Capitulo 9.

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Por fin descubrí lo que era, me di cuenta de lo natural que era. Era algo creado por el mismísimo Dios. Era perfecta siendo un cometa pero después de todo soy humana, soy una niña enamorada de un niño, que escribe poesías sobre él en su libro. Somos maduramente infantiles, las decisiones son maduras, nuestras acciones no. Y siempre el cometa está un paso adelante; por simple naturaleza; yo era especial, era sensacional, y mitológica; era como una leyenda sobre el universo, era un cometa que solo se veía mil años, no, estoy mal, se veía cada mil doscientos años. Y en esos doscientos años preparaba su alma para purificarse y compartir tal pureza con el resto del mundo. Mi gran rastro de fuego que desde la tierra se veía azul, era la infinidad de amor que existía detrás de ésta horrible persona; pero si yo era el cometa, Elliot para mí era el universo, era todo lo que yo veía en él. Sus ojos cafés me mantenían despierta toda la noche, aunque solo los hubiera visto en la escuela. Sus ojos a veces eran, mas bien, los veía negros como el universo, porque cada vez creaba más universos, hacían colisiones y crecía más, y nuestro idioma que completaba cada vez más mis alma, como belleza antigua, griega, mitológica. De mil y un años atrás.

3:47 a.m.
Estábamos Elliot y yo acostados en mi cama; yo lo abrazaba y el estaba a un costado mío, mientras rozábamos nuestros pies y nuestras manos. Seguíamos despiertos.
-Oye Elliot, ¿qué haremos mañana cuando mi mamá se despierte?- le pregunté.
-No hay que preocuparnos de eso, tal vez ella no entre a tu cuarto.- me dijo sonriéndome.
-Ay, Elliot...- le dije algo nerviosa.
-Bueno me iré temprano.-
-No, mejor quédate.- le sonreí, mirando sus deslumbrantes ojos cafés siendo iluminados por la impropia luz de la Luna.
-¿Segura?-
-Si.- sonreí.
-Esta bien, esta bien.- sonrío y me besó-. Te amo Regina, aunque tu cometa solo se vea cada milenio.

Me sentí halagada, era una comparación algo marihuana y algo romántica, porque quién le dice tales metáforas cuando solo son una pareja de adolescentes.
-Te amo mucho más, ¿mi amor?- emití una risa corta y silenciosa, el río también-. Creo que esto no se me da Elliot- volví a reír.
-No te preocupes "mi amor", a mi tampoco.-

Me puse a pensar en que el ya había tendido otras novias anteriores, tal vez también les decía "mi amor", tal vez las quería, tal vez no. Pero al menos a mi me dejó entrar. Y ya me había contado que una novia anterior le había "roto el corazón", yo quería ser la sutura sobre su herida. Quería que formará parte de mi universo, quería que fuéramos infinidad, porque si no lo es, no existimos; después de tanto pensar, nos dormimos.

9:41 am.
Me levante bostezando y enseguida miré a un lado mío. Para mi sorpresa el ya no estaba. Miré a mi alrededor de la habitación y ya no estaba. Me senté en la cama si entiéndeme algo triste.
-Oye Regina aún no me voy.- escuche un susurro de su voz proveniente de mi lado izquierdo. Miré hacia la puerta del baño y el estaba ahí con las bermudas y la playera azul y sus 'toms' negros que traía el día anterior.
-¡Elliot!- sonreí.
-No hagas tanto ruido, tu mamá se dará cuenta.- me dijo. Me levanté enseguida de la cama y lo abracé. Traía una playera blanca, y andaba en calzones, da igual. La temperatura había subido hasta unos dieciséis grados centígrados-. No quiero que te vayas.
-Me tengo que ir, mi mamá empezará a hacerla de problema, ya sabes.- me dijo.
-No, no... Diles que iras a la biblioteca conmigo en busca de información, no sé. Pero no te vayas Elliot.-
-Trataré de quedarme, ¿está bien?- sonrío. Yo asentí con la cabeza, y justo cuando me iba a besar, me separé.
-¿Me vas a besar y aún no me lavo los dientes? Que asco- reí y me dirigí al baño.
-Te amo.-
-Yo también, pero deja me lavo los dientes y ya después nos besamos y continuamos nuestro momento romántico.-

Mientras me lavaba los dientes de repente el llegó por atrás y me abrazó, después me dio un beso en la mejilla, siguiendo a colocar su barbilla sobre mi hombro. Era algo como esas mamadas de "relationship goals", algo monótono de películas. Pero yo lo estaba viviendo, era romántico. Terminé y después me seque las manos. El ya se había separado de mí y estaba acostado en mi cama, con mi celular en sus manos, que la verdad no me molestaba. Me dirigí hacia él y me coloqué sobre él.
-¿Y ahora tú, que te traes?- dijo mientras dejaba el celular de lado.
-Para que dejara...- el sonido de la voz de mi madre acercándose rompió mi frase.
-No mames, Elliot vete al clóset.- le dije moviéndome de el hacia un costado de la cama.
El enseguida se levanto y se metió cuidadosamente al clóset. Yo me senté en la cama con mi celular, y mi mamá abrió la puerta.
-Cuidas a tus hermanos Regina, ya me voy.- dijo mi mamá.
-Si mamá, no hay problema- le sonreí.
Mi mamá cerró la puerta y al parecer se había ido. Justo cuando se fue Elliot abrió la puerta del clóset, pero los pasos de mi mamá acercándose de nuevo hizo que Elliot se metiera de nuevo en el clóset. Mi mamá abrió la puerta por segunda vez.
-Le haces de desayunar a tus hermanos.- dijo mi mamá.
-Esta bien.- le dije.
-¿Que te traes tu?- me dijo algo enojada. Temía que mis nervios se notaran.
-Nada.- le respondí.
-Mas te vale pinche chamaca, donde me entere que andas con tus travesuras vas a ver.- me dijo, y después cerro la puerta por segunda vez. Elliot salió del clóset.
Yo le sonreí diciéndole que todo estaba bien.

Un amor en prosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora