Capítulo 25

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Al día siguiente, decido ir a la escuela a pesar de todo lo que pasó, pues tal vez así pueda distraerme un poco y dejar de pensar tanto en Ryan, después de todo, América dijo que estaría bien, ella se ofreció a traerme en el auto de Derek; pero decidí caminar para despejarme un poco.

Cuando llego a la escuela, alguien me toma el hombro, yo doy un respingo y me volteo; frente a mí hay un joven alto de cabello castaño oscuro y ojos color terracota, lo que me parece bastante curioso debido a que casi pueden verse rojos.

-Lo siento, no quise asustarte, soy nuevo y estoy algo perdido,¿sabes dónde es el aula de literatura?

-Está bien, ¿el aula de literatura? - él asiente levemente- yo también tengo esa clase, creo que seremos compañeros, ven, vamos, después te puedo mostrar la escuela si quieres.

-Claro, gracias, sólo, ¿Cómo te llamas?

-Camila, ¿y tú?

-Santiago-Dice con una sonrisa y vamos a las clases, cuando éstas se terminan le doy un recorrido por la escuela mientras le muestro cada parte de ella hasta que se hace tarde y tengo que despedirme.

-Adiós, Santiago, fue bueno conocerte, ¿te veo mañana?

-Sí, claro, sólo quería preguntarte algo, ¿quieres ir después a......

-Camila, ¿ya estás lista para irnos?-dice alguien atrás de mí, en poco tiempo reconozco su voz, Santiago mira un poco confuso a Derek que lo está fulminando con la mirada.

- ¿tú quién eres?-le pregunta finalmente Santiago.

-Eso no te incumbe, Camila, vamos.

-Te llamo después, ¿sí?- le digo a Santiago, él asiente y Derek comienza a darme pequeños empujones para que avance, mientras camino me despido de Santiago con un movimiento de mano.

Cuando llego al estacionamiento, Derek sube al auto y cierra la puerta aparentemente enojado, yo subo también y el comienza a conducir.

-¿Por qué veniste?-le digo cruzada de brazos en el asiento.

- ¿Acaso no sabes quién es ese tipo?-Me dice con el ceño fruncido aún con la mirada en el camino.

-No, acaba de entrar a la escuela, ¿tú sí sabes?

-Katia, despierta, es el hermano de Sarah Gruman.

Me quedo totalmente petrificada en el asiento del auto, tratando de digerir sus palabras.

-Sarah no tiene hermanos.

-¿Quién te lo dijo? ¿ella?

-yo estaba casi todo el tiempo en su casa, nunca hubo nadie ahí y ella aseguraba no tener hermanos, Santiago no es su hermano.

-Por Dios, Katia, ¿eres tan estúpida para no darte cuenta? ¡Sarah quiere matarte!

Me quedo en silencio el resto del camino y al llegar a mi habitación, me encierro en ella y me quedo ahí todo el día, por primera vez, sin comer.

Esperando La MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora