Capítulo 3.

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Después de haberle contado a Evelyn todo lo que siento por Elliot, sentí que podía respirar de nuevo, me quite un peso de encima diciendo todo eso. Y espero que me haya escuchado...

Viernes 5 de septiembre

20:15 horas.

Llevo dos días sin ir a la escuela porque me he sentido muy mal, me llevaron a urgencias y al parecer tengo una infección en el estómago, no era muy grave por lo visto. Esa tarde estaba recostada en mi cama viendo la televisión, con mi celular a un lado mío. Me estaba quedando dormida, ya que tenía un cansancio enorme; me había desvelado unas noches atrás estudiando para Química y Matemáticas. Cuando escucho el tono de mensaje en mi iPhone. Me levante a ver quien era y tenía un mensaje de Elliot:

--Hola, Regina, extrañe tu belleza en la escuela, ¿sabes?

Era raro que me hablara así a veces ya que no eramos novios, ni teníamos una relación, mas que solo amigos. Pero finalmente deje mi sueño y flojera a un lado, y desbloqueé mi celular para ver su mensaje.

--Hola, y creo que son patrañas.

Enseguida el me contesto:

--De verdad, extrañé apreciar tu belleza con mis ojos, y ver como el cabello te vuela con el viento.

--Te contaría pero es una historia larga...

--Bueno, y que te parece si voy a tu casa y me la cuentas.

No quería que viniera aunque la verdad lo había extrañado también, extrañaba la manera en que se perdía en mi mirada, extrañaba que me mirara fijamente, extrañaba que tomara mi cabello y lo colocara detrás de mi oreja, extrañaba ver sus labios rosados, extrañaba ver sus pestañas largas y cafés. Simplemente lo extrañaba. Me sentía tan mal que no me había levantado de la cama solo para ir al baño e ir a comer, literal, me sentía horrible, peor que mis cólicos menstruales.

--No quiero que sea una molestia para ti venir, no te preocupes.

--Ándale una hora nada más.

--Bueno esta bien.

No me quedo de otra mas que decirle que sí, porque me sentiría mal si le dijera que no. Me levanté de la cama y le dije a mi mamá que Elliot vendría a verme, dijo ella que estaba bien, pero que no se fuera tarde, y le respondí que nada más se quedaría una hora. Y cuando mi hermana Abril escucho esto dijo gritando "¡si!".

No tenía ni ganas de bañarme, pero como pude me metí a bañar, cuando termine me puse un short y unas sandalias, con una blusa de tirantes que no es ajustada, y me puse un top deportivo debajo de esta. Mi cuarto estaba hecho un desorden, aunque solo fuera por mi cama, y mi cesto de ropa esta hasta el tope, lo que hice fue separar la clase de ropa que era, y la metí a lavar.

Justamente cuando iba bajando las escaleras, escuche el timbre, deje el cesto de la ropa a un lado de la puerta del cuarto de lavar, casi debajo de las escaleras. Caminé hacia a puerta y al abrirla era el, vi sus ojos cafés, vi su cabello castaño claro, y sus labios rosados, y enseguida el sonrió, sonrió lleno de felicidad en sus ojos, lo pude notar. Y sonriendo me dijo "Hola":

-Hola- le dije sonriendo también -pasa- le dije abriendo la puerta y dejándolo pasar, enseguida mire su mano izquierda y tenía una bolsa de papel, creo que con pan dentro de ella.

-Te compré unas donas- se dirigió a la cocina que estaba a un costado de la sala principal, dejando la bolsa en la barra del desayunador.

-Gracias Elliot, no era necesario.

-Me dijeron que te gustaban, entonces quería hacerte al menos la noche feliz.

-Gracias- me dirigí hacia la cocina donde el estaba y tome un vaso con agua -¿Quieres agua?-

-No gracias-

Enseguida bajo mi hermana Abril y Chema a ver que comían, y como de costumbre se estaban peleando... Cuando vieron a Elliot solo so saludaron moviendo la mano.

Dejé mi vaso con agua en la barra del desayunador y le dije:

-Bueno espérame un rato, iba a poner la lavadora para lavar mi ropa.- caminé hacia el cesto de ropa y lo cargué.

Elliot corrió hacia mi y me quito delicadamente el cesto de las manos, cargándolo el. Y yo en forma de agradecimiento le sonreí diciéndole gracias. Cuando el me miraba, siempre procuraba mirarme a los ojos, creo que sabía que eso me ponía nerviosa, y yo siempre procuraba no mostrar lo nerviosa que estaba. Continuamos unos 15 pasos más hacia la puerta del cuarto de lavar y cuando entramos comencé a sacar la ropa del cesto que iba a meter a la lavadora, olvidando completamente mi ropa interior... hasta que el saco un brassier mío.

-¿Dónde dejo tu ropa interior?

Yo llena de vergüenza, le dije que en una cubeta... Entonces recordé que mi ropa interior estaría ahí... No supe que hacer.

-Sabes, te encontrarás con mi calzones ahí y mis brassieres también- me reí tratando de no revelar mi vergüenza.

-Bueno no es gran problema, pero si quieres hacerlo tu sola, lo aceptare- se rió conmigo.

-Bueno en realidad no es gran problema, tienes razón.

Cuando terminamos de separar la ropa, salimos y nos dirigimos hacia la sala, cada vez que yo lo volteaba a ver, miraba sus labios rosados que moría por besarlos, perderme en su beso, y que así pudiera entrar a su alma. Me desvié del camino de el, para ir por mi vaso que había dejado en la barra, y después me senté en el sillón con el. La distancia era normal para ser de amigos, pero el dolor de estómago volvió otra vez. Traté de que el no se diera cuenta de lo mal que estaba pero creo que lo noto desde que llegó.

-Ahora comprendo porque no fuiste la escuela.

-¿Por qué?- le dije tratando de disimular lo mal que me sentía, mordiendo mi labio.

-Creíste que no lo notaria, pero conozco tus miradas, y cuando muerdes tu labio estas nerviosa, y tu manera incluso de sentarte, si te sentaras en el mueble, no te quedarías sentada, tu te acostarías y prenderías la tele- me dijo con una mirada que me leía la mente.

-Pues es que no hay suficiente espacio...- y enseguida el alzó las cejas sonriendo -Bueno si, estoy enferma, ya, es lo que querías escuchar- le dije girando los ojos. Y después comenzamos a hablar de lo que me había pasado, y de lo que me había perdido estos últimos días.

-La verdad no quería que vinieras, porque siento que me voy a morir de lo mal que me siento, no quería ver a nadie, solo quería ver tus ojos cafés de nuevo, y tus labios rosados, quería que platicaras conmigo, y me dijeras palabras que juntas hacían una prosa...- después reaccione que lo había pensado fuera de mi mente, y quería que la tierra me tragara en ese momento. No me quedo de otra mas que decir perdón.

-Bueno, disculpa por pensar fuera de mi mente, es que es la verdad, y ahora se que lo estoy diciendo en voz alta, y tal vez es la primera vez que le declaro mis sentimientos a alguien porque no puedo seguir con esto, me asfixia, este amor me consume, y solo quiero...- suspire y cerré los ojos, ya que iba a decir y confesar que lo amo, pero el besó mis labios, ¡El beso mis labios! Era mi primer beso, y fue patético, vi pasar todos mis momentos con el, escuche sus prosas y poesías con metáforas en el oído. El me hizo morir en ese instante, y me hizo revivir en su alma, ahora era una parte de mi alma de el, y yo estaba en su alma. Y solo fue un beso de 5 segundos, que me tomo como sorpresa, mi estrés desapareció, mi dolor se fue, mis nervios caminaron hacia el horizonte hasta perderse. Puso sus frías manos con olor a cigarro en mi cara, y me besó con mas delicadeza, y yo solo lo besaba de vuelta. Pero no quería que se separa, quería seguir en su alma. Pero mi deseo no se cumplió, se separó de mi y me dijo "yo también, ya te abrí mi alma para que puedas ver mis sentimientos" y solo sonrió. Pero ¡Que carajos era eso! solo así un simple beso me mató y revivió en su alma, ¡que clase de hechizo me hizo!

Un amor en prosas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora