(Ross POV)
–¿Devine? –preguntó la voz aguda de la profesora de historia.
Levanté la mano, asintiendo. Rossie. No era un nombre que me gustase mucho, a decir verdad. May, mi mejor amiga, hablaba del chico que había llegado nuevo a clase:
–Es muy mono, y ¿te has fijado? tiene los ojos azules –yo pasaba olímpicamente de lo que May decía, porque los chicos no eran lo que más me interesaba, por decirlo de alguna manera. Y menos en aquel momento de confusión al que me gustaba llamar "adolescencia"–. Eh, ¿me escuchas? –se quejó mi amiga. Una sonrisa ladina se le formó en el rostro–. ¿Acabas de mirarle el culo?
–¿Qué? No –respondí. Y era cierto; el chico nuevo de clase no me atraía lo más mínimo.
–No, a Steve no –una risilla se le escapó, dirigiendo la mirada a una de nuestras compañeras–. A Bea.
Me quedé de piedra. Bien, quizá había echado un vistazo a sus pantalones, y por casualidad mis ojos se habían detenido en sus piernas, su cintura... Joder, Bea era la más guapa de clase. Era normal que me quedase mirándola, ¿no?
–Sólo me fijaba en sus pantalones –mentí.
Y es que algo me pasaba, y desde hacía ya bastante tiempo; no veía a las chicas como simples amigas. De hecho, ni siquiera yo sé de qué forma las veía, pero desde luego, de una mucho más intensa que a los chicos.
–Claro.
Ignoré el bufido de May y me centré en prestar atención a clase. Sin embrago, algo parecido a la culpa me estaba matando. May y yo éramos mejores amigas, así que quizá era hora de que le contase lo que me pasaba. A ver, no es que fuera la gran cosa, pero se merecía saber lo que estaba pasando en mi mente.
Al acabar la clase, May recogió sus cosas y se acercó al chico nuevo, Steve. Yo, ya que ella era la única amiga que tenía, la seguí.
–Si quieres te puedo enseñar el instituto, es muy grande...
Sonreí ante lo desesperada que se ponía a veces May ante los chicos con los que no tenía confianza. Pero vaya, Steve sí que debía interesarle para que se ofreciese a acompañarlo por todo el instituto. Hice una mueca al imaginarme lo aburrido que sería eso, y dirigí la mirada al chico. Para mi sorpresa, él también me estaba mirando.
–¿Por qué no me lo enseña tu amiga? –dijo un poco forzado, como si desease de verdad que yo lo ayudase en aquello.
–¿Yo?
–¿Ella? –replicó May, sorprendida.
Porque sí, ninguna nos imaginábamos que yo, la tímida y seria Rossie, interesaría a un chico más que ella, la atrevida y deslumbrante May. De acuerdo, quizá no era tan deslumbrante, pero a mí lado todo lo era.
–Eh, claro –accedí tras unos segundos en los que nadie dijo nada.
May sonrió de manera falsa, y me guiñó un ojo de forma nada discreta.
–Que os lo paséis bien. No me esperes a la salida –me indicó. No parecía molesta, más bien triste.
Él y yo nos quedamos solos en el aula. Pensé en decirle que se fuese y que ya se la enseñaría mañana, con la excusa de que el instituto cerraba por las tardes, al acabar las clases, y así me iría a casa con May y le explicaría que no me gustaba Steve antes de que se pusiera en modo "me has robado al chico".
–¿Rossie, no? –asentí, pensando más bien en cómo le explicaría a May que era lesbiana que en que él estaba realmente interesado por hablar conmigo–. Ya he visto el instituto –añadió.
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Bad Girls Don't Cry
Non-FictionPriss era una chica del montón, o al menos eso dicen los que la conocieron antes de que su mente diese una y mil vueltas. Puede que Priss fuese una chica más, pero eso es pasado; desde que Ross llegó, hay dos nuevas normas respecto a ella: 1...