos aseguran que se puede percibir una sensación de profunda oscuridad demoníaca.

Hay muchas teorías sobre la naturaleza de estos personajes espeluznantes. La mayoría coincide en que se trata de extraterrestres que se encuentran en una especie de limbo interdimensional. El misterioso caso de los niños de ojos negros deja varias incógnitas, como por ejemplo, ¿qué ha ocurrido con los que accedieron al pedido de estos jóvenes siniestros? Al parecer, hasta el momento no se sabe de alguien que los haya dejado pasar, lo que lleva a pensar que, tal vez, esas personas no vivieron para contarlo.

Lo más espeluznante de estos seres ominosos es que se asemejan mucho a los humanos. Tanto que probablemente pasemos frente a ellos y no distingamos su maléfica naturaleza. Tal vez sea bueno estar más alertas, porque dicen que estos niños de ojos negros que vagan en nuestro mundo están desesperados por ingresar, una y mil veces, al universo de las Voces Anónimas.

 Tal vez sea bueno estar más alertas, porque dicen que estos niños de ojos negros que vagan en nuestro mundo están desesperados por ingresar, una y mil veces, al universo de las Voces Anónimas

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Esta semana voy a estar publicando leyendas urbanas de una saga de libros del escritor uruguayo Guillermo Lockhart. Esta leyenda es de su nuevo libro Supernatural. También tiene un programa en TV que se llama Voces Anónimas, esta muy bueno e interesante. Pueden encontrarlo en Youtube.

La saga se llama: Voces Anónimas: Historias y leyendas del universo mágico.

Algunos de los títulos que forman parte de ella serían: Oculto, Limbo, Macabro, etc. Por si les interesa :)

Flor^^

&quot;Frases de Terror&quot; [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora