Capítulo tres: Breve introducción a la nueva vida de Ross Devine

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   (Un año más tarde)

   Se podría decir que la vida de Rossie Devine cambió radicalmente tras su primer beso. Apenas acabó aquel curso, a los quince años, su padre decidió cambiarla a otro colegio de mucho más prestigio social. El Kelveys' Centre, un instituto para pijos trajeados que no bajaban del excelente, académicamente hablando.

   Tras aquella tarde con May en la que ambas confesaron su más preciado secreto, Rossie averiguó dos cosas: una, que nunca volvería a ser la misma chica asustadiza e indefensa; y, dos, que Ross le gustaba mucho más.

   Se acostumbró a salir con chicos en su instituto antiguo, sólo para sentirse como las demás chicas, y dejó de ser invisible. De vez en cuando también salía con chicas, aunque eso le costaba más: los chicos no implicaban nada serio; las chicas sí. Y no estaba preparada.

   El primer día de clases en el Kelveys' Centre le resultó aburridísimo. No podía saltarse las clases, como en su antiguo instituto, los profesores le llamaban la atención si no estaba atenta y los chicos y chicas a los que se acercaba no parecían tener ganas de divertirse.

   En menos de un mes, Ross se convirtió en <<la chica mala de Kelveys'>>. No hizo amigos, excepto un chico dos años mayor, Josh, que tampoco gustaba de estudiar y vivir aquella vida vacía. Sin saber cómo ni por qué, Ross comenzó a sentirse a gusto al imponer su autoridad sobre los demás: le gustaba apartar a los chicos para que le dejasen paso y callar de un gruñido a las chicas que siseaban cuando ella aparecía.

   Nunca le contó a Josh nada sobre su pasado, porque era algo que deseaba olvidar por completo. Ross dejó de ser Rossie hacía ya mucho tiempo: nada de ser tímida e invisible; ahora tenía una reputación que mantener.

   Su padre estaba contento con el cambio que había dado su hija, pues se la veía más viva y feliz que cuando iba a su interior instituto. Claro, que él no sospechaba que cuando le decía que se iba a 'dar una vuelta con las amigas' en realidad se iba a enrollar con algún chico.

   En definitiva, la vida de Ross parecía perfecta.

   Hasta que llegó Priss Simmon, una chica que deseaba pasar desapercibida, y casi lo consiguió. Casi, porque a Ross Devine no se le escapaba nada. Y menos una castaña adorable con la voz dulce.


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