Capitulo 12.

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Ahora que más necesitaba de su apoyo, tenía mil y un problemas en mi mente, era un relajo mi vida, un desorden total. Me había estado matando estudiando para química y matemáticas por toda una semana. Mis ojeras estaban hasta mis mejillas, y a penas llevaba una semana sin Elliot. Lo peor es que al siguiente día tendría clase con el... Lo tendría que ver, y perderme en sus ojos y querer el deseo de besar sus labios.

6:50 am
Sonó mi alarma y me fui a bañar. Me puse unos jeans negros con una blusa de tirantes blanca y un suéter azul, con unos tenis Adidas blancos. Y como siempre solo aplique rímel en mis pestañas y un labial rosado pálido. No era esa clase de chica que le gustaba maquillarse hasta parecer señora.
Tome mi mochila y baje las escaleras, me serví una taza de café y agarre las llaves y me dirigí hacia la escuela.
Al entrar a mi salón, afortunadamente el aún no llegaba y yo tomé los asientos de en medio, como siempre. Me recosté sobre el mesabanco, moría de sueño, pero cuando menos pensé, escuché una voz grave y fuerte que había dicho mi nombre...

-Señorita, ¿ya piensa despertarse?- dijo el maestro.
Yo levanté mi cabeza y me talle los ojos. Y pedí permiso para ir a lavarme la cara. Para mi sorpresa cuando me levanto estaba Elliot detrás de mí, estaba mirándome y cruzamos nuestras miradas, dolió en lo fondo de mi.
Salí del salón y me dirigí al baño, saque mi celular, y le mande un mensaje a Evelyn, tenía que desahogarme.
-Ven al baño- le dije en el mensaje.
Unos minutos después ella estaba aquí, en el baño, en cuanto la vi me desarme en lágrimas y ella solo me abrazó dándome su cariño y consuelo. Después le conté todo lo que pasó. Pasaron como 10 minutos y después me seque las lágrimas y afortunadamente mi rímel era antiagua, y no de corrió todo. Entre de nuevo a mi salón y el profesor hoy, justamente hoy tenía ganas de joderme frente a todo el salón.
-Señorita... Solo iba a ir a enjuagarse la cara, y para eso tardo 10 minutos...-
-Soy mujer...- hice una mueca.
-Pues a mí me importa poco si es mujer, o no...-
-Pues sabe que, no quiero estar en su clase no me importa, ahí a ver qué hace con mi jodida calificación, repruébeme si quiere...-

Me retiré del salón y sin siquiera agarrar mi mochila. Me la pase dando vueltas en la escuela, hasta que escuche una voz ronca.
-¿Qué haces paseándote por la escuela?- y la voz río.
Yo volteo a ver quién era, y la verdad no conocía a aquel chico. Era alto, de ojos verdes y pestañas chinas y largas, hermosas, tenía un cabello bien peinado y se veía musculoso con una playera azul que traía puesta, por cierto estaba muy guapo. Jamás lo había visto...
-¿Te conozco?- sinceramente actúe de la misma manera que lo hice el primer día, mamona al 100.
-Solo vine a hacer platica.- se rió.
-Ah mira...- me volteo y me siento en una banca, enseguida escucho los pasos de el detrás mío.
-Bueno si vamos a conversar, cómo te llamas...- le pregunte.
-Luis, y tú debes ser la Regina de la que toda la escuela habla...-
-no, no creo ser yo, soy antisocial al cien- reí.
Mantuvimos una plática por unos minutos hasta que sonó el timbre y tuve que regresar al salón. A la hora del almuerzo voy con Evelyn a sentarme pero el chico que se me acerca era Luis, iba a sentarse con nosotros.
-Hey- sonrío Luis.

Evelyn me hizo una cara de que debería intentarlo con el, pero solo había solo roto con Elliot, no iba a hacer eso, aparte no me gustaba. Estoy enamorada de Elliot, o sea...

Elliot entró a la cafetería y no nos quitó la mirada de encima, después de todo no tenía porqué molestarse...

Camino a casa estaba escuchando música con mis audífonos puestos, estaba súper deprimida la verdad, pero me reconfortaba el saber que solo nos habíamos dado tiempo. Pero sabía que si el volvía yo estaría con el de nuevo, lo besaría apasionadamente, lo abrazaría y le diría que a la fregada todo lo que pasó. Porque lo amo, y él me destruyo de una manera estupida.

De pronto alguien me quita un audífono, yo giro mi mirada para ver quién era y para mi sorpresa era Elliot... Puta madre, por qué...
-Hey...-
-Ah hola.
-Quiero hablar contigo.
-Sobre qué...
-Sobre nosotros.
-Más bien lo que queda de nosotros. Reí falsamente.
-Regina... Solo un momento. Ahorita, justo aquí, y tal vez no sea el lugar más romántico no el lugar para hablar pero, quiero hablarlo.
-Bueno...

Nos sentamos en la banqueta, y él comenzó a agarrar respiración.
-Regina, me siento de la mierda, jodidamente pendejo, porque la verdad no te mereces esto, ni nada, no me hizo falta nada contigo, no me falto cariño, no me faltaron besos por saciar, no me faltaron abrazos, y no me faltaron poesías que no se escucharan con eco en mi mente, Regina, por ti es que estoy aquí, hablándote de cómo me ha ido en la puta vida esta semana. A la mierda todo el puro mundo, quiero estar contigo, y nadie más, yo no te pediría jamás hacer algo que no quieras, pero te necesito.

Él era un chico hermoso, verdaderamente hermoso, lo amaba, con todo lo que podía usar para amarlo, él entró a mi vida, entro a mi alma ahora es parte de ambas, dueño de todo, dueño de mi universo, y se fue destruyéndome y solo quiero besarlo, besarlo para sentir viva. Yo lo mire, lo mire con tanto amor y mis ojos se llenaron de lágrimas a lo igual que lo suyo, yo saqué un cigarrillo, de los de la cajetilla de mi mamá y lo encendí. Jale fuerte el humo del cigarro, y lo exhalé para no tener que arrepentirme o pensar después de lo que iba a hacer. Él estaba mirándome con lágrimas en sus ojos y yo lo besé, lo bese fuerte, tiernamente y mis lagrimas cayeron, él me besó tiernamente y puso sus manos detrás de mis orejas y con su mano derecha colocó mi cabello detrás de mi oreja, está terminada, ahí morí de nuevo...
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Un amor en prosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora