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 Mire sus ojos y vi que brillaban, pero no de felicidad, ni en lo más mínimo, brillaban de tristeza, la misma tristeza que yo sentía en esos momentos.

-Los siento.-le dije apoyándome en la mesa, solo a unos cuantos centímetros de él- Siento ser tan estúpida.

-Oh, no Amanda, no, eso no es verdad, aquí el que se tendría que disculpar soy yo, Discúlpame por hacerte llorar.-dijo tocando mis mejillas, haciendo que mis lagrimas se borraran.

 Negué y cerré mis ojos.

-Yo fui la única que se lastimaba, por pensar y pensar... creo que ese es otro de mis defectos, pensar demasiado, haciendo que la vida se me complique un poco más.

-Tus defectos te hacen ser tu... dime Amanda ¿quien en esta vida no tiene defectos?-pregunto sonriéndome dulcemente, con sus ojos verdes llenos de lagrimas.

-No lo se-dije evitando su pregunta-, lo que se es que yo soy una de las personas con más defectos en esta vida.-dije bajando la mirada.

-Tus defectos son hermosos, ellos hicieron que yo me enamorara de ti.

  Negué con la cabeza.

-Te quiero porque eres tu; y siendo tu, es difícil no amarte.-me dijo muy lentamente, haciendo que las palabras que salían de su boca sonaran como poesía.

 Para ella, él era la noche. Para él, ella era la luna. Y aunque la vida los separaba, sus almas se encontraban en el mismo cielo.






Todo por ti -rdg-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora